La oración enseñada y
meditada por Jesucristo, fue el Padrenuestro. Dice el traductor del
Prólogo del Eclesiástico o Sirach:
Al traducirlo, he puesto
todo el empeño posible. Si, a pesar de esto, les parece que no he
acertado en la traducción de algunas frases, deben disculparme.
Porque las cosas dichas en hebreo pierden mucho de su fuerza al ser
traducidas a otra lengua. Y esto es cierto no sólo en este caso:
también en la ley y los profetas, y en los otros libros, no es
pequeña la diferencia que se nota cuando se leen en el original.
No es pequeña la
diferencia, al traducir el Padrenuestro, y aquí la reflejaremos
con toda su discusión hasta el momento presente.
Algunos, como el traductor
del Sirach, ponen buena voluntad, otros ponen una traducción
perversa para que se acomode con su manera de pensar.
I
LAS DOS VERSIONES
CASTELLANAS
Inicio esto analizando
las dos versiones en nuestra lengua, copiando casi todo el artículo que publiqué en el 2015 y luego pasaré a las traducciones
sobre la sexta y séptima petición
Dice El País en su
edición del 26 de octubre de 1988:
El arzobispo de Toledo y
presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia, cardenal Marcelo
González Martín, presentó ayer a la Prensa el nuevo texto
unificado del ordinario de la misa para los 22 países de habla
española, durante un acto que se celebró en la sede de la
Conferencia Episcopal en Madrid. El nuevo texto entrará en vigor el
próximo 27 de noviembre en España. Durante la presentación, el
cardenal de Toledo señaló que no se trata de una reforma de la
misa, sino de unificar las expresiones para la parte fija del ritual,
como el canon, el padrenuestro y el credo.
LAS DOS VERSIONES. –
Presentamos entonces las dos versiones del Padrenuestro, la
tradicional y la reformada, subrayamos los cambios producidos:
- TradicionalReformadaPadre nuestro que estás en los Cielos,Padre nuestro que estás en el Cielo, (1)santificado sea tu nombre,santificado sea tu nombre,venga a nosotros tu Reino,venga a nosotros tu Reino,hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo.hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo, (2)El pan nuestro de cada día dánosle hoydanos hoy nuestro pan de cada día, (3)y perdónanos nuestras deudas,perdona nuestras ofensas, (4)así como nosotros perdonamos a nuestros deudores,como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,y no nos dejes caer en la tentación,y no nos dejes caer en la tentación,mas líbranos del mal. Amény líbranos del mal. Amén.
Análisis de los cambios
realizados:
(1) Aquí el plural
tradicional, no indica cantidad, si bien lo fue en un tiempo con
otra concepción del universo por parte del hombre. Lo que han hecho
es abandonar este plural enfático o poético y pasarlo a un singular
prosaico. Interpretamos que se busca adaptar la oración a la mente
moderna, una obsesión permanente dentro de ciertos prelados. En este
caso, el cambio suena intrascendente.
(2) Se abandona el
adverbio “así”, con el significado “de este modo”,
“de la misma manera”. Este adverbio indica que la voluntad
divina es una unidad, para toda la creación. El cambio denota
irreflexión o manipulación conceptual, pues ahora puede
interpretarse, que la voluntad divina no es única, sino que existen
dos distintas, una para el cielo y otra muy diversa para la tierra:
se ha roto su unidad intencionalmente.
(3) Aquí se cambió toda
la construcción y se eliminó el pronombre enclítico “le”,
referido al pan. No pongo objeciones a la eliminación del “le”
enclítico, parece de uso arcaico y no se observa manipulación en la
traducción del original griego: τόν ἄρτον ἡμῶν τόν
ἐπιούσιον δός ἡμῖν σήμερον.
(4) Aquí nos hallamos
con dos cambios:
a. El abandono del
enclítico “nos”, pues se está en la línea de abandonar
todos los enclíticos; pero el pronombre se halla presente tanto en
el original griego, como en la versión latina: καί ἄϕες
ἡμῖν – dimitti nobis. Debemos decir, que se
abandona el texto original, en virtud de una traducción libre e
intuitiva. Aquí no se debía suprimir el enclítico, si se deseaba
ser fiel al original; y sin enclítico, no existe modo de poderse
traducir.
b. El segundo cambio es
gravísimo. Se cambia totalmente el significado del sustantivo.
De una deuda, pasamos a tener una ofensa. Si usted tenía con Dios
una deuda que pagar, tranquilo, respire hondo, ahora ya no la debe,
tan solo ha sido una ofensa, la cual ya está perdonada... Esto se
llama, manipulación del texto, algo que ciertas sectas de
iconoclastas protestantes realizan a la perfección. Esta no es una
manipulación sutil, sino verdaderamente burda, llamativa y
malintencionada.
NEGANDO LA PURIFICACIÓN.
– ¿Qué se busca con ella? Varias cosas, entre ellas algo tan
simple como negar el estado de purificación de las almas, o como
decían los antiguos, el Purgatorio. Así es como se mueven estos
herejes en potencia, bien enquistados en el silencio, para no ser
notados. Al negar el purgatorio, se ha negado la purificación y se
ha negado la naturaleza misma del pecado.
NATURALEZA DEL PECADO. –
Sin pretender extenderme, pues para esto están los grandes
maestros y teólogos, digamos a vuelo de pájaro, que todo pecado
tiene implícito un daño, que genera la deuda; una ataque hacia el
mandato divino, pues rompe el orden natural por él creado y crea un
vínculo, una atadura con el pecado mismo. Al decir perdona nuestras
ofensas, tal vez nos arrepentimos de romper el orden natural de la
creación, pero no reparamos el daño, ni rompemos el vínculo. Por
otra parte, no siempre se puede reparar el daño cometido. Por
ejemplo, en un asesinato, el pecador puede arrepentirse, pero no
puede volver su víctima a la vida. Este daño, se lo debe pagar a
Dios mismo: es una feroz deuda contraída. ¿Cómo se paga? Una de
las formas, es perdonando el daño que nos hicieron, la otra es con
la debida penitencia.
Afirmaba el Catecismo de
San Pío X, en su punto 311:
– ¿Por qué nuestros
pecados se llaman deudas (en el padrenuestro) ?
– Nuestros pecados se
llaman deudas porque hemos de satisfacer por ellos a la divina
justicia en esta vida o en la otra.
EL SOFISMA:
DEUDA-PECADO-OFENSA. – El razonamiento efectuado, por nuestros
ilustres pensadores, es el siguiente:
– ¿Es una deuda el
pecado?
– Sí es una deuda.
– ¿Es una ofensa el
pecado?
– Sí es una ofensa.
Por lo tanto, la deuda es
una ofensa.
Pero sucede que una deuda no
es una ofensa. Aquí radica el error de este sofisma de nuestros
ilustres pensadores. El pecado es una ofensa en orden a la intención
del pecador de pretender romper el orden natural de la creación; y
el pecado es una deuda porque genera un daño que debemos pagar a la
justicia divina; pero de ningún modo, una deuda es igual a una
ofensa. Como decía el propietario de un inmueble:
– El inquilino del segundo
piso, es muy respetuoso y un gran amigo mío; pero me adeuda tres
meses...
EL MINIMALISMO. – ¿Cómo
quieren llamarle a este sofisma, ilustres teólogos de pacotilla,
evolución del dogma en orden al pecado?
Este es el padrenuestro
minimalista, aquel que reduce los conceptos al mínimo, y sobretodo
aquel que nos lleva a la herejía.
OPINIÓN DE LOS
ORIENTALES. – A este respecto, dejo como final, otra opinión,
la cual comparto. ¿Cómo vieron los ortodoxos esta reforma sobre el
punto (4) del padrenuestro? He aquí lo que dicen:
Después del Concilio
Vaticano II, la jerarquía católica española cambió el texto de la
oración del “Padrenuestro”, tradicional en España desde la Edad
Media, adoptando el que estaba en uso en América Latina.
El mismo Vicepresidente
de la Sagrada Congregación vaticana para la defensa de la Fe (Santo
Oficio) ha reconocido que el nuevo texto es desafortunado. He aquí
las razones que hacen de esta oración, en su recitación actual en
la Iglesia católica española, un falso texto que incluso puede ser
tachado de herejía verbal:
1 – Es una falsa
traducción de las palabras de Jesús que figuran en el original
griego de los Evangelios
El texto que reproduce
las palabras de Jesús (quien sabía bien lo que quería decir y
enseñar a decir a sus discípulos) es: καί
ἄφες ἡμῆν τὰ ὀφειλήματα ἡμῶν, ὡς
καί ἡμεῖς ἀφίκαμεν
τοῖς ὀφιλέταις ἡμῶν (y perdónanos nuestras
deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores). Traducir
ὀφειλήματα y ὀφιλέταις por “ofensas” y “a
los que ofendemos”, es un error craso además de demostración
de ignorancia de la lengua griega.
2 – Es una falsedad
que raya en la herejía si se quiere ser preciso en el dogma
El texto erróneo que hoy
se recita dice que Dios debe perdonar nuestras ofensas. Es decir que
nosotros ofendemos a Dios. Esto es una herejía. Dios no puede
ofenderse. Dios es inmutable en su infinita perfección y, si una
creatura pudiera ofenderle, se rebajaría a la altura de la creatura
misma y sería un ser mutable como lo somos nosotros que un día nos
ofendemos y luego nos desofendemos si el ofensor nos pide perdón.
Incluso en el orden humano, para que alguien pueda ofender a otro,
tiene que estar a su misma altura. Si un niño de tres años me dice:
“¡Qué malo eres!”, yo no me ofenderé. Si me lo dice mi jefe de
oficina o un amigo, sí que me ofenderé, porque éste está a mi
altura y me juzga mal. Por tanto, ofender a Dios es rebajarle a la
altura de la creatura y, por tanto, una herejía, condenada ya en los
primeros Concilios Ecuménicos. 1
Jesús, como he dicho,
sabía muy bien lo que quería enseñar a sus discípulos. Y dijo
“deudas”. ¿Porqué? Pues porque, por el hecho de ser creaturas
de Dios, absolutamente todo lo que tenemos se lo debemos a Él. “¿Qué
tienes que no lo hayas recibido?” pregunta San Pablo (1 Cor. 4,7).
Por tanto, nuestra primera relación con Dios es la de deudores.
Jesús lo declaró con la parábola de los talentos, que se halla en
el Evangelio según san Mateo, cap. 25, del versículo 14 al 30. Un
hombre rico, al ausentarse, confía unos talentos a sus servidores. Y
ya sabemos la historia. Todos los devuelven al regresar el Señor,
junto con los interesas que han producido, y reciben la recompensa,
excepto el último que no ha querido exponerse, es decir, no ha
querido asumir su deuda y es castigado.
Conclusión:
hagamos todo lo posible para que una oración tan fundamental como el
“Padre nuestro” en nuestra práctica cristiana no se desvirtúe y
falsifique por obra de la ignorancia y la incuria de los que deberían
velar por la ortodoxia de la fe.
3 – Falsa
justificación
Algunos a los que se ha
interpelado por causa de este error de traducción, dicen “es para
que la gente comprenda mejor que hay que perdonar al prójimo”.
Esta justificación es un
grave error. Primero porque falsea el texto original. Segundo porque,
por desinterés o por ignorancia, evita instruir a los fieles con la
verdad del Evangelio. La oración que Jesús nos enseñó dice
“deudas” y “deudores”. Magnífica ocasión para que el
sacerdote o catequista, en lugar de simplificar el concepto,
cambiando los términos por “ofensas” y por “a los que os
ofenden”, forme a los fieles con una lección de sana teología.
Que les explique que, como se ha dicho antes, todo lo hemos recibido
de Dios y se lo “debemos” y les haga ver también por qué no
podemos “ofender” a Dios, como también se ha dicho
anteriormente. Desgraciadamente, en la Iglesia latina reciente, se
advierte una tendencia a facilitar y simplificar los dogmas en su
exposición a los fieles, en lugar de aprovechar la ocasión de
darles una sólida formación teológica, haciéndoles comprender el
significado, la razón de ser y, si hace al caso, la historia, de
las afirmaciones dogmáticas de la fe cristiana. De esta manera
los creyentes de hoy no llegan a tener ni siquiera un barniz de
formación religiosa. ¿Cómo podrán dar testimonio a quienes
les pidan la razón de la esperanza que llevan en sus corazones? (1Pe
3,15). La razón de que muchos cristianos de hoy no hayan cortado con
la Iglesia es simplemente la “costumbre” heredada de sus padres.
Si el clero continúa a no dar solidez a la fe de sus fieles, está
sirviendo en bandeja a las generaciones futuras, el olvido de la
religión. La mera “costumbre” – y más en los tiempos que
corremos – no tiene raíces y no tardará en ser abandonada.
P. Archimandrita Juan
Sergio (Nadal), S J 2
ÉXITO TOTAL. – Sin
lugar a dudas, el éxito obtenido en esta reforma, ha sido único. Es
preciso reconocer que son muy hábiles en reformar, el problema se
les plantea, si podrán sostener esta reforma, y por cuanto tiempo;
pues la verdad, es como el corcho de una botella, siempre sale a
flote.
II
CUANDO
NO SE SABE (o no se quiere) TRADUCIR BIEN
Últimamente
la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) presentó su cambio en el
Padrenuestro. Ellos poseían una traducción del latín, en la sexta
petición que decía "non ci indurre in tentazione",
la cual tenía su origen del latín: “Et ne nos indúcas in
tentatiónem”, la cual traducida al castellano sería: “y no
nos induzcas en la tentación”.
Si
bien la discusión del cambio fue grande, en castellano, ya se poseía
una traducción semejante a la adoptada por la CEI y la tenemos en el
Catecismo de Pío X en su punto 313:
– ¿Qué
pedimos en la sexta petición: Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN?
– En
la sexta petición: Y no nos dejes caer en la tentación, pedimos a
Dios que nos libre de las tentaciones, o no permitiendo que seamos
tentados o dándonos gracia para no ser vencidos.
Para
resumir el problema, la CEI junto a Bergoglio, imaginó que Dios era
el que empujaba hacia la tentación.
Un
buen análisis del tema, lo podemos hallar en este link, donde Don
Silvio Barbaglia, docente de Exégesis bíblica en el Seminario de
“San Gaudenzio” en Novara plantea la cuestión y se pregunta:
¿Dónde está el problema, en los verbos o en los sustantivos?
Para
su exégesis, la cual analiza minuciosamente, el problema no está en
haber traducido mal los verbos, sino los sustantivos.
De
acuerdo con este análisis, cuestiona que el sustantivo griego
(«πειρασμός») sea traducido por tentación, cuando su
primer significado era de prueba, ensayo, experiencia. Esta
palabra...
...evoca
fatiga, sacrificio, dolor, sufrimiento, desafío y produce sobre la
persona probada un sentimiento de alejamiento, de repulsión y de
distancia (= la "prueba" aleja y se la quiere evitar)...
Para
arrojar más luz sobre el tema, el autor analiza un paralelismo con
este pasaje del Evangelio de San Mateo:
- Padrenuestro (Mat.6,13) Traducido literalmenteTentaciones en el desierto (Mat.4,1)Entonces fue llevado (ανηχθη ) (1) Jesús por el Espíritu (de Dios) al desierto para ser probado (πειρασθηναι) (2) por el diablo (διαβολου).
(1)
– Εισενεγκης
proviene de εἰσ-φέρω el cual está en Aoristo del modo
Subjuntivo de la Voz Activa, en 2da. persona singular. Ανηχθη
viene del verbo ἀνάγω y lo encontramos en indicativo aoristo
de la voz pasiva, 3ra. persona singular. Tanto ανηχθη como
εισενεγκης son sinónimos.
(2)
- πειρασμον es el sustantivo de la misma raíz de
πειρασθηναι que proviene del verbo πειράζω, aquí lo hallamos en aoristo del infinitivo de la voz pasiva. Por
lo tanto, ambas palabras conllevan el mismo significado de prueba, la
cual fue traducida por tentación.
(3)
πονηρου puede ser tomado tanto como como mal o como el
maligno, de allí que es sinónimo de διαβολου (el
diablo)
Este
análisis, hace que Don Silvio Barbaglia proponga esta traducción:
...e
non ci indurre nella prova ma liberaci dal Maligno. (...y no nos
induzcas en la prueba, antes bien líbranos del Maligno).
De más
está decir que en esta iglesia concreta, dominada por la mafia
lavanda, donde en su mayoría el que no es homosexual es ignorante,
esta traducción cae en el vacío absoluto. Más aún conociendo que
la tendencia, es a negar la existencia del demonio; tal como lo
explayó, “Bigotito” Abascal, el gran “papa negro”, quien
seguramente se reirá de todo este planteo, diciendo palabra más,
palabra menos, al salir de una sesión de meditación yoga:
– No sean ridículos, no ven que Jesús no tenía grabador cuando enseñó el
Padrenuestro.
__________________
1
Se hace necesario decir que en un sentido estricto, a Dios nunca se
lo ofende, como lo afirma el Salmo 58, Dios se ríe del pecador,
pues su ataque no lo alcanza. Aquí el archimandrita, toma la
posición del Salmo 58; pero puede verse la ofensa desde el ángulo
del pecador, que busca ofender a Dios, y este es el sentido que se
le da a la ofensa.
2
http://ortodoxia-digital.blogspot.com.ar/2014/09/a-proposito-del-texto-castellano-actual.html
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