Calesita

sábado, 1 de septiembre de 2018

Cuando los obispos argentinos apoyan

Como era de esperarse, la jerarquía episcopal argentina envió su acto de apoyo a su Bergoglio tan querido. La nota es una joya literaria que merece grabarse en lámina de oro, pues refleja para toda la posteridad, la idiotez general de este episcopado, que como náufragos nadan en la soledad de las oscuras olas.
La misiva es breve y goza de unidad, donde no se efectúa un solo análisis de la situación planteada, sino que todo va a parar a la misma bolsa. Si me propusiera encerrar en un solo título los hechos que venimos relatando, no podría encontrar un título que los englobe a todos; pero esta jerarquía episcopal es lúcida, rápida, consecuente, y sobretodo muy iluminada por el espíritu; por ello hallaron el tema que todo lo engloba. Lo encontramos en el primer párrafo de la nota:
Como Pueblo de Dios que peregrina en la Argentina, pastores y fieles, queremos manifestarle nuestra fraterna y filial cercanía en este momento en que sufre un ataque despiadado en el que confluyen distintos y mezquinos intereses mundanos. Compartimos sus dolores y esperanzas.
Observemos lo que dicen estos pastores con olor a salitre:
1. No se definen Iglesia, sino Pueblo de Dios. Puede existir una correspondencia entre ambos como aparece en la Primera Carta de San Pedro (2,10), pero el término empleado hoy por los neomodernos, puede implicar tanto a los iconoclastas judíos como protestantes. Diríamos que con el uso neomoderno, el término suena ambiguo.
2. Se definen como peregrinos en la Argentina, algo que solamente ven ellos; pues también se les podría decir que en realidad no son peregrinos sino náufragos en la Argentina. Estamos ante una definición que no representa una idea, sino una realidad concreta y opinable. Así es como ellos se ven en el espejo que Bergoglio les regaló.
3. Esta es una conferencia de obispos, ¿quién les dio el apoyo de los fieles?, pues ponen a todos en la misma intención. ¿Desde cuándo estos obispos piensan cosas concretas y opinables por sus fieles? ¿O intentan decir que ya les lavaron el cerebro por completo?
4. Califican sin mencionar el dosier de Viganò como ataque. Leído el testimonio, juzgamos que es un buen ataque, pues las circunstancias que rodean el caso son de alta gravedad, como vivir en connivencia con pastores homosexuales y depravados morales, y pide a gritos un ataque de la gente sensata.
5. Se califica al ataque de despiadado. Ser despiadado es ser una persona que no siente ni muestra pena o compasión por nada, especialmente por la desgracia o el sufrimiento ajeno, o que no tiene tendencia natural a tener ese sentimiento. Con este calificativo estos náufragos han emitido un juicio sobre Viganò. Lógicamente, de acuerdo a los dictámenes de Bergoglio, y siguiendo el criterio de este torpe episcopado, Viganò debería abrazar a Bergoglio y decirle:
Qué grande es la misericordia de Dios, que nos permite convivir con pastores depravados en casos de pésima moralidad. Tengo tanta piedad por ud. que mi sentimiento va con ud. hasta el infierno si fuera preciso.
Como surge de un observador, el calificativo es altamente subjetivo y exagerado en extremo. Señal que parte de una persona que lo ve de este modo.
6. Se dice que el móvil del ataque es un punto donde confluyen distintos y mezquinos intereses mundanos.
Como se observa aceptamos que confluyen distintos intereses; pero no entendemos que los mismos sean mezquinos. ¿Limpiar la Iglesia de lobos revestidos con piel de oveja es ser mezquino? ¿Cómo puede ser mezquino cuando Viganò debe ocultarse, para que no se sepa su paradero? ¿Quién es el mezquino, el que denuncia o el que lo persigue?
Si dijeran que Viganò miente, sería más creíble. Pero como se ve, no se tomaron la molestia de indagar el caso, y no lo hicieron porque son mezquinos de ideas, tan mezquinas como los adjetivos usados.
Si denunciar connivencia con los lobos es ser mezquino, entonces la visión de esta jerarquía es de miopía total.
7. Por último se califica el ataque de mundano. Léase el dosier, y cualquier lector encuentra lo mundano en los hechos que se denuncian. El miope que escribió esto, estoy seguro que ni siquiera lo ha leído.
Con esto llegamos a una sabia paradoja, si denunciar hechos mundanos es ser un mundano, entonces esta jerarquía episcopal argentina es mundana, pues ataca lo que considera una mundanidad. Es indudable que aquí se escribe no para aplicar un juicio, sino un prejuicio.
Esta nota fue muy bien aplaudida por toda la prensa argentina, la cual ha dado y dará un apoyo condicional a Bergoglio, es decir, siempre y cuando represente sus intereses mezquinos y mundanos, intereses que esta jerarquía no cuestiona en absoluto.
Lo que sigue no sale del camino emprendido y merece considerarse la desmesura mental de quien lo redacta:
Como Usted nos ha enseñado en Gaudete et exsultate, 92: “la cruz, sobre todo los cansancios y los dolores que soportamos por vivir el mandamiento del amor y el camino de la justicia, es fuente de maduración y de santificación”.
Sabemos que puede decir con San Pablo: “Por eso soporto esta prueba. Pero no me avergüenzo, porque sé en quien he puesto mi confianza, y estoy convencido de que él es capaz de conservar hasta aquel Día el bien que me ha encomendado” (2 Tm 1, 12).
Hoy, por la intercesión de Santa Rosa de Lima, patrona de América Latina, y unidos en confiada oración pedimos al Espíritu Santo que lo colme de sabiduría y fortaleza para que, como sucesor de Pedro, nos siga confirmando en la fe de la Iglesia.
María de Luján lo cubra con su amor maternal.
En uno de nuestros artículos anteriores hablamos del estado de pánico suscitado en el Vaticano. Esta pieza literaria queda para la posteridad, indicando una jerarquía episcopal irracional, la cual no solo es temerosa, sino que algunos también entraron en dicho estado de pánico.



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