Con la última consagración al “Corazón Inmaculado de María”, Bergoglio realizó su obra maestra de ecumenismo, una “οἰκουμένη” al mejor estilo sincretista, llamada en su lenguaje propio, el “Poliedro”.
Para construir un poliedro, se necesitan unir los vértices de los distintos polígonos. Lo que ningún Papa hizo, Bergoglio lo hizo. Veamos sus vértices:
1. El vértice con la historia reciente. Sucede que para nuestro antipapa, la humanidad es desmemoriada: “Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado”… Tal como se ve la desmemoria es mucho mayor, ya que el jesuita se olvida de la historia anterior al siglo pasado. Su silencio sobre historia es siempre llamativo y a veces cuando se lo oye hablar de indigenismo, uno se percata que es un ignorante olímpico de toda materia histórica. Su desmemoria, acentuada ahora por la vejez y las dosis de vacunas que se inyectó, llega hasta lo cómico, pues no recuerda cuando ingresó Italia en la Primera Guerra Mundial (Cfr. en este sitio). Me imagino lo que debe recordar de la historia anterior. El pobre anciano ya no está ni para que le tomen un cuestionario de historia elemental. Por lo tanto, habla de la Historia, sin saber historia. Tan solo la menciona como un ser abstracto que engloba la humanidad. Esto es curioso, pues la Historia en su concepción, ha reemplazado a la teología, de la cual no sabe un ápice y lo manifiesta abiertamente al hablar.
Afirma nuestro “historiador” Bergoglio: “Madre, queremos acogerte ahora … en nuestra historia.” Significa que no se la había acogido. Esto nos lleva a reflexionar, que no es Dios el que interviene en la historia, sino que es el hombre el que le da permiso para intervenir.
2. El vértice con la política universal. Si el primer vértice es la historia contemporánea, la política juega un papel fundamental. Si la historia reemplaza la teología, la política reemplaza la historia; pero esta historia se reviste de universalismo, por consiguiente se ataca toda forma de nacionalismo:
“...nos hemos encerrado en intereses nacionalistas”.
Este monstruo bergogliano del nacionalismo, nos lleva a otro daño:
“Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones…”
Como la política sustituyó la historia, y la historia sustituyó la teología, ya no hay dogmas. Esto nos lleva a decir, que lo manifestado en esta mal llamada “consagración”, son opiniones personales que no solo pueden ser discutidas, sino hasta rebatidas con toda facilidad.
3. Ya no existe el Cristo Rey, lo que existe es el “Jesús, Príncipe de la paz”, mencionado en dos ocasiones. Al rey se lo bajó a príncipe. Indudablemente, otro es el rey ahora dentro de este Poliedro. Y si nos preguntamos quien es el rey, solo obtenemos una respuesta dentro del texto, el rey es el que se pone a la cabeza de la humanidad para consagrarla, es decir, el rey ahora es Bergoglio; pero este émulo de Luis XIV es un fantoche, pues detrás de su tapada soberbia, está el verdadero rey, el demonio.
Sin embargo surge una hermosa contradicción, pues Nuestra Señora sí es Reina, lo cual la eleva un peldaño más alto que su hijo. De allí se le dan tres títulos: “Reina del Rosario”, “Reina de la familia humana”, “Reina de la paz”. Esto no es casual, pues si ella es la ‘tierra del Cielo’, entonces forzosamente debe ser Reina. He aquí el verdadero motivo del título.
4. El deísmo universal: “Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas”. No hace ninguna mención del ateísmo reinante, pues como vemos, a Dios no se lo niega, sino que simplemente se lo olvida.
Vivimos según él de falsedades, no menciona ninguna.
Esta otra interpretación del evangelio de San Juan, “repíteselo otra vez a Dios, oh Madre,…” deja en evidencia que en este poliedro, la Santísima Trinidad no tiene cabida. Ahora interpretemos su pasaje con su propia mentalidad. La madre es en realidad la “tierra del Cielo” y se lo repite a Dios. Ahora vemos como está mucho más claro su pasaje.
5. El vértice de la Pachamama: “Tú, ‘tierra del Cielo’,…” La tierra del cielo es uno de los dominios del Pachademon. Tierra del Cielo es wemu mapu. (Cfr. en este sitio.)
6. El vértice de la moralina: “Nos hemos enfermado de avidez …” y “nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo”.
Cuando no existe teología, la moral se transforma en moralina, es decir, una conducta humana sin sustento metafísico; algo que puede brotar de las circunstancias. Esto se agrava, cuando la política sustituyó la teología.
Dante Alighieri ponía en el Infierno a los no comprometidos, luego de cruzar la puerta del mismo. Para el iletrado Bergoglio, son una causa grave, superior a los siete pecados capitales, de los cuales recuerda muy pocos y pensar que en su infancia se los hicieron estudiar de memoria.
7. El pacifismo a lo Mahatma Gandhi: Hemos preferido ..., alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas”.
8. El vértice de la fraternidad universal y beneficencia a lo masón:
“Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.” Porque olvidándonos de la Pachamama nos olvidamos ”que somos custodios de nuestro prójimo”.
9. El verde vértice ecológico: ...”olvidándonos de que somos custodios … de nuestra casa común. Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra”.
10. El vértice del misericordismo: “Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo.”
11. La unidad indistinta entre iglesia y humanidad: “Dios...ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad.” Como se puede apreciar, la iglesia es la humanidad o la humanidad es en realidad la iglesia y si Bergoglio es la cabeza de la iglesia, se desprende que es en realidad, la cabeza o rey de la humanidad.
12. El vértice del diálogo: “Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación”. Si ella es la “tierra del Cielo” debe obligatoriamente inspirar a la cabeza del género humano, que es Bergoglio, nuevos proyectos y por el diálogo, caminos de reconciliación. Lástima que nadie le hace caso.
13. El vértice arriano del Jesús solo hombre: “Tú que has tejido la humanidad de Jesús”.
Dejo de lado en la llamada “consagración”, los textos, que según el editor de este blog, al analizar el mismo, consideró agregados al original bergogliano.
Los ricos romanos acostumbraban edificar sus sepulcros al margen de sus empedrados caminos. Estas tumbas, que en la actualidad son la atención del turista, poseen epitafios, que ellos componían en vida, pues les gustaba diseñar lo que los futuros caminantes leyesen al pasar frente ellas. Bergoglio, acaba de escribir con su “consagración”, su propio epitafio para el camino de su mutante historia, pues en breve, este falso papado no dejará de ser otra tumba en el camino.
Tony Velázquez Ruiz
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