Ninguno después de encender una antorcha la tapa con una vasija, ni la mete debajo de la cama; sino que la pone sobre un candelero, para que dé luz a los que entran. // Οὐδεὶς δὲ λύχνον ἅψας καλύπτει αὐτὸν σκεύει ἢ ὑποκάτω κλίνης τίθησιν, ἀλλ' ἐπὶ λυχνίας ἐπιτίθησιν, ἵνα οἱ εἰσπορευόμενοι βλέπωσι τὸ φῶς. (Lucas 8,16)
miércoles, 25 de diciembre de 2024
Christe Redemptor omnium
jueves, 5 de diciembre de 2024
El Arzopispo Viganó en un ensayo sobre el papado emérito, señala una iglesia en Revolución Permanente
El Arzopispo Viganó ha publicado en LifeSiteNews un ensayo sobre el papado emérito, luego de leer la correspondencia entre Ratzinger y Bux. Dejo el link para quien desee leer el artículo completo. Tan solo haré un comentario en algunos puntos de su pensamiento.
Hoy la estructura eclesial parece moverse dentro de una revolución al estilo mundano, dado que muchos prelados se han volcado a las filosofías modernas. Los prelados teutones, son una muestra evidente de esta triste realidad.
Viganó ya se ha percatado de esta tendencia y observa a grandes rasgos como la estructura eclesial, actúa basada en el idealismo alemán, y cuando hablamos de este idealismo, lo hacemos llevando el sello inconfundible de Hegel.
Para Viganó, esta iglesia humana ha ingresado en una especie de Revolución Permanente, un concepto que ostenta entre nosotros, el anacrónico trotskismo actual.
Afirma el arzobispo que existe una...
...perfecta coherencia de acción de los “papas conciliares” desde Juan XXIII y Pablo VI hasta el autodenominado Francisco, pasando por Juan Pablo II y Benedicto XVI. Los objetivos son los mismos, aunque se persigan con métodos y lenguajes diferentes.
La imagen de un teólogo anciano, elegante y refinado, con casulla romana y zapatos rojos, que otorgó la ciudadanía al rito tridentino, contrastada con un heresiarca globalista intemperante que no celebra Misa y ha anulado Summorum Pontificum, mientras promulga la liturgia maya con féminas turificantes, es parte de esa operación de polarización forzada que también hemos visto adoptar en el ámbito civil, donde se ha llevado a cabo un proyecto subversivo similar al favorecer a las fuerzas ultraprogresistas por un lado y acallar las voces disidentes por el otro.
La hipótesis de su ensayo es que tanto Ratzinger como Bergoglio son dos momentos de un proceso revolucionario, cuya oposición es aparente, porque emerge la dialéctica hegeliana de tesis, antítesis y síntesis. El ejemplo de su hipótesis lo percibe en la liturgia:
En la visión ratzingeriana, la tesis del Vetus Ordo y la antítesis del Novus Ordo se combinan en la síntesis del Summorum Pontificum, gracias al subterfugio de «un único rito en dos formas». Pero esta «coexistencia pacífica» es producto del idealismo alemán; y es falsa porque se basa en la negación de la incompatibilidad entre dos modos de concebir la Iglesia, uno correspondiente a dos mil años de catolicismo, el otro impuesto por el Concilio Vaticano II gracias a la obra de herejes que hasta entonces habían sido condenados por los romanos pontífices.
La 'redefinición' del papado
El mismo proceso se da para él, en la evolución del concepto del papado:
El mismo modus operandi lo encontramos en la intención expresada primero por Pablo VI, luego por Juan Pablo II y finalmente por Benedicto XVI de “redefinir” el Papado en clave colegial y ecuménica, ad mentem Concilii, donde la institución divina de la Iglesia y del Papado ( tesis ) y las reivindicaciones heréticas de los neomodernistas y de las sectas no católicas ( antítesis ) se combinan en la síntesis de una redefinición del Papado en clave ecuménica, propuesta por la encíclica Ut Unum Sint promulgada por Juan Pablo II en 1995 y más recientemente formulada en el Documento de Estudio del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos emitido el pasado 13 de junio [2024]: El Obispo de Roma. Primado y sinodalidad en los diálogos ecuménicos y en las respuestas a la encíclica 'Ut Unum Sint'. No será sorprendente saber –como me confió el cardenal Walter Brandmüller en enero de 2020 en respuesta a una pregunta específica mía– que el profesor Joseph Ratzinger estaba desarrollando la teoría del Papa emérito y de un papado colegial [compartido] con su colega Karl Rahner en la década de 1970, cuando ambos eran “jóvenes teólogos”.
Para resumir su hipótesis, Viganó afirma que los neomodernistas revolucionarios, estuvieron de acuerdo con el papado emérito:
En esencia, se encontró una manera de mantener a Benedicto XVI en el Vaticano, de modo que su presencia dentro de los Muros Leoninos apareciera como una forma de aprobación de Bergoglio y de las aberraciones de su “pontificado”. Por su parte, el argentino vio en ese monstrum canónico –porque eso es el “Papado Emérito”– un instrumento para la desestructuración del Papado en clave conciliar, sinodal y ecuménica; lo que, como sabemos, era un deseo compartido por el propio Benedicto XVI.
La evolución hegeliana sobre el papado se inicia aplicando el episcopado emérito.
El Episcopado Emérito, introducido poco después del Concilio de 1966 con el Motu Proprio Ecclesiæ Sanctæ y luego adoptado por el Código de Derecho Canónico de 1983 (can. 402, § 1), revela una coherencia significativa con la Ingravescentem Ætatem de 1970, que priva a los cardenales de setenta y cinco años de sus funciones curiales y a los cardenales de ochenta años del derecho a elegir al Papa en Cónclave. Más allá de la formulación jurídica de estas leyes eclesiásticas, su mens [finalidad] solo puede entenderse en una perspectiva de exclusión deliberada de los obispos y cardenales mayores de la vida de la Iglesia, destinada a favorecer el “cambio generacional” –un verdadero reseteo de la Jerarquía católica– con prelados ideológicamente más cercanos a las nuevas peticiones promovidas por el Vaticano II. Esta purga artificial de los miembros más antiguos del Episcopado y del Colegio Cardenalicio –y por tanto presumiblemente menos proclives a la innovación– ha acabado distorsionando el equilibrio interno de la Jerarquía, según un enfoque mundano y laico ya ampliamente adoptado en el ámbito civil. Y cuando, bajo el pontificado de Juan Pablo II, las llamadas “viudas de Montini” –es decir, los cardenales que habían alcanzado el límite de edad en los años 80– pidieron la revocación de la Ingravescentem ætatem para no ser excluidos del Cónclave, se hizo evidente que también los progresistas de los años 70 estaban destinados a su vez a ser víctimas de la norma que habían invocado para los demás: Et incidit in foveam quam fecit (Sal 7,16) [ha caído en el hoyo que hizo].
De este modo se pasó del episcopado emérito al papado emérito:
No pasará inadvertido que, en una perspectiva de “redefinición” del Papado en clave sinodal, donde el Obispo de Roma es considerado primus inter pares, la institución del Episcopado emérito y las normas que limitan el ejercicio del Episcopado y del Cardenalato a la consecución de una determinada edad, constituyen la premisa para la institucionalización del Papado emérito y la jubilación del Papa anciano.
El falso problema del munus y del ministerium
Dentro del ámbito del papado, Viganó adopta la coherente tesis de Radaelli:
El profesor Enrico Maria Radaelli ha puesto de relieve en sus estudios de fondo que esta bipartición arbitraria del mandato petrino entre munus y ministerium hace inválida la Renuncia. Puesto que el Primado petrino no se puede descomponer en munus y ministerium, puesto que se trata de una potestas que Cristo Rey y Sumo Sacerdote confiere a quien ha sido elegido Obispo de Roma y Sucesor de Pedro,...
Pero sucede que el mismo Benedicto XVI contradice esta tesis con la creación inaudita de papado emérito:
...la negación de Ratzinger (en la carta citada) afirmando que no quería separar munus y ministerium está en contradicción con la propia admisión de Benedicto de haber basado el Papado emérito en el modelo del Episcopado emérito, que se basa precisamente en esta división artificial e imposible entre ser y hacer Papa, entre ser y hacer Obispo. El absurdo de esta división es evidente: si fuera posible poseer el munus sin ejercer el ministerium, también sería posible ejercer el ministerium sin poseer el munus, es decir, ejercer las funciones de Papa sin serlo: lo cual es una aberración tal que invalida radicalmente el consentimiento a la asunción misma del Papado. Y en cierto sentido vimos realizada esta dicotomía surrealista entre munus y ministerium, cuando el Emérito era Papa pero no ejercía el Papado, mientras que Bergoglio actuaba como Papa sin serlo.
De este modo asistimos a la materialización de esta interesante mutación histórica:
De la tesis del papado ( soy papa ) en conflicto con la antítesis de la renuncia ( ya no soy papa ) surge un concepto en continua evolución –como el devenir es lo absoluto para Hegel–, es decir, la síntesis del papado emérito ( sigo siendo papa pero no actúo como papa ). No hay que pasar por alto este aspecto filosófico del pensamiento de Joseph Ratzinger, que es principal y recurrente para él: la síntesis es en sí misma provisional , en vista de su mutación en una tesis a la que se opondrá una nueva antítesis que dará lugar a una ulterior síntesis, a su vez provisional. Este devenir incesante es la base ideológica, filosófica y doctrinal de la revolución permanente inaugurada por el Concilio Vaticano II en el frente eclesial y por la izquierda global en el frente político.
A todo esto, el demonio se sirvió tanto de Benedicto XVI, como del supuesto Francisco. Así se mostraba a uno encerrado en el Vaticano con un carcelero al estilo Gäswein, el cual daba pie a una comunicación oficial para presentar una continuidad Benedicto-Francisco. Una unidad papal imposible de sostener, hasta que se produjo su muerte (o simple eutanasia), cuando esta continuidad, ya no era necesaria.
De allí que no comparto cierta visión personal de Viganó cuando dice:
En la dramatización mediática, los actores Ratzinger y Bergoglio nos han sido presentados como portadores de teologías antitéticas, cuando en realidad representan dos etapas sucesivas del mismo proceso revolucionario.
Entiendo que lo que se mostró a los medios, fue precisamente todo lo opuesto; puesto que los fieles que siguen a sus párrocos por “piloto automático”, no se plantean la realidad de dos papados antitéticos, si así fuera, ya estaríamos en “cisma abierto”.
En cuanto a su Revolución Permanente, no es mas que una simple opinión, surgida de una somera visión “a vuelo de pájaro”, que cualquier analista puede destruir con facilidad. Visión, que con toda seguridad no le pertenece, sino que seguramente la tomó de algunos de sus actuales contactos.
martes, 26 de noviembre de 2024
Bergoglio Papa, ¿es ahora dogma de fe? Sacerdote italiano excomulgado y otro laicizado.
LifeSiteNews reportan la noticia por la cual un sacerdote italiano fue excomulgado y otro laicizado por declarar que Francisco no es Papa:
Dos destacados sacerdotes italianos, el padre Giorgio Maria Faré y el padre Fernando Maria Cornet, han sido sancionados por argumentar públicamente que Francisco no es el Papa: el primero fue excomulgado y el segundo fue laicizado.
Faré fue excomulgado de la Iglesia y expulsado de la orden de los Carmelitas Descalzos, según una carta del 18 de noviembre a la comunidad de su superior, el padre Miguel Márquez Calle, OCD. El padre Cornet, un sacerdote nativo argentino de la Arquidiócesis de Sassari, fue laicizado directamente por el Papa Francisco, según una declaración del 13 de noviembre de la archidiócesis.
Faré declaró en un sermón viral en octubre que cree que el Papa Benedicto XVI no renunció por completo a su cargo papal intencionalmente y, por lo tanto, la elección de Francisco fue inválida, lo que lo convirtió en un antipapa. Cornet publicó un libro el año pasado titulado Habemus Antipapam? (¿Tenemos un antipapa?), en el que también detalla por qué la renuncia de Benedicto era inválida, lo que inspiró la tesis de Faré.
El superior de Faré explicó en su carta que el sacerdote fue excomulgado por cisma y expulsado de la orden tras negarse “obstinadamente y públicamente” a reconocer al papa Francisco como legítimo pontífice romano. Faré fue advertido en una carta firmada por Márquez apenas dos días después de pronunciar su sermón que tenía 15 días para retractarse de sus declaraciones o enfrentaría la excomunión y la expulsión.
“Informo a toda la Orden y a los interesados que el 18 de noviembre de 2024 se notificó al P. Giorgio Maria Faré, OCD, el decreto de excomunión por cisma y expulsión de la Orden. Esta medida sigue a la negativa pública y obstinada del P. Faré a reconocer al Papa Francisco como el Romano Pontífice legítimamente elegido y a permanecer en comunión con él”, escribió Márquez.
El superior añadió que Faré tiene 30 días para apelar la decisión y es libre de retractarse de sus declaraciones “cismáticas” en cualquier momento. Faré dijo a LifeSiteNews que tiene la intención de apelar la decisión.
Faré postuló en su homilía del 13 de octubre que el Papa Benedicto XVI, teniendo conocimiento interno de un complot de la mafia de San Galo para elegir a un Papa liberal después de su muerte, decidió renunciar deliberadamente de manera inválida:
El Papa se encontró entonces en una encrucijada: o bien permitía que se eligiera en secreto a un antipapa tras su muerte o bien intentaba una estrategia para frustrar a los enemigos de la Iglesia emitiendo una declaración sin efecto jurídico. De paso, quiero señalar que –incluso después de la Declaratio– se podría haber evitado un cónclave inválido. Los cardenales que notaron las anomalías en la Declaratio … podrían haber planteado inmediatamente la cuestión e impedir la convocatoria de un cónclave. Esto no ocurrió, por lo que es importante señalar que la verdadera responsabilidad de lo sucedido no debe recaer sobre Benedicto XVI, sino, más bien, sobre aquellos que entendieron y guardaron silencio de mala fe.
Las pistas que según Faré Benedicto dejó para que los cardenales las descifraran y tomaran las medidas apropiadas incluían adoptar el título de “Papa Emérito”, seguir usando su sotana blanca y conservar su escudo de armas papal.
Según Faré, una prueba de que la renuncia de Benedicto XVI no es válida es que utilizó la frase “declaro que renuncio” en lugar de decir “renuncio”, como se requiere. Faré también subrayó que en el texto original en latín de la renuncia, Benedicto XVI sólo renunció al ministerium, o la ejecución visible del cargo, pero para que la renuncia fuera válida, habría tenido que renunciar al munus, o el “cargo” del papado, según el canon 332 §2 del Código de Derecho Canónico de 1983 .
Por lo tanto, según Faré, Benedicto fue Papa hasta su muerte en 2022, y por tanto Francisco es un antipapa.
La declaración de la Arquidiócesis de Sassari sobre Cornet, firmada por el canciller de la archidiócesis, el padre Antonio Spanu, indicó que también fue laicizado por el delito de cisma y curiosamente señaló que fue el propio Papa Francisco quien tomó la decisión.
“Se sabe que el Santo Padre Francisco, con decisión suprema y definitiva, exoneró del estado clerical al señor Fernando María CORNET , de conformidad con el art. 26 SST 2021 y lo dispensó del celibato eclesiástico por delitos contra la fe (cisma)”, se lee en el comunicado.
Dado que el propio Francisco dictó sentencia en el caso de Cornet, el sacerdote no puede apelar la decisión.
Cornet explicó en una entrevista a principios de este año en el canal italiano de YouTube Orizzonte degli Eventi (Horizonte de los sucesos) que comenzó a enfrentar repercusiones por su libro, Habemus Antipapam?, unos meses después de su publicación. El sacerdote explicó que el arzobispo Gian Franco Saba de Sassari se reunió con él para hablar sobre su libro y le dieron una copia. Unos meses después, a Cornet le dijeron verbalmente que necesitaba retirar el libro del mercado, retractarse públicamente de su posición y reconocer a Francisco como el pontífice legítimo. Después de no retractarse, el sacerdote recibió una carta oficial acusándolo de cisma en agosto antes de que finalmente fuera laicizado.
Después de que Benedicto XVI publicara su Declaratio en 2013, varios otros prelados y pensadores católicos han sugerido que Francisco no es el Papa, ya sea porque la renuncia de Benedicto no fue válida o por otras razones. Entre ellos se incluye otro sacerdote italiano, el padre Ramon Guidetti, quien fue excomulgado en enero después de afirmar en un sermón que Benedicto “nunca renunció al munus petrino” y, por lo tanto, el “usurpador” Francisco “no es el Papa”.
Por su parte, el arzobispo Carlo Maria Viganò ha sostenido que Francisco carecía de la intención necesaria para convertirse en Papa, independientemente de la naturaleza de la renuncia de Benedicto. Viganò fue declarado excomulgado por el Vaticano por ocupar este cargo a principios de este año.
Por otra parte, el obispo Athanasius Schneider ha declarado que “ nadie tiene el poder de juzgar el estatus de Francisco como Papa ” porque los escritos anteriores sobre un Papa que se convierte en hereje, como los de San Roberto Belarmino, son sólo opiniones, no doctrina, y no hay nadie dentro de la Iglesia que tenga el poder de declararlo hereje.
“En el caso de un Papa herético, los miembros de la Iglesia pueden evitarlo, resistirlo, negarse a obedecerlo, todo lo cual puede hacerse sin necesidad de una teoría u opinión que diga que un Papa herético pierde automáticamente su cargo o puede ser depuesto en consecuencia”, escribió Schneider.
Luego de leer la noticia, hacemos algunas observaciones al respecto:
1. Nos preguntamos si ciertos católicos poseen un criterio cierto, de lo que es ser Papa. Si ser Papa es ser Vicario de Jesucristo, los infantiles argumentos de Schneider caen por su propio peso. No se puede ser tan ingenuo. La fe está antes que el cargo.
2. Notamos como en algunos subyace el criterio de los veterocatólicos. Aplicando este criterio no impide afirmar que Bergoglio es “malo” y “lo peor que existe”, pero no deja de ser el “Santo Padre”.
3. Como un lector opina en el citado artículo, dudar de la validez de un Papa no es materia de excomunión.
4. Se puede negar la virginidad de María, o la deidad de Jesús. Se puede ser sodomita o vejar monjas. Se puede afirmar como Zanchetta, que estuvo en la cama con Bergoglio. Se puede apoyar el aborto; pero no se puede decir, que Bergoglio no es Papa. Es el artículo N.º 1 del nuevo Credo de la hipócrita iglesia masónica actual.
sábado, 2 de noviembre de 2024
Visión meliflua de un Sagrado Corazón, narrado por el “encuentro” con el sodomita Bergoglio
Pues esos falsos apóstoles, obreros engañosos, se transfiguran en apóstoles de Cristo; y no es maravilla, pues el mismo Satanás se transfigura (μετασχηματιζεται) en ángel de luz. (2Cor. 11,13-14)
La historia se repite. Hoy, y no es maravilla. Un jesuita hereje se transfigura en papa y con sotana blanca, pretende dar lecciones. Ahora lo hace desde su escrito al Sagrado Corazón.
La mímesis
El término mímesis nace en la Grecia clásica, indicando que ciertas sacerdotisas adoptaban actitudes que no respondían a su personalidad, actuando en forma extraña. Para unos podría tratarse de una estupenda actuación teatral, para un santo, tal vez en algún tipo de posesión luciferina.
Es lo que percibimos al leer Dilexit nos. Bergoglio es maestro destacado en la mímesis religiosa. Jesuita por un lado, actuó al unísono en retiro “espiritual” con los pentecostales, se hizo judío y por último masón.
La mímesis bergogliana fue aún más lejos. Tomó lecciones del comunismo paraguayo. Se hizo nacionalista católico, ingresó al peronismo de la mano de Guardia de Hierro y abrazó cuanto comunista se cruzó en su paso.
Por esto en el punto 6, nos preguntamos si este jesuita disfrazado de papa, no habla de sí mismo:
Esta verdad de cada persona tantas veces está oculta debajo de mucha hojarasca que la disimula, y esto hace que se vuelva difícil sentir que uno se conoce a sí mismo y más aún que conoce a otra persona: «Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo?» (Jr 17,9).
“Mostrando la hilacha”
Después de leer los 220 artículos con sus correspondientes 227 notas, el jesuita hereje “muestra la hilacha”.
Confieso que durante su lectura tuve que hacer un esfuerzo titánico para no quedarme dormido. El porteño, es reiterativo hasta el cansancio. De modo que estamos a punto de decir, que nada nuevo existe en este somnífero escrito, excepto su visión incompetente y por momentos mal intencionada.
Escribe en 34:
Dice el Evangelio que Jesús «vino a los suyos» (Jn 1,11). Los suyos somos nosotros, ...
No se puede creer tamaña imbecilidad. Juan habla de los judíos, que eran “los suyos”, no los actuales católicos. Lógicamente, no quiere enemistarse con el judaísmo, ergo corrige a San Juan, pues a él, siempre lo alumbra el Espíritu…
Y luego afirma:
No significa que seamos sus esclavos, y él mismo lo niega: «Ya no los llamo servidores» (Jn 15,15).
El no nos llamará siervos, pero parece que algunos apóstoles se consideraban así:
Santiago, esclavo (δουλος) de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud. (Sant. 1,1)
Por lo tanto, la eliminación del concepto de esclavo no es absoluta sino relativa. Una cosa es como Jesucristo nos ve y otra como nos vemos.
En 73, escribe:
Sabemos que la palabra aramea que él usaba para dirigirse al Padre era “Abba”, que significa “papito”. En su época algunos se molestaban por esa familiaridad (cf. Jn 5,18).
En hebreo o arameo antiguo no existía el diminutivo ni el aumentativo. Por otro lado, Juan escribe algo totalmente distinto:
Por esto los judíos buscaban con más ahínco matarle, pues no sólo quebrantaba el sábado, sino que decía a Dios su Padre, haciéndose igual a Dios.
Como vemos no era una familiaridad, sino una noción abstracta de su divinidad, algo que su mente rechaza por ser un arriano encubierto.
Para su retorcida mente, la fe solo tiene sentido en lo concreto, no en lo abstracto. Es lo que se percibe sin tapujos al leer “Dilexit nos”. El amor humano, parece salir airoso del amor divino. Más aún. Nos parece estar leyendo un texto pagano, donde lo divino es una categoría que está presente en los seres. En unos más, en otros menos, siendo Dios el que la posee plenamente. Por supuesto, no pida mandamientos ni obligaciones, en esta iglesia no importan. Por ello afirma al hablar de la dignidad:
...para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. (30)
Tampoco busque esta expresión, porque no existe en su mente:
Si me amáis (αγαπατε), guardaréis mis mandamientos. (Jn. 14,15)
Tomarlo con ajenjo
Afirmé que todo el escrito es pesado y reiterativo, pero al leerlo se debe tomar previamente algo bien amargo. Es por lo empalagoso del texto. Siete veces nos habla de la “dulzura”. Y así hallamos empleado el término “ternura” unas 20 veces; “afecto”, 22 veces; “caricias”, 4 veces; “cariño”, 4 veces; “enamorado”, 10 veces; “amistad”, 13 veces. Todo un estilo altamente melifluo. Esto lleva a pensar, si este anciano necesitó algo de cariño en su infancia. Todo esto sin perjuicio del término “amor”, empleado unas 289 veces.
¿Pero de qué amor se trata? This is the question.
En griego clásico, amar se desdobla en varios términos, donde cada uno tiene su propio matiz. El término que indicaba el amor que se originaba en la “Necesidad” natural (αναγκη), era el Eros. Algo necesario para el orden natural, del cual se producía la generación (γενεα). Ellos veían al mundo como “cosmos”, es decir como un orden establecido. De este orden establecido, nacía la justicia (δικη).
Entre la relación de los hombres o los conceptos, se daba el amigo, el filos (φιλος). De allí los sufijos y prefijos castellanos: filosofía, como amante de la sabiduría o bibliófilo. Pero existía un amor que iba más allá de todos, era el ágape (αγαπαω). Ante estas concepciones, el latín empleó el verbo diligere para la intimidad familiar, y el amare para el resto. Pero esto no respondía al concepto griego de ágape, de allí que apareció la “cáritas” como amor de entrega. En un Cuento Profético del antiguo Egipto, donde aparece el faraón Snofru, fundador de la dinastía IV, se habla de un pordiosero, que dice al pedir limosna: “Ámame”. Es el amor de entrega.
Para “Dilexit nos” el “amor”, no tiene diferencias ni matices, todo se da en forma empalagosa y somnífera. Por tal motivo, les recuerdo a los sodomitas vaticanos, que el amor homosexual no es ni ágape, ni filos, ni eros. Porque el eros implica cosmos, y el cosmos un orden establecido. Los sodomitas navegan contra todo orden establecido.
Teología sodomita del “encuentro”
Para los sodomitas salidos del armario, el “encuentro” es algo fundamental, sin el cual, se les hace imposible la vida. De allí que se insiste en dicho término unas 23 veces. Así vemos:
En la Biblia y en los primeros siglos de la Iglesia aparecía bajo la figura del costado herido del Señor, sea como fuente de la gracia, sea como un llamado a un encuentro íntimo de amor. (78)
Nótese que dicho “encuentro íntimo de amor” puede tener dos significados, el religioso, y el sodomita, sobretodo si lo unimos con el final del punto 213:
¡Qué hermoso encuentro!
De las pocas veces que hace mención a la Madre del Salvador, jamás la llama “Virgen”. Tal como corresponde a un hereje encubierto y opuesto a San Cirilo de Alejandría.
El escrito posee un sinnúmero de citas, 227 para ser preciso. Paso por alto como verdades, todas aquellas que responden a los santos ya cualificados por el tiempo. Por lo tanto, no me interesan ni Diego Fares (S.I), ni Romano Guardini, ni Karl Rahner, ni Byung-Chul Han, ni Heidegger, ni el Documento de Aparecida, ni el Vaticano II, ni Olegario González de Cardedal, ni sus propios dichos o escritos anteriores.
Tampoco me interesan las galletas de su abuela, o la forma como hacían las empanadas en su casa.
Por último, seguramente se me aplicarán algunas de las subjetividades bergoglianas que aparecen en el punto 219. Porque no reemplazo “el amor de Cristo” con mis “estructuras caducas”, con mis “obsesiones de otros tiempos”, con mi “adoración de la propia mentalidad”, y en fin, con mis “fanatismos de todo tipo”. Todo esto puede ser, pero no será nunca con un nauseabundo amor sodomita fuera de todo orden concebido.