A
Bergoglio le dieron cinco años para rehacer la Iglesia o tal
vez para refundar la Iglesia. ¿En qué consiste este rehacer
o esta refundación? ¿Acaso nos creemos que un simple
documento, como Los Amores de Leticia, puede rehacer o
refundar una Iglesia? Indudablemente existe algo más, para
que la “Mafia de San Galo” se tomara tanto tiempo y
montara tantos planes por un simple documento que ha quedado
acorralado, cuestionado y es cada día el deterioro erosionante de
quien se hace llamar: “El Obispo de Roma”.
¿Qué
meditaban los prelados mafiosos en sus “ejercicios espirituales”
de San Galo? ¿Qué planes tienen entre manos para aplicar?
Hoy
han surgido rumores, de lo que podría ser el plan para ejecutar en
este quinto año del reinado absoluto del Che Bergoglio, o tal vez,
luego de su papado de transición.
Ya se
sabe que lentamente, aduciendo distintos motivos, se han colocado a
todos los prelados, bajo el poder papal, quien puede cesar un obispo
cuando lo desee y en las circunstancias que crea conveniente. Si la
Iglesia estaba pendiente de una persona, la papal, hoy la cosa es
mucho mayor que en los años precedentes. Como ya dijimos, el poder
de Bergoglio es un poder absoluto, muy bien podría decir: La
Iglesia soy yo.
Originalmente
no fue así. A San Ambrosio lo eligieron los fieles de Milán, y
quien dio el nombre para su candidatura, fue un niño proponiendo un
catecúmeno, quien no había recibido aún el bautismo.
Hoy
los obispos son elelgidos desde el Vaticano, y este no está
dispuesto a compartir esta prerrogativa con la totalidad de los
fieles, pues ni siquiera se los consulta. En estos últimos años, a
Monseñor Lefebvre se lo excomulgó por ordenar obispos sin
autorización del Vaticano.
Más
aún, los obispos deben obligatoriamente renunciar a los 75 años,
cuando originalmente jamás fue así.
Como
se ve, si para reformar la Iglesia se debe acceder al sillón
papal, con mucha más razón para refundarla, caso contrario,
dada la mentalidad de los mafiosos, que siempre existen, las reformas
de fondo o las refundaciones, son imposibles.
¿Qué
reformas planearon los mafiosos de San Galo? Por ahora son
solo rumores. Antonio Socci trata de explicar a su modo, este plan de
refundación de la Iglesia.
Se
está estudiando la forma de abolir con un solo golpe de gracia al
Vaticano. Los alborotos internos, el caos administrativo reinante, el
inicio del Vatileaks III, ayudan a este propósito. En este momento,
se esperan nuevas filtraciones de una caja de seguridad violada que
guardaba secretos de alto estado.
Este
principio parece una locura, pero se está estudiando la forma de que
al Papa no lo nombren los cardenales.
El
cordobés Fernández, a quien también los italianos ya llaman
“Tucho”, quien saltó a la fama por su libro, “Sáname con tu
boca, El arte de besar”, Editorial Lumen, obra desde ya forzosamente agotada,
opina que los cardenales están de más. Sin embargo, las acciones de
Bergoglio no van en este sentido, sino tal vez en estudiar la forma
donde la elección de Papa, sea dada por el mismo Papa reinante; es
decir, que el Papa elija su sucesor para luego emitir su renuncia y
de esta forma dejar a los cardenales como pajes de corte. Este sería
el único medio para que la refundación de la Iglesia
subsista en el tiempo. “Tucho”, ya dijo que la Curia vaticana no
es esencial, y como buen bocón que es, adelantó que el Papa
puede residir en cualquier parte. Evidente que el arzobispo “Tucho”,
algo sabe.
Benedicto
XVI, estúpidamente ya colaboró con este plan renunciando, y el
quinto año del papado del Monarca Absoluto Bergoglio, está en
marcha, esperemos los próximos acontecimientos para observar si esto
tiene indicios de realidad.
Para
el lenguaje del Río de la Plata, el verbo refundir adquiere
el significado de destrucción total. Es lo que tal vez el che,
Obispo de Roma, cual otro Terminator, debe estar pensando, que
refundir es igual que refundar.
Si
este rumor es real, habremos comprendido bien cuales son los alcances
del término revolución.
En
este caso, consiste en absolutizar la Iglesia, lo cual no es un
indicio sino una realidad, para tenerla maniatada, lo cual es otra
realidad, destruyendo de este modo su reino, para que todo se caiga.
No
estamos delante de un mal Papa, donde es cuestión de esperar que
muera pronto para elegir otro mejor. Estamos dentro del torbellino de
una conjura internacional, donde el che Bergoglio es una pieza más
del rompecabezas.
Este
no es un plan propuesto por el che Bergoglio, sino por la sinarquía
occidental, donde un tercermundista trasnochado, cual otro Atila,
pide por un lado acoger todos los musulmanes del mundo, y por el otro
lado, ejecuta destruir hasta los mismos cimientos del Vaticano.
Es
indudable que para la rica Iglesia teutona, imbuida, al igual que
Bergoglio, de la reforma luterana, el Vaticano es un estorbo, y al
eliminarlo la dejaría con el mando supremo del Orbe, sin oponentes a
la vista, y de este modo imponer los postulados del idealismo
teológico de Tubinga.
¿Para
este plan de la mafia de San Galo, Bergoglio sigue siendo la
pieza clave?
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