Calesita

miércoles, 9 de enero de 2019

El heresiarca y la Virgen


Todo heresiarca inicia su carrera desdibujando la Virgen María. Una vez formulada su herejía, destruye su imagen, tal como hacen los iconoclastas pentecostales, cuando arrojan su icono al suelo.
El heresiarca Bergoglio, entre otras cosas, es un pentecostal, siempre y cuando, la unidad con los pentecostales le otorgue algún poder, caso contrario, será su enemigo.
EL GRAN ESCOLLO. – Es la Sma. Virgen María un escollo contra todas las herejías, y dado que quien las manipula es Lucifer, este demonio no puede pasar por alto a quien tanto daño le hizo.
La Tradición, esa que los neomodernos ignoran porque voluntariamente se volvieron necios, lo afirma abiertamente, en el Responsorio que sigue a la lectura se canta durante el día 7 de Octubre:
R. Tú eres la gloria de Jerusalén, tú eres la alegría de Israel, tú eres el honor de nuestro pueblo, tú has obrado virilmente:
* Porque solo tú has destruido todas las herejías.
V. Eres bella y graciosa, terrible como ejército ordenado en batalla.
R. Porque solo tú has destruido todas las herejías.
EL HERESIARCA. – Como Bergoglio es un heresiarca, ataca siempre su figura. Ya desde 2013, afirmaba que los mensajes de Nuestra Señora en las manifestaciones marianas son una mundanidad.
Esto sería lógico afirmarlo si se basara en los contenidos de los mismos; pero no es así. Bergoglio nada sabe de contenidos, como asimismo tampoco le interesa conocerlos. La mundanidad según sus mismas afirmaciones, solo se basa por la forma que se transmiten. Bergoglio siempre ha sido un cántaro hueco de ideas, adentro de su cráneo puede colocarse de todo: judaísmo, pentecostalismo, islamismo; es la virtud que ostenta este clericalismo moderno. Como símbolo del clericalismo hueco de ideas, es el cardenalato que elevó tontamente a la ocupada silla de Pedro, a un heresiarca.
Por otra parte, si Bergoglio afirmase que los mensajes de las manifestaciones marianas son mundanos por su contenido, el pobre hombre se ve obligado a indicar un contenido mundano, cosa que nunca hizo. Como no se encuentra una arista débil en el contenido, se ataca la arista de las formas, y por consiguiente, son un vulgar correo.
Si el heresiarca juzga las formas, ¿qué deberíamos decir nosotros de sus formas? Formas como la de introducir una estatua de Lutero en el Vaticano, la de rehabilitar pecadores impenitentes y destruir organizaciones católicas penitentes. ¿Qué correo hizo esto?
De la abundancia del corazón, habla la lengua (Mateo 12,34); por tal motivo de la lengua bergogliana conocemos lo que abunda en el corazón, y de su vípera lengua, nada bueno obtenemos de la Santísima Virgen María, sino todo lo opuesto.
UNA MÁQUINA DE HABLAR. – El Vaticano acaba de remover a Greg Burke y su equipo de prensa. El miembro saliente afirma que existe abundancia de información, por la cual se dificulta la tarea. Es que Bergoglio es una máquina de pronunciar palabras y por lo que cuenta Burke, una situación imposible de controlar.
Dentro de este mundo de palabras, el heresiarca Bergoglio es suave con la Virgen, no la ataca directamente, sino sutilmente.
MOVIENDO LA LENGUA. – Vayamos a sus declaraciones. A mi criterio, estas son las más importantes:
El Evangelio no nos dice nada si ella dijo o no una palabra… Era silenciosa,...
Si el evangelio no dice nada, poco o nada sabemos, base por la cual, todas sus posteriores afirmaciones no son otra cosa que sus subjetividades sobre Ella. Afirma el heresiarca que era silenciosa. ¿Cómo lo sabe? ¿Quién se lo dijo? Subjetividad pura. Que los evangelios no hablen mucho de Ella, no implica que sea silenciosa. De esta afirmación, pasamos a la segunda subjetividad del heresiarca sobre la Inmaculada Virgen María:
La Virgen tiene defectos, así como la Iglesia,... (septiembre 2013).
Si la Virgen tiene defectos, es que no fue concebida sin Pecado Original. Y si tuvo defectos, ¿cómo lo sabe? ¿Quién se lo dijo? Subjetividad pura. Por lo tanto destruyamos el dogma de la Inmaculada Concepción por la ocurrencia de un parlanchín.
BERGOGLIO, EL GNÓSTICO. – La declaración anterior, podría ligarse con esta otra:
¡Y ustedes me dirán: por supuesto! ¡Son la Virgen y san José! Sí, pero no pensemos que fue fácil para ellos: no se nace santo, nos convertirnos en santos, y esto vale también para ellos. (21 de diciembre de 2018)
¿Cómo lo sabe? ¿Quién se lo dijo? Subjetividad pura. Además de obtener otra negación sobre la Inmaculada Concepción, el heresiarca desnuda su gnosticismo. Es curioso que quien ataca a los gnósticos, sea a su vez un gigantesco gnóstico. La declaración deja volar el escenario de su pensamiento pueril: al decir nos convertirnos en santos dejamos expuesto, que lo hacemos solos y sin la ayuda de la Gracia. Aquí no existe sinergia divina en Bergoglio, sino voluntad propia de erigirse a sí mismo.
TEOLOGÍA DE NOVELA. – Si la Teología clásica fue teocéntrica, cuando llegó el desdichado Vaticano II comenzó a ser antropocéntrica; ahora con el genio de Bergoglio pasará a ser relato de ciencia ficción.
He aquí una hermosa página de esta novela:
El Evangelio no nos dice nada si ella dijo o no una palabra… Era silenciosa, pero dentro su corazón, ¡cuántas cosas decía al Señor! “Tú, aquel día —esto es lo que hemos leído— me has dicho que serás grande; tú me has dicho que le habrías dado el Trono de David, su padre, que habría reinado por siempre ¡y ahora lo veo allí!”¡La Virgen era humana! Y quizás tenía ganas de decir: “¡Mentira! ¡He sido engañada!”: Juan Pablo II decía esto, hablando de la Virgen en aquel momento. Pero Ella, con el silencio, ha cubierto el misterio que no comprendía y con este silencio ha dejado que este misterio pudiese crecer y florecer en la esperanza.” (Homilía en Santa Marta, 20 de diciembre de 2013)
MI ANÁLISIS A LA NOVELA. – Nótese la sutileza de su pensamiento destructor. Se introduce diciendo que hablaba mucho por dentro y poco por fuera:
Era silenciosa, pero dentro su corazón, ¡cuántas cosas decía al Señor!
Pasa a contraponer el reinado de Jesucristo, con su muerte:
«Tú, aquel día —esto es lo que hemos leído— me has dicho que serás grande; tú me has dicho que le habrías dado el Trono de David, su padre, que habría reinado por siempre ¡y ahora lo veo allí!»
Nótese la infamia. El heresiarca conjuga la subjetividad de su mente con la escritura. Que el ángel le anunciara a Jesucristo, está en la escritura:
...—esto es lo que hemos leído—...
Pero no está en la escritura lo que sigue, y por consiguiente, no lo hemos leído:
«Tú, aquel día me has dicho que serás grande; tú me has dicho que le habrías dado el Trono de David, su padre, que habría reinado por siempre ¡y ahora lo veo allí!»
Y como en toda novela, surge la tesis:
¡La Virgen era humana!
Tesis errónea. Era humana pero no como las otras mujeres: humana no contaminada por el pecado. Algo que el heresiarca nunca afirmará. Y continúa la novela:
Y quizás tenía ganas de decir: “¡Mentira! ¡He sido engañada!”
Y el vacuo Bergoglio debe dar una cita para dar formato de veracidad a la tesis de su novela:
Juan Pablo II decía esto, hablando de la Virgen en aquel momento. Pero Ella, con el silencio, ha cubierto el misterio que no comprendía y con este silencio ha dejado que este misterio pudiese crecer y florecer en la esperanza.” (Homilía en Santa Marta, 20 de diciembre de 2013)
Cita que no dice:
¡Mentira! ¡He sido engañada!”
MÁS FICCIÓN. – Como el cardenalato de este clericalismo, del cual Bergoglio es su típica cabeza, tiene poco seso, dejó pasar la novela; motivo por el cual el heresiarca volvió a la carga en 2015:
Muchas veces pienso en la Virgen, cuando le dieron el cuerpo muerto de su Hijo, tan destrozado, escupido, ensangrentado, sucio. ¿Qué hizo la Virgen? ¿Lleváoslo? No, lo abrazó, lo acarició. Tampoco la Virgen lo entendía. Porque, en aquel momento, se acordaría de lo que el Ángel le había dicho: Será Rey, será grande, será profeta, y dentro de sí, con aquel cuerpo −tan herido, que había sufrido tanto antes de morir− en sus brazos, por dentro seguramente tendría ganas de decir al Ángel: ¡Mentiroso! ¡Me has engañado! (Encuentro con niños gravemente enfermos, 30 de mayo de 2015)
¿Cómo lo sabe? ¿Quién se lo dijo? Subjetividad pura. Novela de ciencia ficción.
Sigan así cardenales, siempre en silencio...
Por todo esto, contradigo a Greg Burke, el problema no es que hay mucha información, sino una mala información, y esta nace de un cráneo hueco, que se llena de un surrealismo religioso, basado en la oquedad de un clericalismo fuera de contexto.



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