Tony.— Ciao Luigi, hace tiempo que no hablamos por teléfono.
Luigi.— Ciao Tony. Así es.
Tony.— ¿Cómo está el tiempo en Roma?
Luigi.— Tenemos esta mañana 5 grados con un bel sole, al mezzogiorno estará en 13 grados.
Tony.— ¿Qué tenés para contar?
Luigi.— Algo importante.
Tony.— ¿Qué es?
Luigi.— El domingo 29 de enero, nos reunimos por la mañana en la Basílica de Santa Cecilia, en el Transtevere.
Tony.— ¿Quienes se reunieron?
Luigi.— Nos citamos por las redes sociales.
Tony.— ¿Cuántos eran?
Luigi.— No los conté, pero en el Acta figuran cuarenta firmas.
Tony.— ¿Se reunieron dentro de la Basílica?
Luigi.— No, salimos afuera, después de la Misa. Allí hay mucho espacio abierto. Estuvimos en la fuente donde está la cratera gigante. Me subí sobre el borde y les dije, en síntesis más o menos esto:
«Católicos de Roma. Como todos saben, hace un mes, Benedicto XVI, nuestro Papa ha fallecido. Los cardenales no se molestaron en elegir un sucesor. Después de diez años, todos conocen bien que Francisco es un fraude y un emisario de la masonería. Por lo tanto propongo elegir el sucesor de Benedicto XVI. Levanten la mano los que están de acuerdo.»
La aprobación fue unánime. Entonces propuse que den nombres de candidatos. Uno dio el nombre de Monseñor Viganò, pues ya lo habían elegido Papa los obispos del patriarcado católico bizantino. Lo pusimos a votación, y nuevamente la elección fue unánime. Entonces uno gritó, —Evviva il Papa—, y todos aplaudieron. Se levantó un acta de la asamblea con la firma de cada uno, y todos nos fuimos muy contentos a casa per far il pranzo.
Tony.— O sea para almorzar. Me dejás perplejo. ¿No sabías que el ermitaño Alexis Bugnolo hizo también una elección papal para reelegir a Bergoglio?
Luigi.— Mirá Tony, con los locos yo no hablo, para eso están los médicos. El pobre sufre de megalomanía y hace todo a lo grande. Nosotros somos más simples y efectivos.
Tony.— Entonces, de acuerdo a esto, tenemos dos papas, Viganò y Francisco.
Luigi.— Nada de eso. La elección que vale es la primera y fue la nuestra, la del loco Bugnolo vino después sin que él se diera cuenta, porque el pobre, cada día ve menos.
Tony.— ¿Y cómo se arregla esto?
Luigi.— Muy simple, que él que presente el acta de la elección, con fecha y firmas de los presentes, y yo presento la mía. Así vemos quien tiene razón. Y otra cosa, que presente cuánto fue lo que recaudó para reelegir a Bergoglio. Nombre, apellido y donación realizada.
Tony.— Pero y esto ¿por qué motivo?
Luigi.— Porque por acá se dice que lo compraron.
Tony.— ¡Nooo...!
Luigi.— Tony, te dejo porque tengo que salir a trabajar, yo no vivo de limosnas, cualquier cosa nos llamamos.
Tony.— De acuerdo Luigi. Arrivederci.
Luigi.— Ci sentiamo.
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