por Tony Velázquez Ruiz
Por su cuenta de X, Monseñor Viganó cuestionó el actuar actual de la mayoría de los obispos.
Lo que nos escandaliza y nos llena de horror no es tanto la serie de provocaciones monomaníacas de Bergoglio, que ahora ha demostrado su naturaleza rebelde y apóstata, cuanto la cobardía de todo el Episcopado.
No comprendo cómo un Sucesor de los Apóstoles puede tolerar la abierta apostasía de la Fe de quien se presenta como cabeza de la Iglesia, como si se tratase de los delirios de un loco al que no hay que prestar demasiada atención. Pienso con horror lo que Nuestro Señor les imputará cuando se presenten ante Él y tengan que dar cuenta de su silencio ante la destrucción sistemática de la Iglesia.
Éstos son los horribles pecados por los cuales la Jerarquía debe arrepentirse y pedir perdón.
En cuanto a la jerarquía argentina, se merece una reflexión aparte.
¿Para qué están?
Esta es la pregunta que todo católico debe hacerse. Si solo están para acatar lo que Bergoglio ordena desde Roma, entonces dejaron de ser obispos para transformarse en simios. Hacen lo que el domador les manda con su látigo. Adolecen de personalidad propia. La jerarquía católica argentina se ha transformado en un circo.
¡Pasen y entren, señores, a la carpa para ver sus morisquetas!
¿Están para defender la fe?
Imposible luego de las declaraciones bergoglianas, donde se afirma que Dios inspira todas las religiones.
Por lo tanto, ahora los obispos pueden expulsarme de su catolicidad, dado que Dios inspira todas las religiones, y de este modo mandarme a otra, en la cual no faltará su inspiración. Además, como dice Bergoglio, todas las religiones son buenas.
¿Están para hacer política?
Si piensan que están para eso, se puede ver que no la saben hacer. Promovieron un candidato en las últimas elecciones argentinas y les salió el tiro por la culata. Pueden observarlo en los sindicalistas. Ninguno de ellos busca un obispo, saben que no son mas que simios movidos por el látigo bergogliano, por ello se reúnen con su jefe, el domador, en Roma.
¿Para qué están entonces?
Tan solo tapan un cargo vacante. Son un tapa agujeros. Así la procesión continúa como siempre. Sin verdades. Sin cuestionamientos. Sin ideas propias. Tapando lo más posible la inmoralidad interna.
Dicen las malas lenguas, que Darwin en su teoría evolucionista, el hombre surgió del mono.
El episcopado no evoluciona, involuciona. Los jerarcas católicos con su pastoralismo, regresan al mono.
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