Bergoglio
ha iniciado su séptimo año de un pontificado, que jamás ni el
mismo hubiese imaginado en su contradictoria vida. Ya nadie ignora el
descalabro al que ha sumido la Iglesia, a él mal confiada. A tal
descalabro, se lo llama suavemente como crisis.
Séptimo
año de un falso papado carente de todo tipo de autoridad, al que
se escucha, solo para ver que nueva ingeniosidad es capaz de aducir
para ocultar la verdad de los hechos; que nuevo razonamiento
retorcido es capaz de proferir para desarmar la Verdad; que nuevo
pecado es capaz de justificar en su insana mente; que nuevo argumento
esgrime para manotear los capitales que apetece; que nuevo desorden
administrativo sale a rodar por las redes del mundo; que astucia
esgrimirán sus fanáticos seguidores para mostrarnos lo hermoso de
la decadencia emprendida.
Inmiscuido
en las capas más ocultas del vicio al que no se detesta, un
cómplice cardenalato es copartícipe ineludible de esta decadencia
manifiesta, en la que el mundo ha puesto su impaciente esperanza,
para contemplar la pronta destrucción de la iglesia.
El
estudio de este falso papado, cada día nos revela nuevas tácticas
puestas en práctica. Hoy mostramos tres:
1.
La Escritura como pretexto
Esta
táctica consiste en poner la Sagrada Escritura como fundamento del
error. Es lo que hace el demonio con Jesucristo en el desierto
después de ayunar durante cuarenta días. Cada tentación se
justifica con una cita.
Hoy,
el gran profeta de la decadencia, sale a proclamar que no se juzgue.
Por
supuesto, el único juicio que interesa es el suyo, no el de los
otros, ni el de su corrupta corte de pederastas, ni el de los
obsecuentes jesuitas que tienen siempre vía libre para enjuiciar e
insultar a quien les place.
Dice
el evangelista San Lucas (6,37):
Y
no juzguéis (κρινετε), y no se os juzgará. Y no condenéis
(καταδικαζετε), y no se os condenará. Perdonad, y se os
perdonará.
El
verbo empleado en el texto griego para juzgar es κρινω,
el cual posee varios significados, como separar, acusar, juzgar o
condenar. Por su parte en condenar
usa el verbo καταδικάζω que significa declarar a uno
culpable. Por lo que debe verse el significado de juzgar dentro del
contexto y no fuera del mismo. Por ello San Gregorio Niceno al
comentar el pasaje dice:
No
pronunciéis vuestra sentencia sobre vuestro siervo con acritud, para
que no sufráis un castigo semejante; el juicio provoca una
condenación más rigurosa. De donde prosigue: "No condenéis y
no seréis condenados". No prohíbe, por tanto, el juicio en el
perdón. (Catena aurea)
Cuando
el texto habla de no juzgar, no significa que cerremos los ojos y nos
tapemos los oídos. Es que Bergoglio está acorralado y no sabe como
salir del encierro en el que él mismo estúpidamente entró; por
cuyo motivo, pide a gritos que no se lo juzgue, mientras él y su
corte emiten sus degradantes juicios.
Cuando
una cita sale como pretexto, se debe emplear otra cita para
rebatirla; es lo que hizo Jesucristo en la tentaciones del desierto.
Por este motivo, afirma San Pablo en su Primera Carta a los Corintios
(5,12 y 13) :
¿Qué
tengo yo que juzgar a los de afuera? ¿No es a los de adentro a
quienes debéis juzgar? A los que son de afuera los juzgará Dios.
Como
vemos, no se trata de abstenerse de pensar, ni de emitir una opinión;
se trata de no condenar.
2.
La paradoja de los opuestos
Consiste
en usar los dos opuestos al mismo tiempo. Veamos los hechos.
Barbarin
anuncia que renuncia a la diócesis de Lyon por ser condenado por un
tribunal francés por encubrir delitos de pedofilia, Bergoglio no se
la acepta; pero, oh paradoja, Barbarin debe irse.
El
pederasta McCarrick es reducido al estado laical, pero oh paradoja,
sus “amiguitos” ascienden a los más altos cargos vaticanos, como
el de Camarlengo.
El
Cardenal Pell parece ser inocente, por tal motivo debe sufrir seis
meses de cárcel. Para que no te encierren, oh paradoja, hay que ser
culpable de algo. El ejemplo más claro es Zanchetta.
A esta
táctica otros lo han llamado el imperio de la tolerancia cero.
En
Argentina se proclamó enfáticamente que se debe dar un corte
radical a situaciones de abusos,...
...“a
no encubrir ni de lejos una denuncia que amerite una investigación
para proteger a los menores y a los adultos vulnerables”. (Ojea
dixit)
Pero
oh paradoja, quien lo dice es obispo de la diócesis donde mayores
encubrimientos se dieron.
3.
El gaslighting
Los
amiguitos de Coccopalmerio protagonizaron hace meses un escandalete
homosexual con estupefacientes incluidos, de lo cual hablamos en esta entrada --->.
En
dicha fiesta negra, se filtró la noticia que el “Cocco”, también
estaba presente. El escándalo fue policial, debiendo intervenir la
gendarmería. Pero según los labios del Cocco todo fue mentira.
Vaya, qué pésima gendarmería tienen en el Vaticano, que tales
mentiras propala... Es que lo que se ve, se ve, pero no es. Y lo que
se oye, se escucha, pero tampoco es; ¿no sé si me explico?
Los psicólogos llaman a esta táctica el gaslighting. El nombre
surge de una película del año 44, Gaslight que se la tradujo
como La luz que agoniza, donde la mujer ve que las luces de
las lámparas de gas disminuyen por la noche y oye ruidos en el
altillo. Es su marido, que busca allí un tesoro oculto, quien
enciende las luces de gas, de modo que por contrapartida, disminuyen
la luces de las lámparas en la casa de la esposa. La respuesta de su
esposo, es que se está volviendo loca, imaginando lo que no es.
Esta
es una táctica destinada a desestabilizar el sentido común del
oponente.
Del
mismo modo, el “Cocco” arroja gaslighting para la
"gilada", no podemos olvidar que su secretario debió
ser internado para quitarle los efectos de los estupefacientes. Pero
hoy Capozzi, su secretario pederasta, es párroco en Italia. Es la
táctica de los opuestos, y del gaslighting mezcladas.
Cappozzi no es lo que se dice que es, además ya hizo un sinnúmero
de penitencias...
Si en
la primera táctica se nos prohibía pensar, en la tercera táctica
te dicen que lo que ves o que escuchas no es. De esta forma se anula
la persona por completo, no ve, no oye y no piensa; el esclavo e
imbécil perfecto.
Estamos
al inicio de un séptimo año de un falso papado, acorralado,
descreído, inmoral y falso, donde se dice una cosa para hacer otra.
El pobre hombre, es cada día más impopular, y esto lo dice la
soledad en que las masas lo han confinado para su desolación.
Las
ovejas reconocen la voz del pastor, pero ¿de quién es esta voz?
Lo que
se ve, se ve; así como lo que es oído, se escucha. Juzgar no es
cerrar los ojos ni taparnos los oídos, como tampoco emitir
opiniones. Como asimismo, no ver lo que vemos y no oír lo que
escuchamos es el gaslighting de Bergoglio, al cual no lo
mandamos al infierno, lo único que queremos es que sus pretextos, su
gaslighting y sus paradojas, se las meta en el bolsillo;
puesto que ningún católico es esclavo de los caprichos de un
hombre.
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