La octava preparatoria para Navidad, se
inicia con el día 17 de diciembre, y la Tradición elaboró durante
este tiempo siete antífonas preparatorias, que reciben el nombre de
Mayores o Antífonas “O”.
El día 23 de diciembre se canta la
última de estas antífonas, O Emmanuel. Todas estas se entonan con el Cántico del Magnificat, concluyendo la Hora
de Vísperas.
Esta es la última de las antífonas mayores
de este tiempo de adviento, y con ella se llama al Emmanuel, al Dios con
nosotros.
Isaías es quien introduce este título
de Emmanuel:
El Señor mismo os dará señal: He
aquí que una virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y su nombre
será Emmanuel. (Isaías 7:14)
Pero es el Evangelio de San Mateo,
quien dará la explicación mesiánica a dicha profecía:
Todo lo cual se hizo en cumplimiento
de lo que pronunció el Señor por el profeta, que dice: Sepan que
una virgen concebirá y tendrá un hijo, a quien pondrán por nombre
Emmanuel, que traducido significa Dios con nosotros. (Mateo 1, 22
y 23)
Todo esto señala que una Virgen vuelve a
generar al Hijo del Padre en su seno, y este es el significado
profundo del Emmanuel.
Este es el texto de la antífona:
O Emmanuel * Rex et légifer noster,
exspectátio Géntium, et Salvátor eárum: veni ad salvándum nos
Dómine Deus noster.
Y dejamos nuestra traducción:
Oh Emmanuel, * Rey y legislador
nuestro, anhelo de las naciones y su salvador: ven y sálvanos.
No estamos ante una divinidad
que debe ser buscada por el hombre, como enseñan los esotéricos y
masones; sino ante un Dios que sale en busca del hombre. El hombre
humilde, es quien puede recibirlo; el esotérico, el soberbio se
halla incapacitado de hacerlo.
Esta antífona, rememora las
anteriores, donde Jesucristo aparece como Rey, como legislador en
el Adonai de la antífona segunda, como el esperado por las naciones
en la antífona sexta, como el Salvador quien está presente en todas
ellas. Digamos, que este Dios con nosotros, es el clímax, el
momento supremo de las seis antífonas anteriores, luego del cual
acaecerá el desenlace, y este es la respuesta divina, la cual está,
pero en forma oculta por medio de un acróstico.
Este acróstico se redacta a la inversa,
pues es Dios el que, como dijimos, sale en busca del hombre.
Si ordenamos las antífonas “O” en
orden inverso, obtendremos dicha respuesta divina:
O Emmanuel
O Rex Géntium
O Oriens
O Clavis David
O Radix Jesse
O Adonai
O
Sapientia
Esto
nos da la expresión latina, ERO CRAS, lo cual
traducido es Estaré Mañana
y mañana es nuestra Navidad, porque como se cantan en la Hora de Vísperas, de acuerdo a la Tradición, ya estamos en el día siguiente. Esto nos recuerda el final del
Apocalipsis:
Dice
el que testifica estas cosas: Sí, vengo pronto. Amén.
(22,20)
A
continuación, los monjes del Monasterio de Santa Magdalena en Barroux, quienes siguen el Rito Romano antiquor con toda su
belleza, hoy destruida por los neomodernos, cantarán esta antífona,
con el Cántico del Magnificat, mientras las campanas del monasterio
se lanzan al vuelo en la expectación de la última venida del
Emmanuel.
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