El 22 de julio se cumplieron
50 años de la muerte de Giovanni Guareschi (Parma 1908 – Rávena
1968). Fue un periodista y escritor italiano. Su novela Don Camilo es
la obra más conocida. Es el escritor italiano más traducido en el
extranjero.
Las tesis de Guareschi en
Don Camilo.
Su novela El pequeño
mundo de Don Camilo, llevada al cine en 1952, con Don Camillo,
retrata el 1946 del norte italiano y la división de esa penosa
posguerra. Su acción en la novela es ágil y risueña donde sus antagonistas, el párroco Don Camilo y el intendente
comunista Don Peppone se enfrentan en el texto. Esto no quita que el
autor presente en su introducción, su pensamiento acerca de su personal visión histórica y lo hace con estas tesis:
1. La tesis anti Hegel:
Que los hombres hacen la historia es la concepción básica en el pensamiento hegeliano que ha dado
de comer y beber, tanto al nazismo como al comunismo. Hoy esta tesis
da limosnas con sus residuos en este descalabrado siglo, a todo el
pensamiento del iluso Bergoglio, dentro de su pequeño planteo
dialéctico, con su peronismo desencajado del catolicismo y de toda realidad.
Guareschi afirma todo lo
opuesto:
La historia no la hacen
los hombres, sino que la soportan, como soportan la geografía. 1
Esta tesis hace que
Guareschi sea hoy un anti Bergoglio.
Guareschi soportó la
historia, como la tuvieron que soportar sus adversarios. Vivió
en campos de concentración, luego lo encarcelaron los magnates de la
Democracia Cristiana italiana con un juicio irregular, porque denunció que su presidente, De Gasperi, había solicitado en tiempos
de guerra a sus aliados de la democracy, el bombardeo sobre
su patria.
Guareschi soportó enrolarse
como voluntario en la era de Mussolini para eludir la cárcel,
soportó el asedio del Partido Comunista, como la frialdad de la
Iglesia católica. Hoy sus películas son promocionadas por
organizaciones católicas, pero mientras vivía el Vaticano miraba
con ojo torvo su planteo. ¿Era acaso un romántico? Nada de eso. Era
un monárquico, pero antes que esto, era un católico que amaba la
sensatez.
Italia soportó su historia
reciente, lejos de la Paz católica: guerrillas, bombardeos, fusilamientos
de todo tipo, destrucción, hambre y miseria. Todo bien conocido por
Guareschi.
También soportó su cruel
geografía luchando contra ella, desde los albores de los
benedictinos, quienes dieron el ejemplo de la forma en que se
reconstruye un imperio caído en desgracia por sus invasiones, y
salvando la distancia, son las mismas invasiones que hoy promueve el
peronista Bergoglio.
2. El espacio está
en función del tiempo. Segunda tesis anti Bergoglio: Significa que el tiempo no es superior al espacio. El tiempo es el esclavo de la geografía.
Y la historia, por lo
demás, está en función de la geografía. 2
3. La Historia no es
lineal sino cíclica. Tercera tesis anti Bergoglio:
Los hombres procuran
corregir la geografía horadando montañas y desviando ríos, y
obrando así se ilusionan de dar un curso diverso a la historia, pero
no la modifican absolutamente, ya que un buen día todo irá patas
arriba: las aguas engullirán los puentes, romperán los diques e
inundarán las minas; se derrumbarán las casas y los palacios y las
chozas, la hierba crecerá sobre las ruinas y todo retornará a ser
tierra. Los sobrevivientes deberán luchar a golpes de piedra con las
fieras y volverá a empezar la historia. 3
Desde Hegel hasta el jesuita
de vanguardia Teilhard de Chardin, nos propusieron una Historia lineal y ascendente, que
va de menor a mayor. Es la concepción masónica. Es la infantil visión histórica que propuso Perón y
ahora el peronista Bergoglio. La Historia en manos del hombre y de su fundamental estupidez termina en su propia destrucción.
4. Cuarta tesis anti
Bergoglio: Dios termina con la Historia atada al progreso:
Y (los hombres) se
afanarán para organizar las mismas estupideces de los lejanos
antepasados, porque los hombres son criaturas desdichadas condenadas
al progreso, el cual tiende irremediablemente a sustituir el viejo
Padre Eterno por las novísimas fórmulas químicas. Y de este modo,
al final, el viejo Padre Eterno se fastidia, mueve un décimo de
milímetro la última falange del meñique de la mano izquierda, y
todo el mundo salta por los aires. 4
Es lo que leemos en la
primera parte del Génesis. El diluvio llega entre otras cosas, luego
del progreso aportado por los descendientes de Caín (Cfr. Gén.,
4,17-22).
El escenario
En su novela, El pequeño
mundo de Don Camilo, el autor presenta un piccolo mondo,
es decir, un microcosmos donde la geografía juega el papel de sus
tesis, y en un momento determinado, 1946. Este microcosmos es el
espejo donde se refleja el mundo moderno, y dentro de este piccolo
mondo se mueven las estupideces humanas de siempre.
Guareschi elige como
escenario una sociedad de tipo folk, huyendo de la ciudad abierta
a la nueva invasión de la democracy. En estas sociedades, se
mantienen las tradiciones, donde el comunismo impulsado por las urbes
colonizadas ideológicamente, solo es una superestructura, la cual no
llega a suplantar el fondo de la sociedad. Por ello vemos al
intendente comunista bautizar a su hijo y confesarse.
Y el escenario de esta
sociedad lo da la Tradición, donde su centro es
una plaza, hija del ágora griego o del foro romano, a cuyos extremos
se ubica la iglesia y la intendencia del poder político. Es la
Tradición oriunda de la cultura cristiana, con sus dos cabezas, el
Papa por un lado y el emperador por el otro. Es lo que vemos en la
película, donde el hijo de Don Peppone diseña este escenario en un
dibujo infantil y su padre orgulloso regala a Don Camilo en su
despedida.
En estas historias habla
a menudo el Cristo crucificado, pues los personajes principales son
tres: el cura don Camilo, el comunista Peppone y el Cristo
crucificado.
El párroco, es un hombre
viril. Lejos está de los maricones con que a veces nos
tropezamos, quienes nos hablan con voz aflautada, a los que los
obispos cobijan, vaya uno a saber el motivo. Don Camilo, es el cura que
todos añoramos.
Don Peppone, un
mecánico que se hace cargo de la Intendencia, sin la preparación
propia para el cargo. Es que los campesinos solo cursaban hasta el
tercer grado elemental.
Que Jesucristo hable en
la novela, es secuela del modernismo literario, al que nadie
cuestiona. Guareschi adopta por momentos actitudes del surrealismo,
como en el Capítulo IV, donde nos narra la mujer ideal. Esta espera
a su admirador todos los días en el mismo lugar del camino, a pesar
de los años que pasan. Esta mujer ideal no es la mujer ángel o
demonio del romanticismo, sino tan solo un espectro.
Dentro de los personajes
secundarios, hallamos a Gina y Mariolino donde el autor presenta
su versión personal de Romeo y Julieta, quienes son símbolo de la
infelicidad de una sociedad divida por egoísmos y clases sociales,
en donde el amor no se detiene y es el que puede curar las heridas y
los golpes que los hombres se afanan por darse entre sí, sin llegar
a una paz estable.
No falta la vieja maestra
del pueblo, que a todos enseñó. Ella simboliza con su muerte el
adiós al viejo rinascimento italiano y quien pide ser
inhumada con la bandera real. Es el mismo Guareschi que sobre su
féretro pedirá la bandera de los reyes de Italia.
El obispo simboliza la
visión que Guareschi tiene de la jerarquía clerical. Aquí se
debe leer su sátira en los hechos. Jerarquía anciana y etérea, que
no sabe donde pisa y hasta llega a ser aplaudida por el Partido
Comunista. Jerarquía que se apoya en el poder político que le
coloca las trampas para llevarla con éxito donde pretende.
La acción.
La acción.
En el film, la acción es
dinámica, donde desde un inicio parece que todo está por estallar
en guerra. Es el juego que propone Guareschi entre sensatez e
insensatez. Los dos personajes humanos del centro de la novela son
sensatos, pero no santos, rodeado cada uno de un grupo de extremistas
insensatos; de allí que caen en los frecuentes errores que las
diversas situaciones les otorga. El narrador es en el film quien liga los episodios y da unidad a la narración.
Guareschi soportó la
Historia, así como Jesucristo en la novela soporta pacientemente las
insensateces humanas, y así como hoy esta Iglesia tiene que soportar
al iluminado peronista Bergoglio que viene como un hombre fuera de
época, para hacer historia, ante el lavado de manos de los “Pilatos”
que lo colocaron en una silla papal, la cual ya estaba ocupada.
Concluyo con Guareschi:
Y bien, aquí conviene
explicarse: si los curas se sienten ofendidos por causa de don
Camilo, son muy dueños de romperme en la cabeza la vela más gorda;
si los comunistas se sienten ofendidos por causa de Peppone, también
son muy dueños de sacudirme con un palo en el lomo. Pero si algún
otro se siente ofendido por causa de los discursos del Cristo, no hay
nada que hacer, porque el que habla en mi historia no es Cristo, sino
mi Cristo, esto es, la voz de mi conciencia.
...
1
Il piccolo mondo di Don Camillo. Introducción.
2
Ibídem.
3
Ibídem.
4
Ibídem.
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