Calesita

miércoles, 31 de julio de 2024

Víctor Manuel “Tucho” Fernández y las “Apariciones Marianas”

 

En todo el siglo pasado se dieron un sinnúmero de manifestaciones marianas. Solo un experto puede saber su significado, su certeza y sus fines.

Parece ser que Bergoglio encontró al experto. Se trata de “Tucho” Fernández”, el hombre de Alcira Gigena.

Como vivimos en tiempos de “parresia”, el dúo Bergoglio-Tucho, comenzó a desempolvar la “política” sobre las manifestaciones marianas las cuales dormían plácidamente, dentro del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

Todo comenzó con detallar la nueva “política” acerca de las “apariciones”, la cual puede leerse desde este documento oficial.

Estas Nuevas Normas reemplazan las que estuvieron en vigencia desde 1978, pues para ellos las mismas son obsoletas:

...las Normas del año 1978 ya no son suficientes y adecuadas para guiar el trabajo tanto de los Obispos como del Dicasterio...

Es indudable, que las Nuevas Normas fueron redactadas por los miembros del Dicasterio encabezados por su Secretario Armando Matteo. En la misma se reflejan las experiencias recibidas desde 1978.

Sobre ellas destaco algunos curiosos cambios. Ya no se afirma taxativamente que el hecho es sobrenatural, sino que se lo etiqueta de “nihil obstat”.

23. A la luz de lo anteriormente expuesto, se reitera que ni el Obispo diocesano, ni las Conferencias Episcopales, ni el Dicasterio, por regla general, declararán que estos fenómenos son de origen sobrenatural, ni siquiera si se concede un Nihil obstat (cfr. n. 11).

Este cambio parece ser motivado por las contradicciones de los mismos obispos, donde unos negaban lo sobrenatural, mientras otros lo afirmaban.

También hay que señalar que llegar a una declaración de “sobrenaturalidad”, por su propia naturaleza, no sólo requiere un tiempo adecuado de análisis, sino que puede dar lugar a la posibilidad de emitir un juicio de “sobrenaturalidad” hoy y otro de “no sobrenaturalidad” años después. Como ha sucedido de hecho.

Por otro lado, el Dicasterio confiesa que durante estos años aprobaba lo sobrenatural, pero pedía expresamente que no se lo mencionara, no vaya a ser que “quedaran pegados” al mismo y tener siempre la ocasión de lavarse las manos en casos de fraude.

Para tratar casos similares, y en particular para redactar un pronunciamiento, la práctica seguida por algunos obispos ha sido la de solicitar previamente al Dicasterio la autorización necesaria. Y cuando se les autorizaba a hacerlo, se pedía a los obispos que no nombraran al Dicasterio en el pronunciamiento.

El líneas generales, el documento no deja de tener un buen olfato de sentido común, si bien existen sucesos que ni se mencionan. Me refiero al “apriete” excesivo por parte de algunos investigadores, donde parece que se cumplen las palabras del Salmo 61:

¿Hasta cuando arremeteréis contra un hombre todos juntos, para derribarlo, como a una pared que cede o a una tapia ruinosa? Sólo piensan en derribarme de mi altura, y se complacen en la mentira.

Con este “apriete” sacaron de circulación una serie de manifestaciones, pues cuantas menos, mejor; o como me decía un exorcista:

No es conveniente tener muchas manifestaciones, porque les quita fieles a los viejos santuarios.

Tampoco existe una crítica a las oscuras prácticas contra videntes, como el caso de Sor Lucía. En una ocasión, una muy consultada página web católica arreciaba una campaña contra una moderna manifestación en Bosnia-Herzegovina. Les escribí diciendo ya que ofrecían tan acerba crítica, por qué no comenzaban por Fátima y se explayaran afirmando si la auténtica Sor Lucía, (no la falsaria), había muerto de muerte natural; o si por el contrario la habían matado los clérigos. Por supuesto, ya vamos para diez años desde esa misiva, y sigo esperando una respuesta, la cual jamás llegará, pues cuando se tiene la conciencia sucia, es mejor callar.

Tal como hemos expuesto en este artículo, el Dicasterio y los Obispos se abstendrán de afirmar la sobrenaturalidad de los “fenónemos”, lo cual por un lado deja vía libre al tan mentado “sensus fidelium”, como asimismo es una prueba irrefutable de la incapacidad manifiesta de esta Roma corrupta, para ordenar las cosas. ¿Entonces no sería mejor cerrar esta oficina del Dicasterio?

Un ejemplo de muestra

El 11 de julio de este año, el Cardenal “Tucho” emite un Comunicado de Prensa sobre las manifestaciones marianas de la ciudad de Amsterdam, llamado en el mismo, el “fenómeno OMNES”, que se puede consultar en este sitio.

Dicho fenómeno OMNES” fue protagonizado por Ida Peerdeman en Amsterdam entre el 25 de marzo de 1945 y el 31 de mayo de 1959, donde la Virgen María se le manifestó por cincuenta y seis veces, recibiendo mensajes, que fueron anotados por su hermana. Mensajes que pueden leerse desde este sitio.

¿Cómo siguió la historia? Lo podemos leer en la Notificación de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe:

El 7 de mayo de 1956 el obispo de la diócesis de Haarlem (Holanda), después de un atento examen del caso relativo a las presuntas apariciones y revelaciones de la «Señora de todos los pueblos», declaraba que «no constaba de la sobrenaturalidad de las apariciones» y, consiguientemente, prohibía la veneración pública de la imagen de la «Señora de todos los pueblos», así como la divulgación de escritos que presentaban las susodichas apariciones y revelaciones como de origen sobrenatural.

El 2 de marzo de 1957 el mismo Ordinario confirmaba la mencionada declaración, y el Santo Oficio, con una carta del 13 de marzo del mismo año, alababa la prudencia y la solicitud pastoral del Excmo. Obispo, aprobando sus disposiciones.

Pero aconteció que el sensus fidelium, era superior a toda la estructura eclesiástica de la época, la cual se sumergió en la década del 60 en el nefasto Vaticano II. Por ello en 1996, cambió la situación.

El 31 de Mayo de 1996, el Obispo Hendrik Bomers, C.M. de Haarlem (la Diócesis que incluye a Amsterdam) y su Auxiliar, el Obispo Joseph Punt, hicieron una distinción entre las apariciones junto a los mensajes recibidos y el título “La Señora de Todos los Pueblos”. Por tal motivo se dio vía libre al juicio personal de los fieles.

El 31 de mayo de 2001, el mismo obispo, José María Punt de Haarlem-Amsterdam las aprueba como de "origen sobrenatural".

De acuerdo con mi interpretación (tal vez errónea), entiendo que este es el “fenómeno” del que se habla en la introducción de las Nuevas Normas, pues no menciona el origen.

Vale la pena recordar un caso de supuestas apariciones de los años 50, en el que el Obispo emitió un juicio final de “no sobrenaturalidad” en 1956. Al año siguiente, el entonces Santo Oficio aprobó las medidas de ese Obispo. A partir de entonces, se volvió a solicitar la aprobación de esa veneración. Pero en 1974, la misma Congregación para la Doctrina de la Fe declaró una constat de non supernaturalitate sobre las mismas supuestas apariciones. Posteriormente, en 1996, el Obispo local reconoció esa devoción, y otro Obispo del mismo lugar, en 2002, reconoció el “origen sobrenatural” de las apariciones, y la devoción se extendió a otros países. Finalmente, a petición de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, en 2020, un nuevo obispo reiteró “el juicio negativo” emitido anteriormente por la misma Congregación, imponiendo el cese de cualquier difusión sobre las supuestas apariciones y revelaciones. Así pues, se necesitaron unos setenta tortuosos años para llegar a la conclusión de todo el asunto.

¿Pero qué hacemos con las estampitas vendidas y la difusión hecha, la cual llegó hasta el oriente? Lo aclara el Obispo de Haarlem‐Ámsterdam en 2020:

Con respecto al mero título de «Señora», «Madonna» o «Madre de todos los Pueblos», la Congregación, en general, no se opone a su uso, siempre y cuando se haga claramente de manera separada a algún modo de reconocimiento de las supuestas apariciones. Siempre que se invoque a la Virgen María con este título, los pastores y fieles deben asegurarse de que todas las formas de esta devoción se abstengan de cualquier referencia, incluso implícita, a las supuestas apariciones o revelaciones.

La gran herejía

El Cardenal “Tucho” en su Comunicado de Prensa del 11 de julio, con un hacha en la mano, decapita ipso facto, esta manifestación:

1 En cuanto a la resolución doctrinal: OMNES: “constat de non supernaturalitate”.

2. En cuanto a investigar ulteriormente el fenómeno: OMNES: “negative”.

Ahora bien, ¿cuál es la causa por la cual no existe supernaturalitate en esta manifestación y la misma no goza ni de un mísero hihil obstat? ¿Dónde está el error doctrinario? No lo dice, pero si leemos los mensajes, se ve que arrojan dentro de la Iglesia, un pedido para que se apruebe a Nuestra Señora, como la Corredentora y Mediadora. Esto es lo que el hereje Bergoglio, no está dispuesto aceptar. Este título mariano, es una piedra dentro de su sucio y negro zapato, que lo confina en sillas de rueda. Para su mentalidad herética, tal como la fue explicando a lo largo de estos años, María no es Corredentora, sino discípula; no la hizo Dios libre del pecado original, sino que “se hizo a sí misma santa”; y para colmo, al pie de la cruz de su Hijo, ella se percata que fue engañada por el Ángel en la Anunciación.

Como dice el Cardenal “Tucho”, el experto de Alcira Gigena, en su Comunicado de Prensa del 11 de julio:

Lo dicho se comunica para que el santo Pueblo de Dios y sus Pastores puedan sacar las debidas consecuencias.


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