Deconstrucción con violín de Jorge Morgan |
El
discernimiento es una capacidad que tiene el ojo de la mente, para
descubrir la Luz.
Los
griegos usan para esta operación, el verbo διακρίνω, un
compuesto entre la preposición δια, "a través de..." y el verbo κρίνω, "distinguir". Su
significado indica esta serie de acciones:
1.
Descomponer una realidad en todos su elementos.
2.
Juzgar e interpretar esta realidad una vez diseccionada.
3.
Resolver acciones sobre dicha realidad.
LOS
FÓSILES DEL 60. – Fue un
método de trabajo muy usual en la década del 60: Allí se
proclamaba haciendo sonar fuerte estas tres trompetas: Ver, juzgar y
actuar.
Bergoglio
es un producto acabado de la década del 60. Como buen fósil de esos
años, ordena aplicar este método de análisis a diestra y
siniestra.
LAS
DIFICULTADES DEL MÉTODO. – Sucede
que esta operación de la persona, no es tan sencilla, y acarrea una
serie de dificultades, por la cual el método resulta muchas veces un fracaso.
Enumeremos algunas de ellas:
1.
Quien practique el discernimiento, debe poseer el espíritu de la
decodificación.
El
conocimiento en base a la decodificación o a la deconstrucción, no
es algo corriente. Son pocos los decodificadores. Esto hace, que el
ignorante que mande deconstruir a quien no sabe hacerlo, y nunca lo
hizo, le haga proceder con más errores de los que ya cometía.
En
esto es proverbial la ignorancia de Bergoglio, la cual busca
simplificar las cosas, cayendo no solo en errores doctrinales, sino
en errores de ejecución. Bergoglio es desde hace unos meses por este
y muchos otros motivos, un "papa" acabado, sin autoridad alguna.
2.
Quien practica la decodificación, debe poseer una sólida doctrina.
Durante
el discernimiento se emite un juicio; y todo juicio se basa en una
ley, es decir, en una doctrina fija, en una forma de pensamiento. Si
no existe doctrina, el juicio es subjetivo y circunstancial.
Si
Bergoglio escribe en sus documentos, que los dogmas son verdades
abstractas, o se emiten documentos con doble y ambiguo lenguaje, el
discernimiento producido será forzosamente subjetivo, parcial y
erróneo.
Esto
es algo realmente diabólico: dejarse llevar en el juicio, no por la
ley, sino por los sentimientos personales, tal como él lo impulsa.
3.
El decodificador de la realidad, debe saber interpretar.
Discernir,
es una hermenéutica de la realidad. Si no se sabe interpretar, no se
puede ver ni un rayo de Luz en ella. Este es un ejercicio que no se
improvisa, se debe tener dote natural para el mismo, junto a un
ejercicio permanente en uso.
Bergoglio
es un pésimo intérprete de las Escrituras; lo dicen todas las
subjetividades que lanza en las homilías; de allí que su dote de
discernimiento es decididamente mala. Para llevar a la Iglesia hacia
una división, es que no se sabe decodificar, y se es incapaz de
interpretar, todo porque no acierta al discernir.
4.
Es un mito, que quien sabe discernir no es rígido.
La
rigidez del discernimiento se basa en la ley o doctrina. Quien es
rígida es la doctrina, no quien emite el juicio.
Este
es el grueso error de Bergoglio, quien critica los seminarios por su
rigidez. De allí que la flexibilidad o rigidez en la determinación,
no responde a la persona, ni al caso de la realidad concreta, sino a
la doctrina.
Decían los antiguos romanos, que se debía perseguir al cristianismo por su gran rigidez; de allí su acusación de misantropía. Los mártires son el ejemplo de rigidez y misantropía por seguir una doctrina en toda su ley.
El
hecho de criticar los seminarios por su falta de discernimiento, no
es culpa de los seminaristas que son los que aprenden, sino de sus
profesores o “doctores”. Profundizando nuestra decodificación,
tampoco los profesores de seminario son responsables, sino los
inútiles que los prepararon y les otorgaron el título, casi todos
licenciados en Roma. En esto, como de costumbre, Bergoglio siempre
cava su propia fosa.
CUANDO
BERGOGLIO ACIERTA Y DESACIERTA. – Acontece
en todo esto que Bergoglio posee algo de verdad: estos clérigos de la
modernidad son inútiles para decodificar, para deconstruir o para
discernir. Hasta un ciego puede notar esto. Aquí Bergoglio puso el dedo en la llaga. Tan inútiles son, que el mismo Bergoglio es el
mejor prototipo de esta especie clerical.
En la política es donde esta cualidad
brilla; un brillo que Bergoglio no tiene, pues su martillo nunca da
en el clavo de los sucesos, de allí que su política va a contramano de los
acontecimientos. Todo parece indicar, que busca restablecer la
supremacía papal en el orden político; pero el mundo que él cree
poseer lentamente se le esfuma de las manos.
LOS
DECONSTRUCTORES. – Los
profetas eran decodificadores, de allí que la inspiración era
realmente divina, pues se añadía a la capacidad natural de saber
deconstruir.
La
deconstrucción profunda, cual otra musa, es de orden divino; una luz
de los resplandores divinos, que solo tocan a algunos, y cuando hablan, estos nunca
son oídos.
El
hecho es que muchos clérigos no saben discernir. Lo vemos en las
idioteces que afirman en los mal llamados casos de apariciones: todos
pésimamente deconstruidos.
Todo
esto hace que la iglesia bergogliana vaya a la deriva, sin puerto
fijo, dentro de un mar embravecido, donde ni siquiera parece que se
pidiera el auxilio divino, pues muchos son tan arrogantes que como ciegos se aliaron con las olas que a cada instante golpean
el casco de la nave.
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