Esta
tercera teoría se deduce de las opiniones informales del Profesor Roberto De
Mattei. Su declaración completa puede leerse en este sitio--->.
III.
La teoría de la espera política
De
Mattei en su declaración, presenta tres caras:
1.
Está de acuerdo en algunos puntos con la opinión quietista de
Schneider, criticando el resto de su opinión.
2.
Afirma que sigue los conceptos de Arnaldo Xavier da Silveira.
3.
Reivindica la posición de Schneider por ser en este momento una
alternativa política válida.
Veamos
sus declaraciones.
De
Mattei está de acuerdo con la posición quietista:
1.
Para empezar, estoy totalmente de acuerdo con monseñor Schneider
cuando admite la posibilidad de que un pontífice pueda difundir
errores doctrinales o herejías, aunque jamás lo haga ex cathedra.
La hipótesis del papa herético no sólo está sustentada por casi
todos los teólogos y canonistas, sino que es también un hecho
histórico que se dio, por ejemplo, con el papa Honorio, y que puede
trágicamente repetirse.
2.
Otro aspecto que aclara bien monseñor Schneider a la luz de las
enseñanzas de la Iglesia es la postura que se debe adoptar cuando un
pontífice incurre en herejía: «Al lidiar con el trágico caso de
un Papa herético, todos los miembros de la Iglesia, comenzando con
los obispos, hasta los simples fieles, tienen que usar todos los
medios legítimos, como las correcciones privadas y públicas del
Papa errante, constantes y ardientes oraciones y profesiones públicas
de la verdad para que la Sede apostólica pueda nuevamente profesar
con claridad las verdades divinas, que el Señor confió a Pedro y a
todos sus sucesores».
Luego
constata con lógica que la teoría de Schneider es insuficiente:
1.
No basta con rezar en silencio como si no hubiera pasado nada.
2.
Hay que resistir y reaccionar. Y la mejor manera de hacerlo es la
corrección fraterna, que corresponde principalmente a los obispos y
cardenales, pero que también pueden hacer llegar al Sumo Pontífice
los simples laicos, como se hizo con la Correctio filialis. «En este
tema el factor numérico no es decisivo. Es suficiente que incluso un
par de obispos proclamen la integridad de la fe y corrijan así los
errores de un Papa herético.
Por
último, contradice la opinión quietista:
Esta
afirmación me deja algo perplejo: «Un Papa no puede ser depuesto en
ninguna forma y por cualquier razón, ni siquiera por herejía».
Monseñor Schneider niega la posibilidad de que un pontífice sea
depuesto, si bien reconoce que dicha tesis ha sido expresada por
grandes canonistas y teólogos, como el cardenal Cayetano y San
Roberto Belarmino, que son partidarios de ella.
En
la segunda cara se declara partidario de la opinión de Arnaldo
Xavier da Silveira, a quien
hemos expuesto en la entrada anterior.
1.
La postura que a mi juicio es más convincente es la del
recientemente fallecido teólogo brasileño Arnaldo Xavier da
Silveira, la cual resume en el capítulo VII de su libro Hipótesis teológica de un papa herético (Solfanelli, Chieti 2016). Arnaldo da
Xilveira sostiene que existe una profunda incompatibilidad entre la
herejía y la jurisdicción eclesiástica.
2.
Ahora bien, la pérdida del cargo no es automática. Teniendo
en cuenta que por la Iglesia una sociedad visible sus actos oficiales
deben ser igualmente visibles, el Papa hereje sigue siendo pontífice
hasta que se manifieste plena y abiertamente su herejía. San Roberto
Belarmino enseña que el papa hereje deja de ser papa cuando se hace
patente su herejía. Esto debe entenderse como una manifestación
plena, es decir, cuando la herejía se impone obligando a la sana
pars de la Iglesia Católica.
3.
Si un sector de los católicos considera dudosa o insuficiente dicha
manifestación, ello se debe a que la manifestación no es plena o a
que no constituyen la parte sana del catolicismo. En ese caso será
inevitable el choque, y todo dependerá del sensus fidei de los
católicos y de los movimientos de la gracia. En tanto que sea
tolerado y aceptado por la Iglesia universal, el hereje será
legítimo papa, y en principio sus actos serán válidos.
4.
La pérdida del pontificado no será, por tanto, consecuencia de
haber sido depuesto por nadie, sino un acto del propio pontífice,
que al convertirse en hereje formal y notorio se habrá excluido a sí
mismo de la Iglesia visible, renunciando con ello tácitamente al
pontificado.
En
la tercera cara, opina que la posición de Schneider, es
políticamente válida en estos momentos:
1.
...la postura de monseñor Schneider me parece relativamente
aceptable en este momento, a fin de evitar el criptosedevacantismo al
que tienden algunos tradicionalistas.
2.
En cuanto a este punto, mi postura coincide con la de monseñor
Schneider, no a nivel de tesis sino a nivel práctico.
3.
Me parece que los errores o herejías del papa Francisco, aunque los
profese públicamente, no conllevan la pérdida del cargo, ya que no
son conocidos y manifiestos para todos los católicos.
4.
Muchos de ellos siguen interpretando pro bono las palabras y actos de
Francisco sin percibir malicia alguna. No se puede decir que la
pérdida de fe del Papa sea evidente y manifiesta.
5.
Cuando San Roberto Belarmino y el cardenal Cayetano escribieron sus
libros la sociedad era plenamente católica, el sensus fidei estaba
desarrollado y era muy fácil percibir la herejía en un sacerdote,
un obispo o incluso un papa. Hoy en día la gran mayoría de los
bautizados, los sacerdotes, los obispos e incluso el Papa están
inmersos en la herejía y son muy pocos los que pueden reconocer la
verdadera fe. Por eso, las correctas indicaciones de los grandes
teólogos clásicos son difíciles de seguir en la práctica. El
célebre canonista Francisco Javier Wenz establece una distinción
importante en su Jus Decretalium (tomo VI, 1913, pp. 19-23) entre
delitos públicos y notorios. Publicum no equivale a notorio:
«Publicum est vocabulum genericum quod sub se complectitur notorium,
manifestum et public simpliciter” (p. 21). Un delito es público
cuando está difundido pero no todo el mundo lo entiende como delito.
En cambio, notorio quiere decir que es conocido de todos: “Los
hechos notorios no tienen necesidad de prueba » (can. 1747, 1).
6.
En mi opinión, la promoción y difusión de herejía por parte de
Francisco es pública, pero no es notoria en el sentido canónico del
término. Por esta razón, debemos reconocerlo como Jefe Supremo de
la Iglesia Católica.
7.
Para mí, no es factible deponerlo; no en tesis, sino en este
momento concreto de la historia. Eso sí, todo podría cambiar de
un día para otro. En este sentido, yo también, como monseñor
Schneider, confío en la Divina Providencia pero sin excluir posible
situaciones futuras como la de un papa hereje que deje de ser papa.
***
Crítica
y comentario a su teoría
Por lo
expuesto en su tercera cara, hemos llamado a esta postura: “La
espera política”.
De
Mattei entró en el laberinto de la casuística, al que nos lleva de
la mano, la posición de Arnaldo da Silveira. Este laberinto, inhibe y
paraliza. Nadie sabe como se entra y ni el mismo demonio sabe como se
sale. El mismo laberinto al que llevó Bergoglio con los “Amoris Lætitia” para imponer solapadamente la comunión a los
divorciados. Es el mismo laberinto del infierno, donde todos conocen
como entraron, pero nadie sabe como salir.
El
laberinto para el minotauro político de estos momentos, plantea
estos puntos:
1. Este
papado, ¿es aceptado por la Iglesia universal, es tolerado, o es
temido? Como esta es una situación de laberinto, podemos decir
que se dan las tres respuestas. Los herejes lo aceptan, y los no
herejes lo toleran y muchos lo temen. Olvida De Mattei que este
papado, es ferozmente absolutista y puede expulsar a quien se le
ocurra.
2. Nuevamente exponemos lo criticado con Mons. Schneider: el
laberinto hace que no se vea con claridad. La situación actual
no es de tanta sencillez, es bien compleja. Estamos inmersos en un
cisma virtual, el cual De Mattei tampoco toma en cuenta, por
consiguiente, la parte herética de una iglesia que aún no se
desprendió del tronco vital de Jesucristo seguirá proclamando Papa
al hereje, lo cual hará siempre posible la situación donde un
sector de los católicos considere dudosa o insuficiente dicha
manifestación.
3. De
Mattei habla de criptosedevacantismo, pero nada del ascenso al
papado de un criptohereje como Bergoglio quien se arrodilla a
los pies de los pastores pentecostales.
Por
su parte cae en estas contradicciones:
1. Si a
Bergoglio se lo depone, no puede existir criptosedevacantismo,
pues se elegiría otro “papa” en su lugar.
2. De Mattei no parece
percatarse que ya vivimos en un criptosedevacantismo.
Al perder Bergoglio toda autoridad teológica y moral, la sede de
Pedro, bien o mal ocupada, queda de hecho vacante por la
desobediencia en masa. La situación donde el mismo autor espera y
tolera a un papado herético, se genera desde el
criptosedevacantismo.
Y en este campo reproduzco la cita de una página:
El
episcopado mundial, en su gran mayoría, ha enmudecido respecto al
Papa. Como si les diera vergüenza aparecer como aguerridos
francisquistas. Más bien parecen a la espera de que el nublado
desaparezca. ¿Pero tras el mismo, volverá a salir el sol?
...
Y
todo es penoso.
Más
dimisiones se suman a las anteriores. Y dando también un portazo.
Habrá quien diga que son ratas que abandonan el barco que se hunde.
Otros pensarán que ante el naufragio ha llegado el momento del
Sálvese quien pueda. Eso es lo de menos. Lo realmente grave es que
el barco se hunde. 1
Ante
esta situación, De Mattei no tiene respuestas, al menos hasta el
momento.
3. Una cosa son todos
los católicos del punto
“3” de la tercera cara y otra cosa el muchos de
ellos del punto siguiente
(“4”). Interpreto que
esto es una simple entrevista, pero desnuda fallas de visión
general.
4. Existe un sector de
católicos que ha respirado herejías y aplaude el papado herético,
como lo hace el episcopado argentino, por citar tan solo un ejemplo.
Estos supuestos “católicos” adolecen de toda autoridad para
definir acciones en un futuro próximo, y sus aplausos u apoyos al
papado herético no pueden ser tomados en consideración.
5. Su contradicción se hace patente, porque por un lado lo reconoce
como Jefe Supremo de la Iglesia Católica
y por otro lado afirma que las decisiones heréticas pueden ser
válidas. ¿Cómo puede
entenderse semejante disparate?
Por
otra parte, creo que saca una pésima conclusión al decir “las
correctas indicaciones de los grandes teólogos clásicos son
difíciles de seguir en la práctica.”
Esta
es una peligrosa simplificación de la situación presente. Qué
entiende De Mattei por católicos. ¿Kásper es católico? ¿Marx es
católico? ¿Parolin es católico? ¿La línea pederasta de la Santa
Sede es católica? Quiénes son todos los católicos? Un
análisis vago y poco realista de la situación.
Como
dice él: Hoy en día la gran mayoría de los bautizados, los
sacerdotes, los obispos e incluso el Papa están inmersos en la
herejía y son muy pocos los que pueden reconocer la verdadera fe.
Justamente
por este motivo es más apremiante seguir las indicaciones de los grandes teólogos.
***
Esta posición de La espera política, se diferencia de la
quietista de Schneider porque no duerme en la bodega de la barca. A
De Mattei no lo encontramos en un camarote de la nave, sino
despierto sobre la cubierta: mira la tormenta, mira los marineros, y
espera, ¿qué espera? Lo notorio en el capitán. Algo que solo él
cree ver.
La diferencia entre “público” y “notorio”, en estos
momentos es una distinción bizantina que en nada modifica la
realidad. Él mismo dice vivir
en una sociedad muy diversa a los antiguos pensadores, por
consiguiente en una iglesia superinformada, como la que vivimos, la
diferencia entre “público” y “notorio”, en la práctica no
existe.
Si
Bergoglio es hereje, ya sea público o notorio, perdió ipso
facto toda autoridad, sus acciones como Papa o
supuesto papa no son válidas en absoluto.
La
realidad siempre es superior a la ley. No se puede esperar una
situación canónica en una situación de tanta emergencia. Las leyes
no crean la realidad, simplemente les dan un orden.
Haciendo
una alegoría final, De Mattei se parece al médico, que ante una
gangrena, aconseja no cortar el miembro, sino esperar que se
manifieste mucha más.
1
https://infovaticana.com/blogs/cigona/tremendo-articulo-de-specola-en-infovaticana/
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