Cuando oremos, no debemos caer en las tinieblas de la falsa iglesia de pederastas, que manipulan todo para verse justificados de algún modo.
Esto es lo acontecido con la así llamada Oración de Fátima. La misma, de acuerdo al escrito de la auténtica Sor Lucía, Nuestra Señora pidió que se rezara tras cada Misterio del Rosario.
Como la oración se dio en portugués, se hicieron distintas traducciones. Veamos algunas:
1. ¡Oh Jesús mío, perdona nuestras pecados! ¡Sálvanos de los fuegos del infierno! Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas.
2. Jesús mío, perdona nuestros pecados. ¡Sálvanos de los fuegos del infierno! Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
3. Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados! ¡Sálvanos de los fuegos del infierno! Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a aquellas almas del Purgatorio que son las más olvidadas.
4. Jesús mío, perdona nuestras culpas. ¡Sálvanos del fuego del infierno! Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Estas versiones poseen estos errores que se les pude adjudicar:
1 ... perdona nuestros pecados...
Si se pide el perdón de los pecados en general, se debe recordar que el mismo se hace en el sacramento de la confesión y no tiene sentido pedirlo luego de cada misterio. El Santo Rosario no es un sacramento de perdón. De allí aparece una versión que corrige este disparate:
...perdona nuestras culpas...
Esto es mucho más lógico, pues luego del perdón de los pecados, quedan las culpas que se borran con la penitencia y una vida santa.
2. ¡Sálvanos de los fuegos del infierno!
Este error, o se lo toma como un plural expresivo, lo cual puede ser pasable, pero lleva a confusión; o se lo toma como un plural donde existen muchos fuegos en el infierno, el cual es uno solo.
3. Lleva a todas las almas al cielo...
¿Acaso estamos hablando de la apocatástasis, el error que indujo a los cristianos platónicos a considerar una salvación universal ?
En portugués no existe problema de confusión, pues el término “alminhas” significa las almas benditas, es decir, aquellas que permanecen en el purgatorio, no emplea el término genérico de “almas”.
4 ...especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Aquí aparece algo que no figura en el original. Algo típico de la iglesia bergogliana, una misericordia que borra todo, aún sin arrepentimiento.
Todas estas versiones, ¿son un problema de traducción o son un problema de manipulación realizada por la jerarquía neomoderna?
Para responder esta pregunta, vayamos a la versión original, sacada del manuscrito de la auténtica Sor Lucía:
"O meu Jesus, perdonai-nos e livrai-nos do fogo do infierno. Levai as alminhas todas para o Ceu, prinsipalmente aquelas que mais precisarem".
Literalmente traducido dice:
Oh Jesús mío, perdónanos y líbranos del fuego del infierno. Lleva a todas las almas (del purgatorio) para el cielo, principalmente aquellas que más lo necesitan.
La oración tiene dos partes.
En la primera se piden dos cosas: el perdón de las culpas para verse libre del fuego.
El purgatorio posee distintos estados, de acuerdo a la purificación de cada pecador. Algunos están en el fuego y otros no. Dicho fuego del infierno, es el mismo fuego del purgatorio. Por lo tanto, cuando se pide verse libre de dicho fuego, se pide una clemencia por los pecados hechos, y no ser arrojados a la parte profunda del purgatorio, donde hallamos el fuego.
Esto cobra sentido con la segunda parte de la oración, donde se pide por las almas que permanecen en el purgatorio y se encuentran olvidadas, de modo que nadie reza por ellas. La oración busca que las mismas sean elevadas a una pena menor, sin fuego, y así poder llegar hasta el paraíso. Es el purgatorio que Dante Alighieri concibió como una montaña donde las almas ascienden hacia el cielo en distintos estados de purificación.
Por tanto, se debe tener presente los dos sujetos de la jaculatoria. El primero somos “nosotros”, que buscamos el perdón y la liberación; el segundo son “las almas del purgatorio” que deben aliviar sus penas; no son los pecadores que por arte de la misericordia divina son llevados al cielo.
El fuego del infierno es el objeto que une las dos partes de la oración, primero vernos libres del mismo, segundo librar las almas que lo padecen.
Gilberto F. Santos, quien fue testigo de las apariciones, en su libro “Os grandes fenómenos da Cova da Iria” en su página 85, afirma que vio a Lucía que luego de cada misterio del Rosario, recitaba esta “jaculatoria”:
"Oh Jesús mío, perdónanos y líbranos del fuego del Infierno. Alivia las almas del purgatorio, principalmente las más abandonadas.”
Entiendo que esta debería ser la Oración o Jaculatoria mejor expresada y traducida, sin caer en la apocatástasis, tan deseada por esta generación, donde algunos dicen ser castos, cuando en realidad son viles pederastas.
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