Calesita

sábado, 29 de diciembre de 2018

Las dos caras de Jano


El viejo calendario romano se iniciaba con el mes de marzo, dedicado al dios Marte, dios de la guerra y con la llegada de la primavera, comenzaban los preparativos para la guerra. Diez eran los meses, por consiguiente el año terminaba en el mes décimo del que se deriva diciembre.
Con la reforma de Julio César en el año 46 A.C., surgió el calendario juliano donde se añadieron los meses de enero y febrero.
El mes de enero (januarius) procedía del dios Jano, quien tenía dos caras, con una miraba el pasado y con la otra el futuro. Esto nos lleva al planteo del tiempo.
LA DOS CARAS. – Una de las caras de Jano es el tiempo pasado, del cual decia San Agustín que no ya no existía:
«Præteritum enim iam non est.» 1
Si la otra cara del dios Jano es el futuro, afirmaba San Agustín que el futuro todavía no existía:
Futurum nondum est. 2
Por tanto, el dios Jano con sus dos caras, no existe pues una cara se fue y la otra aún no llegó.
Y concluía San Agustín afirmando:
Lo que ahora es claro y manifiesto, es que no existen los pasados, ni los futuros, ni se puede propiamente afirmar: son tres los tiempos, pretérito, presente y futuro; sino más bien sería propio decir: presente de cosas pasadas, presente de cosas presentes y presente de cosas futuras. Están estas tres cosas de algún modo en el alma y fuera de ella no veo que puedan estar. 3
Sin persona no existe concepto de tiempo, esto mueve al santo de Hipona a decir:
El presente de las cosas pasadas es la memoria, el presente de cosas presentes es la visión y el presente de las cosas futuras es la expectación. 4
Esta subjetividad del tiempo hace que la modernidad, que por pereza perdió su facultad de razonar, confunda las cosas.
CONFUSIÓN ENTRE TIEMPO Y ESPACIO – Es propio de la modernidad confundir el tiempo con el espacio, como lo expresa la imagen poética del chileno Pablo Neruda:
EL futuro es espacio,
espacio color de tierra,
color de nube,
color de agua, de aire,
espacio negro para muchos ,
espacio blanco para toda la nieve,
para toda la música.5
La confusión no es sólo artística, también es científica. Para el neoprofeta Einstein el tiempo era una magnitud y se conjugaba matemáticamente con el espacio; algo así como otra variante del espacio. Digamos que el poeta bebe la confusión moderna para plasmar la figura literaria y generar un tiempo dentro de un espacio, donde por momentos confunde ambas cosas. El poeta creía saber distinguir si Dios existía o era una superstición; pero literariamente, no quiere o no puede distinguir entre tiempo y espacio.
Otro falso profeta de nuestros días, afirma que el tiempo es superior al espacio. Una típica bergogliada, afirmada pero nunca demostrada.
Así son los profetas de nuestro tiempo.
LA OBJETIVIDAD DEL TIEMPO. – El tiempo no es una substancia ni un ser en concreto, sino una propiedad de los seres finitos y materiales. El ser finito posee un límite otorgado por su exterior que diseña su icono en el espacio, dentro de este espacio vital debe desplegarse para alcanzar su propio fin, este despliegue vital constituye su tiempo. Esto hace que el tiempo constituya una procesión necesaria de los seres finitos por medio de sus formas.
LA PROCESIÓN DEL TIEMPO. – El resultado, es que la naturaleza del tiempo no consiste en una dimensión geométrica, sino en una serie producida por un complejo mecanismo de causas y efectos. El tiempo no es una forma, es la procesión de las formas que se mueven.
EL CONCEPTO DE ARISTÓTELES. – Esta procesión es percibida como un movimiento, tal como lo definió Aristóteles:
El tiempo es la medida del movimiento según lo primero y lo posterior. 6
DEL ESPACIO PROCEDE EL TIEMPO. – La procesión del tiempo, no está desligada del espacio sino que forma parte del mismo como su procesión. Si no existiera espacio, no existiría el tiempo, si no existiera el tiempo tampoco habría un espacio.
EL TIEMPO COMO VISIÓN. – Es el tiempo una visión, aquella que se percibe con la experiencia de lo acaecido, al comprobar los cambios producidos en el pasado y otra visión muy distinta se produce cuando proyectamos nuestras expectaciones futuras.
EL ESPEJO DE LA HISTORIA. – Por consiguiente, es la historia el espejo donde observamos un pasado que ya se desplegó, teniendo en nuestras manos un rollo, como un viejo libro, donde desplegaremos lo que esperamos y deseamos que suceda.
¿PUEDE EL TIEMPO CAMBIAR LAS COSAS? – Es lo que nos relata Neruda, poeta ateo, para quien el tiempo futuro es otro espacio. ¿Puede el tiempo generar un espacio? Si el tiempo es una procesión, esta no es otra cosa que un proceso perteneciente a las operaciones que las formas despliegan. Esta procesión hace posible que las formas se generen, pero solo generan las hispóstasis que tienen vida. Por esto el tiempo no es ni generador, ni generado, sino un procedente dentro del cual se hace posible la generación. Por lo tanto el tiempo no genera un espacio, sino que como despliegue de vida, hace propicio un cambio en las formas dentro del espacio.
LA INVERSIÓN DE LA MODERNIDAD. – Este planteo, hace que podamos reírnos de las opiniones de la torpe modernidad, donde se piensa, no que el tiempo procede del espacio, sino que el espacio procede del tiempo: EL futuro es espacio decía Neruda o como afirma el modernista Bergoglio: El tiempo es superior al espacio, y es superior porque le precede.
La modernidad siempre es una mesa que está patas arriba. Tal como se ven los seis años del papado de Bergoglio, una iglesia patas arriba, donde el tiempo de seis años no generó ningún tipo de espacio, no generó otra iglesia, tan solo destruyó la que existía.

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1 Conf. XI, 15.
2 Conf. XI, 15.
3 Conf. XI, 20.
4 Ibídem.
5 Poema El Futuro es Espacio de Pablo Neruda.
6 Ο κρονος αριθμος εστι κινησεως κατα το προτερον και υστερον.

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