Elevar la piedad y dignificar el trabajo, fueron las metas que produjo una auténtica cultura. Ora et Labora no fue una inculturación, sino una originalidad , que dio origen a un motor del cual surgirá la futura Europa. Profundamente entrelazado con el monaquismo oriental, San Benito de Nursia estructurará la vida monástica en occidente.
EL CONTRASTE DE LA NUEVA JERUSALÉN. – El monje, es un ser que entre otras cosas, manifiesta el rechazo a una sociedad con sus ficticios valores, por los cuales vive y muere.
El monje es un ser que contrasta permanentemente la realidad del mundo tenebroso.
El monje es un ser, que todos los días enjuicia al mundo, enemigo de Dios y de sus seguidores.
Este contraste no se da en forma activa, sino en modo pasivo. Consiste en la paradoja de la potencia de la debilidad. Es el grito del silencio. Es la fuerza del que desprecia los medios.
LOS QUE SE MIRAN EL OMBLIGO. – Hoy día, el monje es un ser que muestra la mentira de una falsa autoridad que la tilda de autorreferente.
EL CONTRASTE DE LA NUEVA JERUSALÉN. – El monje, es un ser que entre otras cosas, manifiesta el rechazo a una sociedad con sus ficticios valores, por los cuales vive y muere.
El monje es un ser que contrasta permanentemente la realidad del mundo tenebroso.
El monje es un ser, que todos los días enjuicia al mundo, enemigo de Dios y de sus seguidores.
Este contraste no se da en forma activa, sino en modo pasivo. Consiste en la paradoja de la potencia de la debilidad. Es el grito del silencio. Es la fuerza del que desprecia los medios.
LOS QUE SE MIRAN EL OMBLIGO. – Hoy día, el monje es un ser que muestra la mentira de una falsa autoridad que la tilda de autorreferente.
¿Quién se mira el ombligo? ¿Es el que corre detrás de los medios y del afán para ser bien visto en sociedad?, o ¿la de aquel que desprecia todo esto mirando a Dios?
EL TRIUNFO DE LA PAX. – Las comunidades monacales serán el refugio y el germen seguro de la Pax cristiana. Como iconos de la futura Jerusalén, surgirán los monasterios que serán los generadores de trabajo, pues ocuparán a todas las familias que se asienten en su derredor. Así levantarán las nuevas ciudades, donde el monasterio estará en el centro y la aldea de familias en su contorno.
RUPTURA CON EL MUNDO CLÁSICO. – San Benito, en una era de profunda crisis, rompe con dos valores del mundo clásico: el otium y su negación, el negotium. El otium era el tiempo dedicado a la escritura, y al pensamiento. Dentro del negotium figuraba toda acción social, como la política, los pleitos, los procesos y el comercio.
Entre ambos, era el otium, la σχολή (skholé) griega, lo que se privilegiaba. Dichoso el hombre, que se alejaba en su villa, para darse a la σχολή (skholé) contemplativa. Beatus ille qui procul negotiis exclamaba el poeta lírico Horacio: Bienaventurado el que se aleja del negotium...
EL DESPRECIABLE TRABAJO. – Sin embargo algo era inferior a todo, el trabajo manual, aquel que se hace con herramientas. Su ídolo en la mitología griega era Hefestos, tan feo que desde niño fue arrojado del Olimpo, quedando el personaje no solo feo, sino lisiado y cojo. El mito no hace sino reflejar un sentir común, un espejo donde se miraba la sociedad. Ese trabajo manual con herramientas, esa ars mechanica, esa labor de esclavos, esa βαναυσία (banausía) debía ser arrojada del ideal olímpico, tal como lo hace Platón, afirmando que los herreros son calvos y enanos.
IR CONTRA LA CORRIENTE. – Analizando la época clásica, se nota la osadía de San Benito, en romper con estas categorías del pensamiento clásico, que él como estudiante romano conocía perfectamente, valor de ruptura que no hallamos en nuestros apocados y pusilánimes neomodernos.
Afirma San Pablo, que los sabios de este mundo por la ciencia no conocieron a Dios, por ello quiso Dios salvar a los que creen en la locura de su doctrina. Nada de inculturación existe en San Pablo, y para ser más claro, dice:
EL TRIUNFO DE LA PAX. – Las comunidades monacales serán el refugio y el germen seguro de la Pax cristiana. Como iconos de la futura Jerusalén, surgirán los monasterios que serán los generadores de trabajo, pues ocuparán a todas las familias que se asienten en su derredor. Así levantarán las nuevas ciudades, donde el monasterio estará en el centro y la aldea de familias en su contorno.
RUPTURA CON EL MUNDO CLÁSICO. – San Benito, en una era de profunda crisis, rompe con dos valores del mundo clásico: el otium y su negación, el negotium. El otium era el tiempo dedicado a la escritura, y al pensamiento. Dentro del negotium figuraba toda acción social, como la política, los pleitos, los procesos y el comercio.
Entre ambos, era el otium, la σχολή (skholé) griega, lo que se privilegiaba. Dichoso el hombre, que se alejaba en su villa, para darse a la σχολή (skholé) contemplativa. Beatus ille qui procul negotiis exclamaba el poeta lírico Horacio: Bienaventurado el que se aleja del negotium...
IR CONTRA LA CORRIENTE. – Analizando la época clásica, se nota la osadía de San Benito, en romper con estas categorías del pensamiento clásico, que él como estudiante romano conocía perfectamente, valor de ruptura que no hallamos en nuestros apocados y pusilánimes neomodernos.
Afirma San Pablo, que los sabios de este mundo por la ciencia no conocieron a Dios, por ello quiso Dios salvar a los que creen en la locura de su doctrina. Nada de inculturación existe en San Pablo, y para ser más claro, dice:
Porque los judíos piden milagros, los griegos buscan sabiduría, mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, locura para los gentiles.1
ORIGINALIDAD CRISTIANA. – El cristianismo es una originalidad única, tan original como su concepción divina. De allí, que el orden del nuevo mundo, es de por sí original, tan original como lo fue en el génesis antes del pecado del primer hombre. Dicha originalidad no admite inculturación sino contraste profundo y lógica ejecución, la cual nos lleva como hoy, al degüello, pues la inferioridad de los infieles es tan grande, que no saben de que otra forma responder, con un mundo que se les cae a pedazos, pedazos que ellos no saben reconstruir y no quieren que reconstruyamos.
Esta es la originalidad de San Benito de Nursia: Ora et Labora.
UN MUNDO TEOCÉNTRICO. – En el Ora, está la contemplación del viejo otium, pero fundamentado en la pietas. El otium ya no será antropológico, sino teocéntrico.
En el Labora, está la detestable ars mechanica, la βαναυσία (banausía), y está a la par de la contemplación hecha oración. Este es el choque que más llama la atención.
Cuando San Benito introduce el labor, se aleja del negotium, pues considera que la ocupación en la fatiga debe ser asumida; de la cual los latinos clásicos huían, pues era considerado trabajo servil. Desplazar el negotium del centro de la actividad humana, para introducir el labor, es una nueva concepción. El Labor es la respuesta a la obediencia cuya orden dictamina el Génesis:
Esta es la originalidad de San Benito de Nursia: Ora et Labora.
UN MUNDO TEOCÉNTRICO. – En el Ora, está la contemplación del viejo otium, pero fundamentado en la pietas. El otium ya no será antropológico, sino teocéntrico.
En el Labora, está la detestable ars mechanica, la βαναυσία (banausía), y está a la par de la contemplación hecha oración. Este es el choque que más llama la atención.
Cuando San Benito introduce el labor, se aleja del negotium, pues considera que la ocupación en la fatiga debe ser asumida; de la cual los latinos clásicos huían, pues era considerado trabajo servil. Desplazar el negotium del centro de la actividad humana, para introducir el labor, es una nueva concepción. El Labor es la respuesta a la obediencia cuya orden dictamina el Génesis:
Con trabajo (in laboribus) comerás de ella todo el tiempo de tu vida. 2
RUPTURA CON LAS CLASES MEDIEVALES. – Si esta originalidad rompía con los moldes clásicos, lo mismo hará con los moldes medievales, que se estructurarán en sus tres clases principales, los clérigos, la nobleza guerrera y los miserables agricultores. La Pax cristiana de los monasterios, unirá al orante, el clérigo, con el pobre campesino, en su Labor.
Esta es la Pax que cantará Fray Luis de León (1527-1591):
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!
EL OCIO INCONCEBIBLE. – Lo que no se concibe, tanto dentro de mundo clásico, como de la vida monástica es el ocio, como el no hacer nada. Por ello decían los clásicos:
El ocio, si no va acompañado del estudio, es la muerte y la sepultura en vida del hombre. 3
La ociosidad genera la inconstancia del espíritu.4
Los vicios de la ociosidad hay que combatirlos mediante la laboriosidad.
EL EQUILIBRIO DIARIO. – Sin embargo, lo original sigue su curso al estructurarse este Ora et Labora en la vida diaria, es aquí donde la concepción benedictina toma el equilibrio, pues la Pax cristiana, es esto, es ante todo un equilibrio interno. ¿Cómo se equilibra la contemplación con el ars mechanica y el descanso? ¿Cómo se equilibra tanto en invierno como en verano? Esto impone una división del día, en un fraccionamiento horario, donde teóricamente, se distinguen ocho horas dedicadas al Labor, ocho horas al Ora y ocho horas al descanso y restablecimiento corporal. Tal vez sea la ley de las tres ocho horas; pero la misma se verá equilibrada en el vitró de nuestra portada, donde en el círculo exterior hallamos la distribución de las horas de contemplación:
Maitines después de medianoche, Laudes antes de la salida del sol, Prima al salir el sol, Tertia por la mañana, Sexta al mediodía, Nona a la tarde, Vísperas a la caída del sol, y Completas antes de acostarse. En el centro del vitró observamos el trabajo servil, pues la copia de libros en la antigüedad clásica, era una labor de esclavos. Sin embargo, este trabajo de esclavos, que encorva al monje, está dentro de una iglesia con rasgos, por momentos románicos y en otros góticos. El Ora et Labora, forman una unidad existencial y artística.
Maitines después de medianoche, Laudes antes de la salida del sol, Prima al salir el sol, Tertia por la mañana, Sexta al mediodía, Nona a la tarde, Vísperas a la caída del sol, y Completas antes de acostarse. En el centro del vitró observamos el trabajo servil, pues la copia de libros en la antigüedad clásica, era una labor de esclavos. Sin embargo, este trabajo de esclavos, que encorva al monje, está dentro de una iglesia con rasgos, por momentos románicos y en otros góticos. El Ora et Labora, forman una unidad existencial y artística.
LA ACCIÓN MODERNA. – Hoy se vive en la modernidad, donde la acción, como el principio básico de la existencia, reemplazó todo el orden existente. No debe tomarse la acción moderna como el laborem, su concepto es otro. En la acción moderna podemos hallar tanto el negotium clásico como su oponente otium y para otros el oficio de revolucionario.
ROTURA DE LA PAX CRISTIANA. – De todos modos, el equilibrio de la Pax cristiana, ha sido roto, su primer demoledor, fue una civilización emanada de los iconoclastas protestantes. Así llegamos a la jornada laboral moderna, hoy reducida a ocho horas continuas, con excepción de breves interrupciones, y cuando el hombre moderno no está sujeto a este mundo laboral, prevalece el Circo, el entretenimiento, el homo ludens, y se lo llama feriado, donde algunos optimistas dicen que es un descanso. Como se puede comprobar, la contemplación, si no es el viejo Otium rentable, no existe, la pietas ha desaparecido, la ars mechanica se da a las personas que no lograron suficiente grado de cultura, y el negotium lo ejercen quienes dicen estar preparados para ello. Esto es en teoría, pues en la práctica una masa de excluidos, mira todo este panorama desde fuera, sin encontrar otra respuesta que no sea la protesta, llegando en algunos casos hasta la destrucción.
Este panorama no sería completo, si no añadimos lo que en la actualidad vemos en nuestro país a diario cuando se cortan las calles: el oficio de revolucionario pagado por el estado, bajo el manto de planes sociales; señalando la debilidad ideológica de un estado liberal en franca decadencia.
LOS TEÓLOGOS INCOMPETENTES. – A este mundo, se enfrentan los incompetentes con cargos jerárquicos, que dicen ser teólogos, para quienes el Labor ahora es Oratio. Sabemos, que San Juan Bosco invirtió el orden benedictino, con su Lavoro e Preghiera, pero el santo no hacía sino indicar que su vida se ordenaba en base al trabajo, no en base a la contemplación, la cual no descarta en absoluto; como tampoco enseñará que el trabajo es contemplación.
INFLUJO PANTEÍSTA. – Esta concepción, la de afirmar que el labor o la labor apostólica es la pietas, es propia de la nefasta influencia del panteísmo moderno, donde no existen límites de sexo, ni de países, ni de ideas, ni de concepciones, ergo tampoco existen límites entre contemplación y trabajo. Sería bueno, que estos intelectualoides con su teología encarnada en la nada jasídica, explicaran a los trabajadores, esos que soportan ocho horas seguidas de trabajo servil, que el trabajo es contemplación.
EL SELLO DE CASIODORO. – Sin embargo este Labor sufrirá una nueva impronta, al enfrentarse con los problemas de su civilización. Casiodoro (c.485-c.580) dará su tónica, y así lo relata en su historia el barcelonés Francisco Canals Vidal:
Este panorama no sería completo, si no añadimos lo que en la actualidad vemos en nuestro país a diario cuando se cortan las calles: el oficio de revolucionario pagado por el estado, bajo el manto de planes sociales; señalando la debilidad ideológica de un estado liberal en franca decadencia.
LOS TEÓLOGOS INCOMPETENTES. – A este mundo, se enfrentan los incompetentes con cargos jerárquicos, que dicen ser teólogos, para quienes el Labor ahora es Oratio. Sabemos, que San Juan Bosco invirtió el orden benedictino, con su Lavoro e Preghiera, pero el santo no hacía sino indicar que su vida se ordenaba en base al trabajo, no en base a la contemplación, la cual no descarta en absoluto; como tampoco enseñará que el trabajo es contemplación.
INFLUJO PANTEÍSTA. – Esta concepción, la de afirmar que el labor o la labor apostólica es la pietas, es propia de la nefasta influencia del panteísmo moderno, donde no existen límites de sexo, ni de países, ni de ideas, ni de concepciones, ergo tampoco existen límites entre contemplación y trabajo. Sería bueno, que estos intelectualoides con su teología encarnada en la nada jasídica, explicaran a los trabajadores, esos que soportan ocho horas seguidas de trabajo servil, que el trabajo es contemplación.
EL SELLO DE CASIODORO. – Sin embargo este Labor sufrirá una nueva impronta, al enfrentarse con los problemas de su civilización. Casiodoro (c.485-c.580) dará su tónica, y así lo relata en su historia el barcelonés Francisco Canals Vidal:
Hacia 540, el influyente estadista (Casiodoro) ya septuagenario se retiró a un monasterio dotado por él mismo en su patrimonio hereditario.
El monasterio de Vivarium sobre el golfo de Squilache, cuyo abad fue el propio Casiodoro, fue provisto de una inmensa biblioteca. Organizado, al parecer, según la regla de san Benito, la fundación de Casiodoro representa el injerto, por otra parte bien connatural a la espiritualidad del patriarca de los monjes de Occidente, del estudio y la conservación de la cultura como tarea preferente de la vida monacal.
Por este injerto en el árbol benedictino, durante siglos las bibliotecas y scriptoría monacales iban a ser el refugio casi único del mundo de la cultura, y a través de ellas se iba a transmitir el patrimonio clásico y patrístico de la cristiandad que había de nacer siglos después. 5
Por consiguiente, el monje, copiando libros en el centro de nuestro vitró, refleja el Labor que salvó las obras culturales del mundo antiguo clásico y de este modo, un Labor estructurado en la Pietas, dio al mundo presente el fruto del Otium de una época muerta.
CUESTIONANDO A LOS INCULTURADORES. – ¿Quién salvó las obras de la cultura clásica? ¿Acaso fue la inculturación? No, sabios neomodernos, fue una originalidad cristiana, que podría ser llamada, Ora et Labora.
CUESTIONANDO A LOS INCULTURADORES. – ¿Quién salvó las obras de la cultura clásica? ¿Acaso fue la inculturación? No, sabios neomodernos, fue una originalidad cristiana, que podría ser llamada, Ora et Labora.
EL ETERNO RETORNO. – De este modo, lo viejo regresa inevitablemente, cuando responde a la originalidad católica, a la Nueva Jerusalén.
Rod Dreher, católico pasado a los ortodoxos por causa de los escándalos sexuales de una jerarquía depravada, cree haber descubierto una estrategia para enfrentar la sociedad moderna o postmoderna. Algunos la llamaron la huida del mundo, lo cual no es real, es ante todo un contraste pasivo y potente contra el mundo del cual nadie huye. Esta ponencia tiene adeptos y fuertes críticas, pero es indudable que el libro dio en la tecla justa, de allí su éxito.
RUPTURA CON EL MUNDO MODERNO. – Hoy el Labora rompe el oficio de revolucionario y su oponente el Negotium liberal.
Hoy el Ora rompe con el homo ludens hecho Negotium, proponiendo una contemplación perdida y olvidada.
Lo siento jesuitas que militan en la vanguardia de la decadencia, nada hay que inventar, ni reinventar, y mucho menos ir a buscarlo al yoga; hoy lo viejo es más actual que cuando se hacía ayer. Tal como afirma Etienne Gilson al explicar la mística de San Bernardo:
«... intentar vivir íntegramente la Regla de San Benito, como ensayar vivir la de San Francisco, supone vivir la vida integral del Evangelio, y jamás habrá nada ni más raro, ni más original.» (La Teología Mística de San Bernardo. Cap. I.)
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1 1 Corintios 1,22 y 23.
2 Gén. 3,17.
3 Séneca, Epístola 86: «Otium sinne litteris, mors est, et uiui hominis sepultura»
4 Lucano, De bello civili, lib. IV, v. 704: Variam semper dant otia mentem.
5 F. Canals Vidal . Historia De La Filosofía Medieval. Cap III.
6 https://adolfoleoni.wordpress.com/2015/05/03/dopo-sette-secoli-a-santa-croce-celebrano-i-benedettini-da-lotario-e-imelda-a-tolkien/
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