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martes, 6 de noviembre de 2018

Los sentidos de la Sagrada Escritura


San Buenaventura Bagnoregio (1217 ó 1218 - 1274), discípulo de Alejandro de Hales, explicó los distintos sentidos de la Sagrada Escritura en su Hexaémeron o iluminaciones de la Iglesia.
Para ello emplea primeramente dos imágenes del profeta Ezequiel; el libro escrito por dentro y por fuera, y la visión de los cuatro seres vivientes. A su vez, el Apocalipsis retomará estas visiones.
Por último usa la imagen del mar, tomada del Eclesiastés. El texto que exponemos a continuación, lo tomamos de la B.A.C. Obras de San Buenaventura, Tomo III. El desglose y cierta puntuación como el subrayado es nuestro.
Dice el Santo Doctor en su Colación XIII, 12:
«Cierto que el hombre, antes de su caída, tenía conocimiento de las cosas creadas y por la representación de éstas era llevado a Dios para alabarle, venerarle y amarle; y para esto son las criaturas y de este modo son reducidas a Dios. Mas cayendo el hombre, como hubiese perdido éste el conocimiento, no había quien las redujera a Dios. Por lo que este libro, o sea el mundo, estaba como obscurecido y borrado, y fue necesario otro libro, por el que fuese iluminado, para recibir las metáforas de las cosas, y este libro es el de la Escritura, que pone semejanzas, propiedades y metáforas de las cosas escritas en el libro del mundo. El libro, pues, de la Escritura es reparador de todo el mundo para conocer, alabar y amar a Dios.»
Luego nos dice en la Colación XII, 17 de la misma obra:
«Toda la Escritura es corazón de Dios, boca de Dios, lengua de Dios, pluma de Dios, libro escrito por fuera y por dentro.
...
Corazón de Dios, boca del Padre, lengua del Hijo, pluma del Espíritu Santo.
El Padre, en efecto, habla por el Verbo o lengua; pero el que completa y encomienda a la memoria es la pluma del escriba. Luego la Escritura es boca de Dios.
...
Asimismo, es lengua, por lo que está escrito:
Miel y leche tienes debajo de la lengua. ¡Oh cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.
...
Asimismo, es pluma de Dios, y tal es el Espíritu Santo; porque, así como el que escribe puede escribir presentemente las cosas pasadas, presentes y futuras, del mismo modo en las Escrituras se contienen las cosas pasadas, presentes y futuras.
Por lo que es libro escrito por fuera, pues contiene bellas historias y enseña las propiedades de las cosas; está también escrito por dentro, porque encierra misterios y diversas inteligencias.»
De la imagen de la Sagrada Escritura comparada con el mar, dice San Buenaventura en la Colación XIII:
«1. Reúnanse en un lugar las aguas que están debajo del cielo y aparezca lo árido. Y así se hizo. Y al árido diole Dios el nombre de tierra, y a los depósitos de las aguas los llamó mares. Y vio Dios que lo hecho estaba bueno. Dijo asimismo: Produzca la tierra hierba verde, y que dé simiente y Plantas fructíferas que den fruto conforme a su especie, y contengan en sí mismas su simiente sobre la tierra, etc.
Esta la tercera visión, la de la inteligencia enseñada por la Escritura, que se entiende en la obra del tercer día.
2. Y esta visión versa acerca de tres cosas, a saber, acerca de las inteligencias espirituales de los sentidos.
* Las primeras, o sea las inteligencias espirituales, se dan a entender por las reuniones de las aguas;
* las segundas, o sea las figuras sacramentales, por los brotes de la tierra, en el Génesis:
Produzca la tierra hierba verde;
* las terceras, o sea las multiformes teorías, se entienden por las semillas, en el Génesis:
Y contengan en si mismas su simiente, etc.
3. Primeramente, pues, se ha de hablar de las inteligencias espirituales.
De la reunión del mar dice el Salmo:
El tiene recogidas las aguas del mar como en un odre.
Recogió las aguas del mar en un odre cuando reunió en el odre de la Escritura la universalidad de las inteligencias espirituales.
4. De lo primero se dice en el Eclesiastés:
Todos los ríos entran en el mar, y el mar no rebosa: van los ríos a desaguar en el lugar de donde salieron, para volver a correr de nuevo.
Así salen todas las inteligencias espirituales de la Escritura divina.
Las inteligencias espirituales son llamadas ríos l0 mismo que los varones que entienden espiritualmente porque tienen su origen en la Escritura y son confirmadas por la Escritura, y por ellas se obtienen otras inteligencias; por donde en el Salmo:
Alzaron los ríos, ¡oh Señor!, levantaron los ríos su voz. Alzaron el sonido de sus olas con el estruendo de las muchas aguas.
¿Por qué?
Porque maravillosas son las encrespaduras del mar.
¿Por qué?
Porque más admirable es el Señor en las alturas, la voz de Dios debió ser grande.
9. Esta multiformidad la vio más claramente Ezequiel, quien vio en medio una semejanza de cuatro animales.

* Y el primer animal tenía cara de hombre;
* el segundo, cara de león;
* el tercero, cara de buey;
* y el cuarto, cara de águila;
y cada uno tenía cuatro caras.
Y después apareció una rueda en medio de otra rueda; y después dice que las ruedas y la materia de ellas era a la vista como del color del mar y que una rueda estaba en otra rueda.
Y después dice que oyó el ruido de las alas como ruido de muchas aguas, como trueno del excelso Dios.
Por los cuatro animales se entienden, según todos, los escritores de la sagrada Escritura, principalmente los Profetas y los Evangelistas.
Según San Gregorio, por las dos ruedas que tienen cuatro caras se entiende la Escritura, que tiene el Antiguo y el Nuevo Testamento; y las cuatro caras son las cuatro inteligencias principales, a saber, literal, alegórica, moral, anagógica.
Apocalipsis:
Oí una voz del cielo, semejante al ruido de muchas aguas, por la multitud de las inteligencias; voz de citaristas, por la concordancia de aquellas inteligencias, porque concuerdan de modo admirable y es maravillosa la armonía.
10. Y tiene la Escritura muchos sentidos, porque tal debe ser la voz de Dios, para que sea sublime.
Las demás ciencias están contenidas bajo un sentido, pero en ésta es multiforme, y en ésta tienen significación las voces y las cosas; mas en las otras sólo las voces, porque cada doctrina se determina por los signos que le convienen; por donde las letras y las voces, de las cuales son principios las letras, son signos de los sentidos; y porque los sentidos son proporcionados y definidos, por eso también las voces, para que, una vez puesto un nombre, no se deba usar en sentido equívoco.
Y Dios es causa tanto de las almas como de las voces formadas por el alma, como de las cosas, cuyas son las voces.
11. Por esto el primer sentido es el literal; además, porque las cosas significan, hay otros tres sentidos.
Dios, en efecto, se manifiesta en toda criatura de tres maneras: según la substancia, la virtud y la operación. Y toda criatura representa a Dios, que es Trinidad, y el modo de llegarse a él. Y como se llega a Dios por la fe, la esperanza y la caridad, por esto toda criatura insinúa qué se ha de creer, qué se ha de esperar, qué se ha de obrar.
Y según esto, hay triple inteligencia espiritual:
* la alegoría, qué se ha de creer;
* la anagogía, qué se ha de esperar;
* la tropología, qué se ha de obrar, porque la caridad hace obrar.
La inteligencia literal es como la cara natural, es decir, la del hombre; las otras son caras místicas:
* por el león, que tiene magnificencia, se significa la alegoría, o qué se ha de creer;
* por la cara del buey, que arrastra el arado y surca la tierra para fructificar, la tropología o moral;
* por el águila, que vuela a las alturas, la anagogía.
La primera cara, esto es, la literal, es manifiesta; la segunda es magnificencia altamente elevada; la tercera, la tropología, es fructuosa; la cuarta mira al sol como sin pestañear los ojos.
Estas cuatro son como visión del mar por el primer origen, profundísima elevación y afluentísima multiformidad de las inteligencias espirituales.
De donde, así como hay tres personas en una esencia, así hay tres inteligencias en una superficie de la letra



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