Aún
existen católicos que piensan que el acceso de Bergoglio a la silla
de Pedro fue por obra y gracia del Espíritu Santo.
Catherine
Pepinster en su libro próximo a salir, titulado The Keys and the
Kingdom, Las Llaves y el Reino, sacude esta concepción.
La autora hace una reseña de los acontecimientos operados en
Inglaterra desde Juan Pablo II hasta Bergoglio, según indica el
subtítulo de la obra.
De
acuerdo con la investigación de Pepinster, el cardenal inglés
Murphy O'Connor, realizó reuniones previas al cónclave con otros
cardenales en Roma, para presentar la candidatura de Bergoglio al
papado.
Este
tipo de maniobras está terminantemente prohibido por los cánones en
vigencia; como se ve, quienes iban a San Galo para hacer “ejercicios
espirituales”, hicieron caso omiso a todo orden en tal aspecto. La
razón es simple, estaban conspirando.
Tomamos
la información desde Como vara de almendro, donde puedeleerse el artículo completo desde este enlace.
Tan
solo deseo comentar algunos párrafos. Dice Marco Tosatti:
El
cuadro de la elección de Bergoglio asume, por tanto, más y más la
forma de algo preparado durante mucho tiempo.
Personalmente
confirmo esta opinión, cuando Bergoglio se presentó de incógnito
en un lugar de apariciones, le dijo a la mística en cuestión:
– El
día que yo tenga un cargo, esto te lo cierro.
¿A
qué cargo aspiraba Bergoglio ya en 2002, si era cardenal? Pues muy
simple, aspiraba al papado, ¿qué otro cargo podía tener?
¿Esta
fue la forma de inspirar, elegida por el Espíritu Santo para la
elección del papa activo como complemento del papa pasivo o Dasein,
Benedicto XVI? Si la respuesta es afirmativa, observamos un Espíritu
Santo actuando contra los cánones, y como diría un ignorante, ¡esto
es soplar fuerte!
Es que
a los conspiradores poco les importó la santidad o sacralidad del
acontecimiento, tan solo vieron la forma de imponer su programa
mundano, a saber: llevar la eucaristía a los divorciados vueltos a
casar, la contracepción, los “viri probati”, y el diaconado
femenino como paso previo al sacerdocio de mujeres. Lo cual es
indicio que si las acciones cambian, es porque la doctrina es otra.
De esta manera, pensando como Martini, otro gran conspirador, se
podía salir de algún modo del atraso de la Iglesia, que según este
obispo milanés, llevaba al menos 200 años.
¿O
acaso el Espíritu Santo se cansó de esta Iglesia, y contra todas
sus normas decidió actuar ex profeso contra ella, apuntalando la
mafia de San Galo?
Esta
banda de conspiradores, según Tosatti, con las reuniones previas
logró un quorum respetable, así...
...al
grupo de cabildeo y presión anglo-belga-alemán se le unió después
América Latina,...
Ya
Bergoglio había elaborado en Brasil su candidatura durante la V Conferencia General del CELAM en 2007, con su famoso
Documento de Aparecida. Desde entonces, Jorgito pisaba fuerte en
Sudamérica.
Y
nuevamente este Espíritu parece inteligente, pues estos
revolucionarios de San Galo, idearon una maniobra para no mostrar las
cartas al resto de los cardenales, tal como hacen los tahúres en el
póker:
De
allí nace la idea de “inventar” la posible candidatura del card.
Scherer, como una pantalla para el caballo real, Bergoglio, que luego
encontró el sorprendente apoyo del card. Tarcisio Bertone,
Secretario de Estado (lamentablemente) de Benedicto XVI.
Nuevamente
hallamos en escena al salesiano Bertone, hombre que pretendió
anunciar el tercer secreto de Fátima, distorcionando su contenido; y
sus amigos, siguieron expandiendo la candidatura propuesta, tal como
se hace en los pasillos políticos de una mundana cámara de
representantes.
Todo
un plan conspirativo, bien planeado, bien ejecutado y sobretodo,
lleno de éxitos. El último paso consistirá en sacralizar esta
conspiración revolucionaria y presentarla a la masa de los fieles
como una sorprendente acción del Espíritu Santo.
¡Por
favor bergoglianos!, ya no les queda espacio para invocar la
autoridad de Bergoglio como representante de Jesucristo, y la lógica
en este caso es implacable: si la autoridad de Bergogio no nace de
Jesucsristo, brota de su enemigo, Lucifer, quien accedió de alguna
manera hasta la silla de Pedro, como el rayo que cayó sobre el
cupolone, el día de la renuncia al papado activo de Benedicto
XVI.
Ya no
se trata de dilucidar si Francisco es hereje u ortodoxo. Ya no se
trata de discernir si Bergoglio es Papa, antipapa u Obispo de Roma;
ahora se trata simplemente de ver la acción destructiva de Lucifer
dentro de la Iglesia, con su plan de ponerla patas para arriba.
Aquí
se observa lo que indicamos en otro artículo. Una cosa es la iglesia
real, aquella que se une a Jesucristo, y otra cosa es la iglesia
formal, aquella que se une a los hombres y como hombres, llenos de
imperfecciones y pecados, donde nos cuesta encontrar algo de
santidad.
Como
dice el Salmo 80:
Pero
mi pueblo no escuchó mi voz, * Israel no quiso obedecer:
Los
entregué a su corazón obstinado, * para que anduviesen según sus
antojos.
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