Durante el
Oficio de Tinieblas de Viernes Santo, hoy olvidado y despreciado por
la nefasta reforma bugniniana en la liturgia occidental, se canta
este hermoso Responsorio luego de la Segunda Lectura.
La
raíz de nuestra liturgia latina, la cual forma parte de la
Tradición, se encuentra viva en los monasterios que no adhirieron
plenamente a esta destructora reforma.
Este
texto está tomado del Evangelio de San Lucas. La muerte de
Jesucristo, produjo una conmoción en todo el orden natural: dio por
concluido el Antiguo Testamento rasgando el velo del Templo en
Jerusalén, hizo posible la resurrección, y abrió las puertas de la
redención a la Humanidad, representada en el arrepentimiento del
buen ladrón.
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