El 7
de septiembre, más de un millón de polacos marchó hacia las
fronteras para formar un muro humano y allí rezar el Santo Rosario.
La consigna era Dios, Patria y Familia.
El
episodio fue silenciado por la Revolución Vaticana, la cual ve la
batalla de Lepanto con malos ojos, pues no se acomoda al objetivo
central que se persigue de “comunión universal”.
Junto
a la Revolución Vaticana, muchos medios periodísticos silenciaron
el episodio; pues si donde va el mundo, allí va Bergoglio, con más
razón, donde va Bergoglio va el mundo.
Lógicamente,
este es otro impacto sobre el rostro ya bastante golpeado de
Bergoglio.
Aquí
está lo que para algunos no pasó, ni pudo haber pasado:
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