Calesita

jueves, 5 de agosto de 2021

Bergoglio y la mirada de la Medusa

Las Gorgonas para la mitología griega, eran tres hermanas, de las cuales la Medusa era la tercera. Habitaban en el occidente extremo. Se supone que Bergoglio conoce el lugar, pues dijo al sentarse en la silla ocupada del papado, “que venía del fin del mundo”. Este monstruo, se entiende la Medusa y no Bergoglio, usaba serpientes en vez de fino cabello, y poseía una mirada electrizante, pues transformaba a quien la miraba a los ojos, en piedra. Era la Medusa, una cosificadora de personas.


Al explayar el ateísmo de Jean Paul Sartre, Moeller afirma:

«En el sadismo, se encuentra placer en reducir al otro a una «cosa, un objeto», al que manejamos y torturamos a voluntad; en el masoquismo, por el contrario, uno de la pareja halla su placer en ser tratado como un objeto por el otro(Charles Moeller Literatura Del Siglo XX y Cristianismo. II. Pág.75)

Es un fino placer cosificar y manipular las personas; pero también un placer más refinado, al cosificar las costumbres. Lo vemos en Traditionis Custodes, como el documento destila sadismo contra el rito tridentino y alienta a los hijos de la Medusa, para que saboreen este dulce placer de la cosificación.

Si la misa en latín es un juguete en las manos de la Medusa vestida de blanco, destruir este “juguete”, revela el cansancio del niño al verlo crecer y sentirse impotente contra lo otro, contra lo que no puede dominar, contra lo que se le escapa del poder de su mirada cosificadora. 

En este mirada, la cosificación es universal; por lo tanto la religión no escapa a ser fosilizada como una piedra. Esto le es útil a la Medusa, porque haciendo piedras de las distintas religiones, resulta mucho más fácil construir el gran poliedro masónico.

¿Qué es Jesucristo sino una simple estatua? ¿Qué es Lutero, sino otra estatua entronizada en el Vaticano? ¿Qué es el islamismo sino una piedra sin tallar? ¿Qué es "Querida Amazonia" sino otro juguete cosificado? 

La Medusa, ha petrificado todo el arco religioso sobre este nuevo templo, para erigirse como el único constructor vivo.

Los hebreos debieron ser liberados por Moisés porque construían ladrillos. Era la única piedra que podían hacer, bajo la mirada medusea de las fuerzas egipcias.

Los constructores de la Torre de Babel se dijeron:

Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos al fuego.” Y se sirvieron de los ladrillos como piedra. (Gén. 11,3)

¿Acaso resulta extraño que Dios haya dispersado estos hijos de la Medusa por el mundo?

Existe una rotunda diferencia entre el hombre y el ladrillo, si bien ambos proceden de la tierra. El hombre fue hecho por Dios y posee el soplo del alma, mientras el ladrillo fue construido por la mano del hombre y carece de toda vida. Si bien estas dos acciones son naturales y por ende correctas, hacer de los hombres unos simples ladrillos, es cosificar bajo la mirada de la Medusa.

***

A su vez, ¿qué dice el ser petrificado?

Yo soy así, ¿qué quieren que haga? No puedo cambiar.

Yo soy budista, no pienso cambiar.

Yo soy pentecostal, no puedo cambiar.

Desde este momento, ya no existe responsabilidad ni cambio, tanto en la persona cosificada, como en la organización petrificada.

Es entonces cuando la Medusa le dice:

Dios te quiere así, – tal como le dijo Bergoglio a un homosexual chileno.

Sin embargo surge el Perseo, que se aproxima a la Medusa mirando por el pulido espejo de su escudo. Este es el rígido, y el rígido posee las armaduras que le da tanto la fe, como la gracia; por esto, es el enemigo natural que viene a destruir el poliedro construido, que viene a interrumpir la construcción de la Torre de Babel. En las manos del rígido se cae el poliedro como un castillo de naipes.

Fueron ilusos aquellos que aceptaron el rito masónico de Bugnini, para poder desarrollar la liturgia latina, hoy la realidad les mostró su verdadera cara, y esta no es otra, que la mirada de la Medusa.

 

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