Calesita

martes, 4 de diciembre de 2018

¿Soy lo que soy?


La cuarta hipótesis nunca vista, jamás analizada.
Leemos en este sitio una decodificación, llamada apunte, del discurso bergogliano con las posibles hipótesis explicativas. Así nos dicen:
[Apuntes 30] Este lunes 3 de diciembre, a las 12:20 Hs. de Roma, Su Santidad recibió en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano a la Asociación “Rondine-Cittadella della Pace” con ocasión de su 20° aniversario. En uno de los momentos de su discurso expresó: "Hay necesidad de líderes con una nueva mentalidad. Aquellos que no saben dialogar e intercambiar entre sí no son líderes de paz: un líder que no trata de encontrarse con el 'enemigo', sentarse con él a la mesa..., no puede guiar a su pueblo a la paz. Para hacer esto necesitamos humildad, no arrogancia...".
Sorprende que el mismo Supremo Pontífice que se ha negado una y otra vez a recibir y dialogar con sus más cualificados y respetuosos críticos, los cardenales firmantes de las Dubia, sea la misma persona que ha pronunciado esas palabras: “Aquellos que no saben dialogar… no son líderes de paz”. Desconcierta que el Papa que no pasa semana sin sacar violentamente a relucir algún nuevo término para descalificar a los que con sinnúmero de razones válidas no comparten muchas de sus decisiones de gobierno, sea el mismo que encomie la humildad como característica del líder y rechace la arrogancia. Desalienta que el Supremo Pastor caiga víctima con semejante liviandad de conciencia en la conocida máxima de Nuestro Señor: “Haced lo que ellos dicen, pero no lo que ellos hacen”.
No soy especialista en Psicología como para analizar este particular caso de confundida personalidad. Mis estudios académicos del tema no pasan de la básica formación universitaria en antropología filosófica, psicología experimental y psicología evolutiva; pero el sentido común me sugiere que existen, al menos, tres escenografías en las que Su Santidad ha podido (en consciencia, o en inconsciencia) decir lo que dijo este lunes:
1°) una primera hipótesis es que no se ha tomado el trabajo siquiera de leer previamente lo que algún asistente le redactó;
2°) una segunda, que leyó antes su discurso, pero no ha sido consciente de advertir la incoherencia entre lo que iba a pedir y su propia habitual conducta; y
3°) tercera hipótesis, que ha sido consciente de la contradicción y la hipocresía en las que iba a incurrir, pero no pudo resistir una vez más a su habitual tendencia a las actitudes y expresiones provocadoras.
Cualquiera de los tres supuestos son malos escenarios.
A esta decodificación, llamada apunte, faltan algunas variantes y una cuarta hipótesis.
En primer lugar la hipótesis faltante es la que hemos explicado varias veces en nuestros artículos anteriores: No se puede recibir decenas de bendiciones pentecostales y salir ileso del intento. Quien no posee la Gracia mal puede bendecir. Por su parte los ritos no son huecos y todos producen algo, bueno o malo. Quienes dicen avivar el espíritu, pregúntense qué espíritu avivan.
Desde esta cuarta hipótesis me pregunto además de las tres hipótesis del autor y su posterior reflexión sobre el idealismo subjetivo de los neomodernos, ¿puede decir Begoglio, “soy lo que soy” o debería decir, “soy el que me posee”?
Personalmente afirmo lo de otros artículos, Bergoglio necesita un exorcismo. Su hipocrecía, su desprecio hacia todo lo que sea Verdad, son señales de un espíritu que si no lo habita, bien lo domina, he aquí un escenario jamás visto ni analizado.
Sorprende encontrarse con una iglesia, que cree actuar sola.
Vayamos a las variantes. Lo sellado como Papa, no responde al sello divino del Papado. Desde este ángulo, Bergoglio será Papa de quien escribe, no el mío; será su Sumo Pontífice, no el mío. Aclaro que no soy sedevacantista; pero los títulos en Bergoglio huelgan.



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