Cuando
escuchamos a Georg Gänswein, secretario privado de Benedicto XVI,
afirmar en su conferencia brindada el 4 de junio en Karlsruhe,
Alemania, que la práctica de la homosexualidad es accidental a la
esencia de un ser humano 1,
constatamos la acelerada decadencia intelectual de esta revolución
vaticana.
Las
procesiones de la hipóstasis personal, son accidentales al ser, pero
no son accidentales a la existencia del ser. Si yo no me
alimento, me muero; si tengo una enfermedad mortal y no tomo los
remedios del caso, también me muero. Algo que el teutón Gänswein
no percibe, ni quiere percibir.
Existe
una vida para el espíritu, cuando la hipóstasis personal se ha
re-generado por medio del bautismo, el cual es un nuevo nacimiento
para el alma. Esta nueva generación posee una nueva vida otorgada
por la Gracia, algo que las distintas religiones ignoran, gracias a
estos revolucionarios vaticanos, que no la quieren predicar ni
enseñar.
Existe
una muerte espiritual, de la cual, la muerte corporal es su imagen.
Esta muerte espiritual no es la que solapadamente propaga Bergoglio,
afirmando que el espíritu se autodestruye. Dios no puede destruir su
propia imagen, la cual es nada menos que la hipóstasis personal del
hombre, así como no destruyó los espíritus que se le rebelaron.
Dios nunca improvisa, ni crea para experimentar.
La
homosexualidad y todas las enfermedades del espíritu producen la
muerte en las almas regeneradas y nadie les otorgará la vida, si
ellas no buscan los remedios adecuados con sus procesiones.
Esta
es la causa, por lo que los dichos de Gänswein, son un auténtico
disparate. Estamos ante un arzobispo, que no aprobaría ni
siquiera el examen de una simple introducción a la teología.
El
juicio y la Fe
Otra
consideración, merece el tema del juicio final.
Dice
el ignorante de Gänswein, que si alguien fue homosexual “no
tendrá importancia” en el Juicio Final.
El
juicio no es el objetivo de Dios, sino una consecuencia del hombre
que actúa según sus propios criterios. Dios Padre hace todo lo
posible para evitar el juicio. ¿Quiénes van a juicio? Aquellos que
deben ser juzgados por alguna fechoría. Por tal motivo, cuando
escuchamos a estos revolucionarios vaticanos complacidos por ir al
juicio, no hacemos otra cosa que interpretar que viven en una burbuja
dentro la Luna teñida de sangre.
El
gran protocolo de Bergoglio
Estos
son los que nos hablan que no se debe tomar la Escritura en forma
literal, pero cuando llegan a este pasaje de Mateo 25, 31 y ss., no
hacen otra cosa que aferrarse a la letra con uñas y dientes. Tanto
es así que Bergoglio lo llamó en su exultante e hilarante
Exhortación Apostólica, que este pasaje es un “gran protocolo”.
2
Protocolo
se deriva de προτος y
κολλος, es decir la primera
página de un manuscrito encolado o unido. Si es la primera página,
es porque lleva el título. Hoy el término se emplea como un código
aceptado de normas oficiales para proceder en determinados casos.
Con
este término, el gran nominalista, Bergoglio, no solo toma este
pasaje de Mateo al pie de la letra, sino que lo eleva por encima del
decálogo.
¿Por
qué motivo se hace esto? Los pecados más aberrantes e impuros, son
los que se comenten contra el orden natural, y estos pecados son
moneda corriente en ciertos ambientes eclesiásticos; esto motiva,
que se aferren a este pasaje en forma desesperada, para aliviar el
sopor de los reproches de estas conciencias que forman parte una
naturaleza depravada.
Esto
explica la inicial era de la misericordia bergogliana, y ahora
explica el ataque inmisericorde contra “los rígidos”; pues su
sola existencia les señala con el dedo sus horribles depravaciones.
¿A
todo esto, de qué la juega Gänswein? De quinta columna.
Secretario de Benedicto XVI, en connivencia con el lobby gay
vaticano.
Para
cerrar estas simples reflexiones es bueno releer a San Agustín,
pecador arrepentido y elevado a la santidad, no por el “protocolo
bergogliano”, sino por la Gracia, la cual en él no fue estéril,
como en estos revolucionarios de cartón. 3
***
Pues
Dios envió su Hijo al mundo no para que juzgue al mundo, sino para
que el mundo se salve mediante él 4.
En cuanto, pues, depende del médico, ha venido a sanar al enfermo.
Se suicida el que no quiere observar los preceptos del médico.
Ha
venido el Salvador al mundo. ¿Por qué se le ha llamado Salvador del
mundo, sino para que salve al mundo, no para que juzgue al mundo? Si
no quieres que te salve, serás juzgado por ti mismo. ¿Y por qué
diré «serás juzgado»?
Mira
qué afirma: El que cree en él no es juzgado; quien, en cambio, no
cree —¿qué esperas que diga sino que es juzgado?— ya está
juzgado, asevera.
Aún
no ha aparecido el juicio, pero ya está hecho el juicio.
El
Señor conoce a quienes son suyos 5:
conoce quiénes permanecerán hasta la corona, quiénes permanecerán
hasta la llama; en su era conoce el trigo, conoce la paja; conoce la
mies, conoce la cizaña.
Ya
está juzgado quien no cree. ¿Por qué juzgado? Porque no ha creído
en el nombre del unigénito Hijo de Dios 6.
Ahora
bien, éste es el juicio: que la luz ha venido al mundo, y los
hombres amaron las tinieblas más que la luz, pues eran malas las
obras de ellos.
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1
Cfr. CatholicNewsAgency.com
2
Gaudete et Exsultate, 95
3
Cfr. Tratado 12.
https://www.augustinus.it/spagnolo/commento_vsg/index2.htm
4
Jn, 3,17.
5
2Tm, 2,19
6
Jn, 3,18
Lo que dijo está perfecto, porque la homosexualidad es una desviación de la naturaleza humana y muchas veces ellos no son del todo dueños de sus actos. Lo importante es que sean buenas personas. Quiza fueron excelentes en todo pero solo fueron gays. Por otro lado la homosexualidad se puede corregir, tal vez en el ultimo instante la persona se arrepiente. Peor son los catolicos que juegan al amtrimonio perfecto y le meten los cuernos a la mujer o flirtean con alguna novedad del trabajo o ven peliculas porno y se masturban he visto muchos catolicos conservadores de este tipo!!!
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