Siguiendo
la síntesis de “Francesco Nominedeo”, analizamos otro ensayista,
en este caso el jesuita de vanguardia Juan Carlos Scannone. 1
Scannone
es uno de los autores de la teología del pueblo, la cual es
un desprendimiento autóctono de la teología de la liberación. Si
la teología de la liberación posee un trasfondo marxista, la del
pueblo parece sugerir las aguas rioplatenses del peronismo.
Este
argentino observa en Bergoglio el influjo del modernista Blondel.
Para
Scannone el principio donde la unidad es superior al conflicto, es
fundamental para entender la “filosofía” bergogliana; principio
atado al jesuita Ismael Quiles junto a Blondel.
En
este principio se lee en Evangelii Gaudium la comunión de las
diferencias, la unidad multiforme, la unidad reconciliada, y los
conflictos que generan nuevos procesos.
Para
Scannone el esquema de Bergoglio es el...
...de
la dialéctica blondeliana de la acción. 2
En
esta dialéctica hallamos una ley, la de la solidaridad de las
fuerzas discordantes.
Si
para Blondel estas fuerzas discordantes son un paralelogramo, para
Bergoglio serán un poliedro:
El
modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada
punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y
otros. El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de
todas las parcialidades que en él conservan su originalidad.
Tanto la acción pastoral como la acción política procuran recoger
en ese poliedro lo mejor de cada uno. Allí entran los pobres con
su cultura, sus proyectos y sus propias potencialidades. Aun las
personas que puedan ser cuestionadas por sus errores, tienen algo
que aportar que no debe perderse. Es la conjunción de los pueblos
que, en el orden universal, conservan su propia peculiaridad; es
la totalidad de las personas en una sociedad que busca un bien
común que verdaderamente incorpora a todos. 3
Y
resume Francesco Nominedeo:
Para
Francisco, la diversidad reconciliada es «un don del Espíritu» 4,
pero es un don procesual en el devenir donde una nueva tensión
desestabiliza nuevamente provocando un nuevo proceso de armonización
de la diversidad. 5
Bergoglio
no sigue a Hegel sino a Blondel. Según Scannone, Bergoglio no
habla de contradicciones como Hegel, sino que habla de
posiciones enfrentadas, lo cual se ajusta a Blondel cuando habla de
alternativas y de oposiciones (d’alternatives et d’oppositions).
El
mundo está lacerado por las guerras y la violencia, o herido por un
difuso individualismo que divide a los seres humanos y los enfrenta
unos contra otros en pos del propio bienestar. En diversos países
resurgen enfrentamientos y viejas divisiones que se creían en parte
superadas. 6
Iguala
Bergoglio con Blondel el conocimiento sapiencial, no intelectual,
el cual está dentro de la acción; la oposición blondeliana entre
la voluntad queriente (volontà volente) y voluntad querida (volontà
voluta):
Hay
una tensión bipolar entre la plenitud y el límite. La plenitud
provoca la voluntad de poseerlo todo, y el límite es la pared
que se nos pone delante. El «tiempo», ampliamente considerado, hace
referencia a la plenitud como expresión del horizonte que se nos
abre, y el momento es expresión del límite que se vive en un
espacio acotado. Los ciudadanos viven en tensión entre la coyuntura
del momento y la luz del tiempo, del horizonte mayor, de la utopía
que nos abre al futuro como causa final que atrae. De aquí surge un
primer principio para avanzar en la construcción de un pueblo: el
tiempo es superior al espacio. 7
También
los iguala la contraposición hacia la integridad católica en el
nombre de la lógica del amor.
***
Observaciones
y crítica:
1.
Al “católico” Maurice Blondel (1861-1949) se lo puede catalogar
como el hijo póstumo del romanticismo de cuño protestante.
2.
Es un autor que concentra su pensamiento en la acción, tal como
lo iniciara el Fausto de Göethe: “en el principio fue
la acción”. Su pensamiento goza de una llamativa
esterilidad, si bien influyó en diversos autores como Karl Rahner;
además de ser condenado por Pío X en su encíclica Pascendi
contra el modernismo.
3.
Esta actitud de iniciar todo en base a la acción, nos recuerda la
Trinidad invertida: El origen de todo es la acción, la cual
genera la doctrina para llegar al Padre. Ya no es la acción una
procesión de la doctrina, sino la máquina que la forja. He aquí
el gran cambio de paradigma. Esta es la gruesa rotura
bergogliana con todo la historia pasada del cristianismo.
4.
Con este pensamiento bergogliano todo entra en una gigantesca y
enmarañada confusión, la misma que genera en la Iglesia, igual
a su alambicada mente:
a.
¿Esta dialéctica es ciencia o filosofía? Cuando se habla de
ley, es ciencia. ¿Quién comprobó la medición de estas supuestas
leyes?
b.
O tal vez no sean mas que principios que no se cumplen con el
rigor científico, en este caso estamos ante un planteo filosófico
tal como lo da el título.
c.
Por otra parte, ¿esta dialéctica se ocupa de la acción o del
pensamiento? Contrariando a Hegel, la acción no es pensamiento y
no se mueve con la lógica de la inteligencia; pues en la acción
hallamos la confluencia entre inteligencia y voluntad, siendo el
querer del que actúa, muchas veces contra su misma inteligencia. Es
lo que decimos de la Fe. Cree no quien entiende, sino quien quiere.
Del mismo modo, la acción actúa por antítesis, por contraposición,
o por diversidad; pero esta oposición no le otorga un camino
ascendente, ni crecimiento alguno. Todo puede caer en el mismo
infierno, donde todos se oponen a todos sin salida de ningún tipo,
siendo necesaria la guerra. ¿Qué dialéctica hallamos entre San
Miguel y el antiguo Dragón?
d.
Acontece que entra la lógica del amor. ¿Es el
amor procesión de la inteligencia o de la voluntad? Si es de la
inteligencia es dialéctica, pero si es de la voluntad no existe
lógica. ¿De qué amor estamos hablando, del eros, del amor filial,
del amor de amistad, o del ágape griego?
¿Qué
es esto: mística, ascética o el etéreo discurso de un gurú
desconectado de la realidad?
5.
Todo el cosmos solo se puede reconciliar en Jesucristo, y se
reconcilia no por leyes o principios activos, sino por la Fe actuada,
lo cual no forma ni un paralelogramo, ni un poliedro, ni una esfera,
ni un triángulo. Forma una única Iglesia, fuera de ella solo queda
el infierno de los personalismos caprichosos.
6.
Aquí el conocimiento está dentro de la acción. Esto agrega un
dato más a esta enmarañada confusión. Las tinieblas de este
planteo son el Mal, si bien necesario; pues es la acción la que
genera el pensamiento. Afirma Scannone que aquí no existe
conocimiento intelectual sino sapiencial, ¿pero de qué
sabiduría hablamos? ¿La sabiduría precede a la acción o le sigue en consecuencia? Los hombres sabios, toman determinaciones sabias porque la inteligencia les precede. Aquí como se lo presenta, sabiduría es el producto
de la acción; y como todo es un oscuro caos activo, cobra dimensión
el término mágico del discernimiento jesuítico que todo lo
soluciona, pero que nunca lo aclara.
7.
Por último se habla del “don del espíritu”. Hay muchos
espíritus y es muy fácil confundirlos y un jesuita de vanguardia,
como Bergoglio, que hace del discernimiento la ley universal, puede
verse totalmente confundido. Afirmo esto porque en política nunca acierta. ¿Dónde aflora su discernimiento?
Este
tema del Espíritu nos conduce a Hegel, quien fue el primero que lo
ligó, no a la Iglesia sino a la Historia, haciendo de todos los
hombres como una pan-iglesia.
¿Estamos
ante un nuevo joaquinismo donde toda la humanidad es conducida por el
Espíritu Santo?
El
difunto Tony Palmer afirmaba ante los pentecostales amigos de
Bergoglio, que no nos debemos preocupar por las doctrinas, pues el
Espíritu nos dirá en qué creer.
¿Cuándo
habló el Espíritu?
El Espíritu Santo no habla, actúa. Para hablar está Jesucristo
quien ya habló por la Revelación y en este ámbito nada se puede esperar ni agregar.
¿Dónde
está en este planteo la Fe de Bergoglio? ¿Acaso no se ve con
claridad su herejía? ¿Acaso un desordenado mental puede ser
estrictamente un filósofo?
1
http://chiesaepostconcilio.blogspot.com.ar/2018/03/francois-philosophe.html
2
Francisco Filósofo. Pág. 57.
3
Evangelii Gaudium 236.
4 Francisco Filósofo. Pág. 58.
5
Ibídem. Pág. 59.
6
Evan. Gaud. 263.
7
Ibídem 222.
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