En su
Historia de la Liturgia, Mario Righetti escribe:
En
la organización actual de la liturgia romana, el tiempo llamado de
Adviento está a la cabeza de todo el ciclo festivo cristiano, que se
llama “año eclesiástico o litúrgico.” 1
Rastreando
la historia busca su origen:
Ya
desde el siglo III, por consideraciones astronómicas simbólicas,
estaba universalmente difundida la opinión de que el 25 de marzo,
día del equinoccio de primavera, hubiese sido creado el mundo, María
Virgen hubiese concebido al Verbo y que éste hubiese muerto en la
cruz.
...
El
Génesis se comienza a leer en esta época, y el más antiguo
leccionario conocido supone un ciclo de lecturas que comienza la
noche de Pascua y acaba con el Sábado Santo.
Pero
con la introducción de la fiesta de Navidad y a causa del traslado
de la fiesta de la Anunciación al período de Adviento, operado en
muchas iglesias (porque la Cuaresma antigua excluía rigurosamente
toda solemnidad), se corrió sensiblemente el principio del año
litúrgico, fijándolo en el período navideño.
...
...los
libros litúrgicos de los siglos VI-VII llegados hasta nosotros
comienzan con la vigilia Natalis Domini...
...
Más
tarde, hacia los siglos VIII-IX, cuando el Adviento, entendido como
período de preparación para Navidad, tuvo casi en todas partes una
ordenación estable y uniforme, los libros litúrgicos anticipan el
anni circulum, como se llamaba a la primera dominica de Adviento, …2
Hasta
aquí nuestro historiador presenta el ciclo de adviento como el
inicio del año litúrgico, pero a este inicio formal se le adjunta
el contenido. La liturgia romana tradicional, no es hueca como
hallamos en partes del Novus Ordo, por eso afirma Righetti:
El
término latino adventus (venida) fue en un principio aplicado a
significar un período preparatorio no tanto para el nacimiento de
Jesús como para su segunda venida sobre la tierra, la parusía.3
Afirmar
que Navidad es tan solo el cumpleaños de Jesucristo, es afirmar el
vacío ineludible que nos deja la liturgia reformada por el
inventor Bugnini.
¿Cómo
se construyó este tiempo?
Un
texto, sin embargo, dudoso de San Hilario (+ 388), apoyado por un
canon del concilio de Zaragoza (381), hace mención de un período de
tres semanas, como preparación a la fiesta de Epifanía, pero con
probable referencia al solemne bautismo de los neófitos, que en las
iglesias hispanogalicanas, según una costumbre oriental, se
conmemoraba en aquel día.
...
Un
siglo más tarde, San Gregorio de Tours señala la tendencia a
conformar la preparación natalicia con la de la Pascua, haciendo del
Adviento una especie de segunda Cuaresma.4
Aquí
llegamos al tercer punto. Si el tiempo de adviento es la
preparación a la Segunda Venida de Jesucristo, esta preparación
implica un tiempo similar al de cuaresma.
Para
que se comprenda mejor este tema, los escasos monjes que siguen el
rito anterior a Bugnini, iniciaron la cuaresma el 14 de septiembre,
día de la Exaltación de la Santa Cruz, y se lo llama, cuaresma
monacal, el cual finaliza en Pascua.
La
invención de Bugnini, mal llamada reforma, eliminó casi todos los
ayunos, algo que los monjes comienzan a hacer en septiembre. Por
ende, en el Novus Ordo, no existe ayuno en Adviento, como por lógica,
tampoco existe un tiempo similar a cuaresma. Ergo sentimos el sabor
insípido del vacío y de la destrucción operada, junto a un
facilismo en la vida católica occidental, buscando por todos los medios que no incomode mucho.
Por
lo tanto, ¿qué fue lo que se destruyó?
...en
Roma y en las iglesias más directamente sometidas a ella, ya el
Adviento en el siglo VI había sido fijado en cuatro semanas. El
ayuno, que en los países galicanos en un principio había sido más
bien un uso monástico y restringido al lunes, miércoles y viernes,
adquirió más tarde la severidad de la Cuaresma y carácter
obligatorio para todos.5
A
continuación, dejamos el final de la Víspera del Primer Domingo de
Adviento, con su antífona preparatoria a la parusía. Y será
Righetti quien la comente:
El
oficio de la primera dominica de Adviento, llamada en el lenguaje
popular antiguo Dominica ad te levavi, del incipit del introito de la
misa, se encuentra en seguida dominado por el pensamiento fundamental
de este tiempo: la espera de la venida de Cristo.
Ecce
nomen Domini venit de longinquo et dantas eius replet orbem terrarum, (He aquí que el nombre del Señor viene de muy lejos y su gloria llena el orbe de la tierra), dice la antífona ad Magníficat de las primeras vísperas. La
primera parte de este texto está tomada de Isaías, del cual se
toman todas las lecciones de la Escritura hasta Navidad; porque,
observa Durando, de adventu loquitur apertius quam aliquis alius
propheta. De él se toma también el texto de buena parte de las
antífonas y de los responsorios de este tiempo, muy numerosos y de
los más elaborados de todo el breviario. 6
Caminando
hacia Janucá.
Como
el ciclo de adviento destruido por Bugnini resultó algo vacío, se
debía buscar algo que lo enriqueciera, la solución llegó de
nuestros genios elaboradores, introducir Hanukkah en la
liturgia occidental.
Hanukkah
o Fiesta de las luminarias, es una festividad judía que comienza el
2 de diciembre y se extiende por ocho días y se conmemora la derrota
de los seléucidas a manos de los macabeos con la posterior
purificación del Segundo Templo de Jerusalén.
Esta
costumbre judía se introduce en adviento encendiendo las luminarias
compuestas de cuatro o cinco velas de colores. ¿Qué tiene que ver
Janucá con la cuaresma de adviento y la segunda venida de
Jesucristro?, pregúnteselo a un novusordoísta, y sobretodo que explique por qué causa se transgrede
el Vaticano II cuando dice:
...no
se introduzcan innovaciones si no lo exige una utilidad verdadera y
cierta de la Iglesia, y sólo después de haber tenido la precaución
de que las nuevas formas se desarrollen, por decirlo así,
orgánicamente a partir de las ya existentes. (Constitución
Sacrosanctum Concilium,23)
Caso
contrario, solo me resta contemplar la imagen siguiente de Bergoglio, gran filojudío caminando en Hanukkah.
1
Mario Righetti, Historia de la Liturgia. Tomo I, 3. El Ciclo
Litúrgico de Navidad.
2
Ibídem.
3
Ibídem.
4
Ibídem.
5
Ibídem.
6
Ibídem.
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