Calesita

martes, 2 de julio de 2019

Cisma a la vista

Decíamos el 20 de junio de 2017 que “todo cisma lleva su tiempo y su propio proceso. Existen tormentas que se preparan lentamente, así como se prepara este cisma, en donde ya vemos llegar los primeros nubarrones”.
Hoy es lastimoso decirlo, pero el triste proceso avanzó enormemente, no solo se cubrió el cielo, sino que las ráfagas de viento ya nos azotan.
Esta feroz tormenta, única en la historia de la Iglesia, no solo la ven algunos laicos, sino que hasta el mismo Benedicto XVI se percató de ella, lo cual le debe ser un triste pesar; el pesar en no pensar que con la inacción de su dudosa renuncia ante los “lobos”, las cosas no se podían arreglar. Su ancianidad, ya lo muestra un lastimoso ser infantil. Quien lo expresa con acierto, es nuevamente marco Tosatti en su web, firmada por un seudónimo, un tal Super Ex:
El miedo da Noventa. El miedo a un cisma. Miedo que afecta especialmente a los cardenales alemanes leales a la Iglesia Católica, pero aún así son alemanes y conscientes del cisma de Lutero.
Este miedo ahora se está apoderando de Benedicto XVI. Y lo mantiene vacilante, entre la necesidad de decir la verdad y el miedo al cisma.
Como afirma el autor de este escrito, Benedicto es agudo al pensar, pero dubitativo al actuar; diríamos nosotros que difícilmente actúa; y por este motivo pone la agudeza de su pensamiento en determinar como evitar una acción. Caso contrario no se entendería su ambivalente renuncia, donde separa el papado en materia y forma, quedándose él con la materia pasiva y cediendo la forma activa a los “lobos” de San Galo, para que estos sienten en la silla de Pedro a un hereje.
Ahora se viene la tormenta. Los tiempos están maduros. Ya truena. Hoy, mañana, o tal vez en unos meses. Dentro de este aguacero nos deleitaremos con las sandeces que escribirán en el sínodo del Amazonas. A no reírse, estos son los sabios sinodales, donde se determina que una imbecilidad mutó en gran sabiduría, paso previo a una re-forma, que siempre es el método práctico para imponerse. El original será para la región del Amazonas, sin el aval de Bolzonaro o con su ríspida sonrisa de malestar, pues a estos purpurados ya ligeramente politizados “a la peronista”, poco les importa, y ahora, como los más fanáticos, “van por todo”. Del original amazónco, llamado tal vez Gaudete Amazonium, o Gaudium in Terris Amazonicis, o porque no, Exsultate Insulæ Amazonicæ; de este alegre o jocoso original, copiarán los neomodernos las nuevas re-formas para demoler un poco más. Para re-formar, se les hace necesario destruir. Cuatro serán los objetivos de octubre: de-moler, destruir, re-formar e im-poner a sangre y fuego.
Ante este desastroso panorama, como lo refiere la página mencionada, Benedicto duda, como dudó siempre, con …
...la duda hamlética, sobre ¿cuál es el peor mal: las doctrinas heréticas y los comportamientos triviales del argentino o un cisma mundial, conducido por quienes están cansados de esta "autodemolición de la Iglesia a través de sus ministros"?
Y es indudable que la unidad es fundamental, pero esta relatio ad unum, solo es posible en la unidad doctrinaria. Dicha unidad doctrinaria fue rota hace tiempo por un jesuita que ya desde Buenos Aires era un hereje consumado, quien como los aprendices del profeta Eliseo 1, se arrodilló ante los profetas pentecostales.
De acuerdo a las últimas noticias, parece que Walter Brandmüller también se despertó:
¡Buenos días, cardenal! ¿Así que los borradores para este encuentro sinodal de octubre, son heréticos? ¡Qué novedad!
Y siguiendo a nuestro articulista:
Massimo Franco, un periodista agudo y honesto, le dio a entender, diciendo que hay muchos obispos y cardenales que van a Benedicto para deshagarse de lo que sucede en la "iglesia de Bergoglio".
Dejen de llorar, no sean mujerzuelas, y hagan algo que los rescate de la pésima imagen que se formaron.
Dicen que el cisma está tronando sobre nuestras cabezas, y a fe que prefiero el cisma en la doctrina, que acompañar las ocurrencias del ignorante che jesuita con su lobby de re-formas.
Y como dice el articulista:
¿Es posible salvar la unidad de la Iglesia fuera de la verdad?
Esta es la consecuencia de la tonta renuncia de Benedicto, lo compadezco, pues le debe pesar en el alma.
Y termino con lo mismo que afirmaba allá por junio de 2017, donde mis garabatos por la web, eran para algunos, un simple y hueco anuncio de calamidades:
La diferencia entre la generación perdida del 70 y la generación de hoy, radica en que luego de pasado medio siglo, hemos comprobado el desastre producido por la reforma conciliar, y hoy esta generación reformista llena de vanguardismos doctrinarios, pretende ir más lejos: modificar las bases de la Iglesia; pero atención, que algo se mantiene estable: los vicios de un monólogo autócrata por parte de la autoridad.”
Y para ponerle la frutilla al postre, no solo de autocracia se trata, sino de una descomposición moral del clero tan enorme, que su mismo olor a putrefacción es mayor del que hoy se siente en Roma por el ineficiente servicio de recolección de residuos.


1 Cfr. 2 Reyes 2,15.


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