En el
año 1962, los italianos estrenaban la película Tototruffa, donde
uno de los personajes, Totò, mostraba su gran habilidad para el
fraude que en Argentina llamamos, el “cuento del tío”.
Este
27 de octubre concluyó el rodaje de este film virtual,
Bergogliotruffa, donde un personaje, el porteño Bergoglio, cumplió la hazaña de "vender un buzón" a la iglesia universal. El buzón es la Pachamama.
En
toda truffa o fraude, existe un ladrón muy hablador y un
ingenuo que se cree todo el relato.
La
truffa de la Pachamama, estuvo tan bien relatada, que hasta Ojea se
la creyó. Eso sí, no me vengan con Pachamamas, Gretas y estas
idioteces del cambio de clima. Si quieren hacer el ridículo, nadie
se los prohíbe, pero no esperen que le lo tome con seriedad.
Después
de los últimos acontecimientos, solo nos resta decir que el
panteísta Bergoglio, no goza de buenos cabales. Si se rechaza el
hecho que el pobre porteño necesita un exorcismo, entonces debe ser
internado de urgencia en un hospital siquiátrico.
¿Por
qué digo esto?
Toda
el circo montado en Roma sobre la venta de la Pachamama es patético,
ingenuo y por momentos causa risas. Ver a un fraile de rodillas
inclinado ante los ídolos, ni San Francisco lo hubiese imaginado.
Tan inclinado se encuentra el poverello, que dan ganas de
patearle el trasero; después de todo, la noblesse oblige.
Y lo
que es patético por un momento, pasa a ser cómico en el otro. Nada
se detiene y cada día avanza un poco más, como en la tira cómica
de un periódico. Ahora los carabineros “afirman” que luego de
varios días, rescataron de las sucias aguas del Tíber a los ídolos
del “loco” Bergoglio. Pero a todo esto, quien compone la tira
cómica presenta un rasgo de exquisito surrealismo: una de las
pachamamas, se encogió por las pardas aguas del Tíber, donde su
tamaño se redujo a la mitad.
Parece
ser, que en la capital italiana no circulan estafadores que te hacen
la truffa o “el cuento del tío”, tal como lo
refleja el episodio de Totò, donde le vende la Fontana de Trevi a un
turista.
Tampoco
te estafan los taxistas, ni tampoco en la Plaza San Pedro pululan
pordioseras con falsas jorobas que se les caen cuando se toman a
bastonazos para impedir que una ingresa en el territorio de la otra.
¡Sí
señores! Los carabineros tienen mucho tiempo libre, y salen de
fishing. ¿Y dónde van a pescar? Al Tíber, hombre. ¿Y qué
pescan, truchas, bagres o mojarritas? Nada de eso, pescan pachamamas.
Viva el gobierno del presidente Mattarella, con su premier Conte y la
síndaco Raggi; todos personajes de esta historieta humorística que
silenciosamente dan el aval a la pesca de las pachamamas, sin
explicar por qué motivo se encongen tanto. Es que un análisis en
laboratorio es costoso. A esto se reduce lo que fue siempre un cuerpo
de elit como i carabinieri.
De
chico me contaron, que en una ocasión el presidente de la Coca-Cola,
había ofrecido a Pío XII una suma millonaria, si al final de la
Misa, el sacerdote en vez de decir Ite missa est, dijera:
“Tome Coca-cola”; mientras a su vez el monaguillo contestara en
vez de Deo gratias: “Bien helada”.
Lo que
era con Pío XII una ridiculez cómica, hoy con el “loco”
Bergoglio y García, en la diócesis de San Justo, es
una realidad.
Lástima
que la oferta hecha a Pío XII no se la hicieran al “loco”
Bergoglio, pues seguramente la tomaría con mucha seriedad y podría
sacar al Vaticano del cercano default, y el venezolano Edgar
Parra, podría darse el lujo de comprar más inmuebles en la paqueta
Londres.
Por su
parte Sarah, Schneider, Burke, Müller, coinciden en líneas
generales con una crítica acertada al “loco” Bergoglio; pero
todos cometen el mismo error madre: Bergoglio es Papa. Aquí radica
la raíz del mal. Buscan alumbrar, pero no lo consiguen en
profundidad, pues hasta que estos no se percaten que el “loco”
Bergoglio no es Papa, nada pueden hacer de positivo.
Buscan
alumbrar, y se lamentan que el “loco” Bergoglio confunda las
cosas, cuando en realidad ellos están profundamente confundidos y
dentro de en un túnel al que no le encuentran salida.
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