Todo
heresiarca inicia su carrera desdibujando la Virgen María. Una vez
formulada su herejía, destruye su imagen, tal como hacen los
iconoclastas pentecostales, cuando arrojan su icono al suelo.
El
heresiarca Bergoglio, entre otras cosas, es un pentecostal, siempre y
cuando, la unidad con los pentecostales le otorgue algún poder, caso
contrario, será su enemigo.
EL
GRAN ESCOLLO. – Es la Sma.
Virgen María un escollo contra todas las herejías, y dado que quien
las manipula es Lucifer, este demonio no puede pasar por alto a quien
tanto daño le hizo.
La
Tradición, esa que los neomodernos ignoran porque voluntariamente se
volvieron necios, lo afirma abiertamente, en el
Responsorio que sigue a la lectura se canta durante el día 7 de
Octubre:
R.
Tú eres la gloria de Jerusalén, tú eres la alegría de Israel, tú
eres el honor de nuestro pueblo, tú has obrado virilmente:
*
Porque solo tú has destruido todas las herejías.
V.
Eres bella y graciosa, terrible como ejército ordenado en batalla.
R.
Porque solo tú has destruido todas las herejías.
EL
HERESIARCA. – Como
Bergoglio es un heresiarca, ataca siempre su figura. Ya desde 2013,
afirmaba que los mensajes de Nuestra Señora en las manifestaciones
marianas son una mundanidad.
Esto
sería lógico afirmarlo si se basara en los contenidos de los
mismos; pero no es así. Bergoglio nada sabe de contenidos, como
asimismo tampoco le interesa conocerlos. La mundanidad según sus
mismas afirmaciones, solo se basa por la forma que se transmiten.
Bergoglio siempre ha sido un cántaro hueco de ideas, adentro de su
cráneo puede colocarse de todo: judaísmo, pentecostalismo,
islamismo; es la virtud que ostenta este clericalismo moderno. Como
símbolo del clericalismo hueco de ideas, es el cardenalato que
elevó tontamente a la ocupada silla de Pedro, a un heresiarca.
Por
otra parte, si Bergoglio afirmase que los mensajes de las
manifestaciones marianas son mundanos por su contenido, el pobre
hombre se ve obligado a indicar un contenido mundano, cosa que nunca
hizo. Como no se encuentra una arista débil en el contenido, se
ataca la arista de las formas, y por consiguiente, son un vulgar
correo.
Si el
heresiarca juzga las formas, ¿qué deberíamos decir nosotros de sus
formas? Formas como la de introducir una estatua de Lutero en el
Vaticano, la de rehabilitar pecadores impenitentes y destruir
organizaciones católicas penitentes. ¿Qué correo hizo esto?
De
la abundancia del corazón, habla la lengua (Mateo 12,34); por
tal motivo de la lengua bergogliana conocemos lo que abunda en el
corazón, y de su vípera lengua, nada bueno obtenemos de la
Santísima Virgen María, sino todo lo opuesto.
UNA
MÁQUINA DE HABLAR. – El
Vaticano acaba de remover a Greg Burke y su equipo de prensa. El
miembro saliente afirma que existe abundancia de información, por la
cual se dificulta la tarea. Es que Bergoglio es una máquina de
pronunciar palabras y por lo que cuenta Burke, una situación
imposible de controlar.
Dentro
de este mundo de palabras, el heresiarca Bergoglio es suave con la
Virgen, no la ataca directamente, sino sutilmente.
MOVIENDO
LA LENGUA. – Vayamos a sus
declaraciones. A mi criterio, estas son las más importantes:
El
Evangelio no nos dice nada si ella dijo o no una palabra… Era
silenciosa,...
Si el
evangelio no dice nada, poco o nada sabemos, base por la cual, todas
sus posteriores afirmaciones no son otra cosa que sus subjetividades
sobre Ella. Afirma el heresiarca que era silenciosa. ¿Cómo lo sabe?
¿Quién se lo dijo? Subjetividad pura. Que los evangelios no hablen
mucho de Ella, no implica que sea silenciosa. De esta afirmación,
pasamos a la segunda subjetividad del heresiarca sobre la Inmaculada
Virgen María:
La
Virgen tiene defectos, así como la Iglesia,... (septiembre
2013).
Si la
Virgen tiene defectos, es que no fue concebida sin Pecado Original. Y
si tuvo defectos, ¿cómo lo sabe? ¿Quién se lo dijo? Subjetividad
pura. Por lo tanto destruyamos el dogma de la Inmaculada Concepción
por la ocurrencia de un parlanchín.
BERGOGLIO,
EL GNÓSTICO. – La
declaración anterior, podría ligarse con esta otra:
¡Y
ustedes me dirán: por supuesto! ¡Son la Virgen y san José! Sí,
pero no pensemos que fue fácil para ellos: no se nace santo, nos
convertirnos en santos, y esto vale también para ellos. (21
de diciembre de 2018)
¿Cómo
lo sabe? ¿Quién se lo dijo? Subjetividad pura. Además de obtener
otra negación sobre la Inmaculada Concepción, el heresiarca desnuda
su gnosticismo. Es curioso que quien ataca a los gnósticos, sea a su
vez un gigantesco gnóstico. La declaración deja volar el escenario
de su pensamiento pueril: al decir nos convertirnos en santos
dejamos expuesto, que lo hacemos solos y sin la ayuda de la Gracia.
Aquí no existe sinergia divina en Bergoglio, sino voluntad propia de
erigirse a sí mismo.
TEOLOGÍA
DE NOVELA. – Si la Teología clásica fue teocéntrica, cuando
llegó el desdichado Vaticano II comenzó a ser antropocéntrica;
ahora con el genio de Bergoglio pasará a ser relato de ciencia
ficción.
He
aquí una hermosa página de esta novela:
El
Evangelio no nos dice nada si ella dijo o no una palabra… Era
silenciosa, pero dentro su corazón, ¡cuántas cosas decía al
Señor! “Tú, aquel día —esto es lo que hemos leído— me has
dicho que serás grande; tú me has dicho que le habrías dado el
Trono de David, su padre, que habría reinado por siempre ¡y ahora
lo veo allí!”¡La Virgen era humana! Y quizás tenía ganas de
decir: “¡Mentira! ¡He sido engañada!”: Juan Pablo II decía
esto, hablando de la Virgen en aquel momento. Pero Ella, con el
silencio, ha cubierto el misterio que no comprendía y con este
silencio ha dejado que este misterio pudiese crecer y florecer en la
esperanza.” (Homilía en Santa Marta, 20 de diciembre de 2013)
MI
ANÁLISIS A LA NOVELA. – Nótese
la sutileza de su pensamiento destructor. Se introduce diciendo que
hablaba mucho por dentro y poco por fuera:
Era
silenciosa, pero dentro su corazón, ¡cuántas cosas decía al
Señor!
Pasa a
contraponer el reinado de Jesucristo, con su muerte:
«Tú,
aquel día —esto es lo que hemos leído— me has dicho que serás
grande; tú me has dicho que le habrías dado el Trono de David, su
padre, que habría reinado por siempre ¡y ahora lo veo allí!»
Nótese
la infamia. El heresiarca conjuga la subjetividad de su mente con la
escritura. Que el ángel le anunciara a Jesucristo, está en la
escritura:
...—esto
es lo que hemos leído—...
Pero
no está en la escritura lo que sigue, y por consiguiente, no lo
hemos leído:
«Tú,
aquel día me has dicho que serás grande; tú me has dicho que le
habrías dado el Trono de David, su padre, que habría reinado por
siempre ¡y ahora lo veo allí!»
Y como
en toda novela, surge la tesis:
¡La
Virgen era humana!
Tesis
errónea. Era humana pero no como las otras mujeres: humana no
contaminada por el pecado. Algo que el heresiarca nunca afirmará. Y
continúa la novela:
Y
quizás tenía ganas de decir: “¡Mentira! ¡He sido engañada!”
Y el
vacuo Bergoglio debe dar una cita para dar formato de veracidad a la
tesis de su novela:
Juan
Pablo II decía esto, hablando de la Virgen en aquel momento. Pero
Ella, con el silencio, ha cubierto el misterio que no comprendía y
con este silencio ha dejado que este misterio pudiese crecer y
florecer en la esperanza.” (Homilía en Santa Marta, 20 de
diciembre de 2013)
Cita
que no dice:
“¡Mentira!
¡He sido engañada!”
MÁS
FICCIÓN. – Como el cardenalato de este clericalismo, del cual
Bergoglio es su típica cabeza, tiene poco seso, dejó pasar la
novela; motivo por el cual el heresiarca volvió a la carga en 2015:
Muchas
veces pienso en la Virgen, cuando le dieron el cuerpo muerto de su
Hijo, tan destrozado, escupido, ensangrentado, sucio. ¿Qué hizo la
Virgen? ¿Lleváoslo? No, lo abrazó, lo acarició. Tampoco la Virgen
lo entendía. Porque, en aquel momento, se acordaría de lo que el
Ángel le había dicho: Será Rey, será grande, será profeta, y
dentro de sí, con aquel cuerpo −tan herido, que había sufrido
tanto antes de morir− en sus brazos, por dentro seguramente tendría
ganas de decir al Ángel: ¡Mentiroso! ¡Me has engañado! (Encuentro
con niños gravemente enfermos, 30 de mayo de 2015)
¿Cómo
lo sabe? ¿Quién se lo dijo? Subjetividad pura. Novela de ciencia
ficción.
Sigan
así cardenales, siempre en silencio...
Por
todo esto, contradigo a Greg Burke, el problema no es que hay mucha
información, sino una mala información, y esta nace de un cráneo
hueco, que se llena de un surrealismo religioso, basado en la oquedad
de un clericalismo fuera de contexto.
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