Cuando
de olores se trata, este papado sumido ya de lleno en gruesos
errores, ha hecho mucho hincapié en los aromas o cierta calidad de
olores.
CON
OLOR A OVEJA. – Todo se inició con el pastor que tenía olor a
oveja. Eran los inicios, cuando un catolicismo plenamente dormido,
oía los primeros campanilleos de su despertador.
CON
OLOR A NAFTALINA. – Hoy, leemos el discurso de Bergoglio a los participantes del Encuentro promovido por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, realizado, este miércoles 11 de octubre y sentimos olor a naftalina:
La
Palabra de Dios no puede ser conservada en naftalina como si se
tratase de una vieja manta para protegernos de los parásitos”.
EL
TEOREMA DE PITÁGORAS APOLILLADO. – La cosa es seria, pues
luego de leer la cita, salí corriendo a buscar mi viejo Teorema de
Pitágoras que tengo archivado en la biblioteca, y con desesperación
comprobé que los parásitos se lo habían comido. ¿Pero qué se
habían comido? Repasé la demostración del teorema, y comprobé que
era la misma que estudié en otros tiempos, tan solo la hoja del
manual estaba apolillada.
Entonces
me pregunté, ¿cómo puede ser que al Teorema de Pitágoras no se lo
coman los parásitos, y sí le pueda suceder esta desgracia a la
Palabra de Dios que es eterna?
“DEJÁTE”
SORPRENDER. – He aquí algo bien bergogliano:
Se me
presenta el Espíritu Santo en forma de paloma y me dice:
– ¡Sorpresa!
Hay que adaptar el Teorema de Pitágoras a los desafíos y
perspectivas que se abren a la humanidad; por lo tanto ahora en un
triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa ya no es igual a
la suma de los cuadrados de los catetos.
EL
PROGRESO DOCTRINARIO. – De este modo, redacto un nuevo teorema
de Pitágoras, donde afirmo que la suma de los cuadrados de los
catetos no me da el cuadrado de la hipotenusa.
Así,
con alegría bergogliana, exulto de gozo, pues abrí nuevos
horizontes desde una geometría vieja y apolillada, hacia una nueva
geometría, y le digo a mi amigo arquitecto:
– El
Teorema de Pitágoras, ha progresado, che...
¡URGENTE!
– Esto es una necesidad de suma urgencia, si es posible llamen
a los bomberos, ¡la Palabra de Dios todavía no vio la Luz!
Orígenes,
San Basilio, San Juan Damasceno, San León Magno y el mismo San
Agustín junto con San Jerónimo, no vieron nada; pues dice
Bergoglio:
... la
novedad del Evangelio de Cristo que, encerrada en la Palabra de Dios,
no han venido todavía a la luz. 1
Por
favor, ¡traigan una partera urgente!
SUENA
LA ALARMA. – Si en el olor a oveja teníamos el despertador
sonando su campanilla de alarma, hoy con las declaraciones de
Bergoglio, las cuales se leyeron, es decir, no son improvisadas, sino
pensadas, hoy, con el olor de naftalina suena la alarma de herejía:
“Custodiar”
y “proseguir” es “lo que compete a la Iglesia por su
misma naturaleza, para que la verdad impresa en el anuncio del
Evangelio de parte de Jesús pueda alcanzar su plenitud hasta el
fin de los siglos”.
EL
NUEVO SAN PABLO. – San Pablo ordenó a Timoteo de guardar
(φυλαξαι) el depósito para aquel día, el día
final, el día de la omega (ω).
Lo hace tres veces: en 1 Timoteo 6,20; en 2 Timoteo 1,12; en 2
Timoteo 1,14. En ningún caso le ordena proseguir o mutar.
En
cambio Bergoglio, el novedoso San Pablo o Jesús II, le ordena
proseguir, hasta alcanzar la plenitud de los siglos.
NO
APRENDIÓ A INTERPRETAR. – Todo nace de la desastrosa
hermenéutica de Bergoglio, que en interpretar es un chapucero de
cuarta categoría. Indudablemente con este pensamiento, hace
referencia a Juan 16,13 que dice:
Cuando
viniere aquél, el Espíritu de verdad, os guiará hacia la verdad
completa, porque no hablará de sí mismo, sino que hablará lo que
oyere y os comunicará las cosas venideras.
Del
texto se desprenden dos temas:
El
Espíritu no trae doctrinas nuevas, sino lo que oyó del Verbo o
Logos de Dios,
En
segundo lugar comunicará las cosas venideras.
No afirma que progresa la doctrina, ni la muta, ni la
evoluciona. El sector de la Iglesia que hace esta acción rompió su
unidad con Jesucristo, y de allí pasa a ser herética, con más
razón si ha usurpado la silla de Pedro.
ESTA
ES LA BASE DE TODA HEREJÍA. – Lo más interesante, es lo que
dice San Agustín sobre este pasaje:
Todos
los herejes se valen de esta palabra para encubrir sus atrevidas
invenciones (aun las que más horror causan a la humana razón)
apoyándose en esta sentencia evangélica; como si sus sistemas se
hallaran comprendidos en aquello mismo que los discípulos no
pudieron entonces comprender y les hubiera inspirado el Espíritu
Santo aquello que el espíritu inmundo se avergüenza de enseñar y
predicar públicamente. Pero hay cosas malas que no puede soportar el
decoro humano, y otras buenas que no sabe comprender la limitada
razón del hombre. El mal es el que reside en los espíritus impuros
y el bien el que aparta a aquel de todo ser viviente. ¿Quién, pues,
de nosotros se atreverá a creerse de aquellos que comprenden las
cosas que otros no pueden alcanzar? Y, por tanto, ni aun de mí debe
esperarse que las diga. Pero alguno dirá: mas ahora hay muchos que
pueden oír lo que entonces Pedro no podía comprender. Así por
ejemplo, muchos pueden ser coronados por el martirio, especialmente
después de enviado el Espíritu Santo, lo que entonces, cuando el
Espíritu no había venido aún, Pedro no podía. Concedamos que
muchos puedan por esta razón, enviado ya el Espíritu Santo,
comprender lo que no pudieron los discípulos antes de la venida del
Espíritu Santo. ¿Acaso sabemos qué es lo que Jesucristo no quiso
decir? ¿Puede alguno de nosotros decir qué es lo que calló? Me
parece muy absurdo que el Señor no pudiera haber comunicado a los
discípulos aquellos altísimos misterios que hallamos luego en los
escritos apostólicos, así como es absurdo también que de haberlo
hecho el Señor, no quedara recogido en dichos escritos. …
¿Quién,
viviendo en carne mortal, puede comprender toda la verdad? Cuando
dice el Apóstol: "en parte sabemos" (1Co 13:9), pero es
porque el Espíritu Santo hace que lleguemos a la plenitud de su
conocimiento, de la que el mismo Apóstol dice: "Entonces cara a
cara"; no como en esta vida, sino hasta la perfección, según
el Señor nos prometió diciendo: "Pero cuando viniere el
Espíritu de verdad, os enseñará y os ilustrará en toda verdad".
De
cuya promesa sacamos en consecuencia que su plenitud nos está
reservada para la otra vida. Pero entre tanto el Espíritu Santo
enseña espiritualmente a los fieles cuanto cada uno es capaz de
comprender, y excita en sus corazones mayores deseos. 2
Si
como dice San Agustín, todos los herejes se basaron en este pasaje
de San Juan, Bergoglio, no puede ser menos para basar su relativismo
dogmático, declarado en conservar y proseguir, donde como buena
herejía, parte se conserva y parte se prosigue para
mutar. Herejía en fifty fifty.
LA
IDEA COMO POTENCIA. – Las ideas son potencias en la mente del
hombre y ejemplarismo en la concepción divina. Como potencias no
mutan, ni cambian, ni prosiguen, del mismo modo que el Teorema de
Pitágoras. Lo que se modifica, prosigue o actúa, es la procesión
que dicha idea propone. Un arquitecto, ingeniero o carpintero, puede
emplear o no, el Teorema de Pitágoras, para un puente, para un
edificio, o para calcular el material de un mueble. Si la idea es una
potencia, esta no muta, así como no muta el Teorema de Pitágoras.
LAS
IDEAS DIVINAS. – San Buenaventura decía que la idea en
Dios es un exemplar en cuanto la prevé, es verbo en
cuanto que la ha revelado, es arte en cuanto la ejecuta y
actúa, y por último es razón, pues la conduce a su fin
último.
Como
vemos el exemplar, ni evoluciona, ni muta, ni prosigue.
EL
“BALURDO” DE BERGOGLIO. – Ahora
aclaremos las confusiones de este pobre jesuita, caído en la
ignorancia:
1.
La Tradición es una procesión, ergo es algo vivo; pero la
doctrina que se transmite vive en Dios, es una potencia, es un verbo,
y si se afirma que vive en el hombre, se afirma indirectamente que no
vive en Dios:
… la
tradición es una realidad viva, y solo una visión parcial puede
pensar en el ‘depósito de la fe’ como algo estático.
2.
La Palabra de Dios me llega por Tradición, pero no es una
procesión, de allí que es estática y no dinámica en el
pensamiento por ser exemplar y verbo; pero actuante
en cuanto arte y razón. Lo que hace el Espíritu es
modificar su actuación, nunca modifica ni el exemplar, ni el
verbo, puesto que Dios no muta, y es estático. Una doctrina
que progresa, es mutante y devela un Dios imperfecto y veleidoso, de
allí este “balurdo”:
La
Palabra de Dios es una realidad dinámica, siempre viva, que progresa
y crece porque es atraída hacia un cumplimiento que los hombres no
pueden parar.
3.
Lo que progresa es la razón, no progresa el
exemplar ni el verbo, de allí que afirmar lo que
sigue, puede ser tomado como blasfemia al Espíritu Santo:
No
se puede conservar la doctrina sin progreso, ni puede estar ligada a
la lectura rígida e inmutable sin humillar la acción del Espíritu
Santo.
4.
El misterio goza de cuatro dimensiones (Cfr. Efesios 3,18):
amplitud (το πλατος), en cuanto al universo que
abarca; largura (το μηκος) en cuanto que define una
procesión; profundidad (το βαθος), en cuanto todo lo
que es en sí mismo; y altura (το υψος), en cuanto eleva
místicamente. No busque el progreso porque no se encuentra.
Sentimos
el olor a oveja cuando una campanilla del reloj marcó la hora de
despertarse; hoy sentimos el olor a naftalina, cuando suena la alarma
de herejía; yo siento tanto olor de azufre...
1
Es necesario y urgente que, frente a los nuevos desafíos y
perspectivas que se abren para la humanidad, la Iglesia pueda
expresar la novedad del Evangelio de Cristo que, encerrada en la
Palabra de Dios, no han venido todavía a la luz. Bergoglio
dixit.
2
Catena Aurea: San Agustín, in Ioannem, tract., 97.
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