Visto en Jacques Pintor
En este profundo reportaje de investigación, la periodista Yanelis Tovar rastrea el ascenso del cardenal Robert Francis Prevost, ahora Prefecto del Dicasterio para los Obispos, presentándolo como un símbolo de una tendencia preocupante dentro de la Iglesia Católica: el silencio, la complicidad y la protección de los abusadores son premiados, mientras que quienes denuncian son marginados o castigados. En el corazón de esta narrativa emerge una red de poder que se extiende desde Chiclayo a Roma, desde Buenos Aires a Zaragoza, y que involucra a figuras clave como Jorge Mario Bergoglio, alias el Papa Francisco, en dirección a una operación fría y calculada: la llamada Trama Maña .
Esta operación, según la amplia documentación recogida por Tovar, se activó en noviembre de 2014, orquestada principalmente por el cardenal Juan José Omella y el jesuita Germán Arana. Su primera víctima visible fue Monseñor Manuel Ureña, arzobispo de Zaragoza, conocido por celebrar la Misa Tridentina con permiso del Papa Benedicto XVI. Sólo unos días después del nombramiento de Prevost como administrador apostólico en Chiclayo, el Papa Francisco habría telefoneado personalmente a Ureña, citándolo a Roma y exigiéndole su renuncia inmediata, sin investigación ni debate, basándose en acusaciones transmitidas por Arana y Omella a través de "informantes" locales.
El artículo traza un paralelo entre la carrera de Prevost y la de otras figuras controvertidas, como Gustavo Zanchetta (condenado por la justicia civil argentina) y especialmente Marko Ivan Rupnik, jesuita esloveno acusado por más de 20 mujeres —muchas de ellas religiosas— de abuso sexual y psicológico. A pesar de la gravedad de los cargos, Rupnik nunca ha enfrentado un proceso civil. Tras una breve excomunión en 2019, rápidamente revocada, fue expulsado de la Compañía de Jesús en 2023, pero incardinado poco después en una diócesis italiana. Hoy continúa ejerciendo su ministerio sacerdotal.
En marcado contraste, quienes han intentado exponer estos abusos —como los periodistas españoles que reunieron evidencia documental contra Arana y los jesuitas españoles, que ahora enfrentan un juicio civil en Madrid— han sido completamente ignorados por los grandes medios de comunicación. Ningún periódico ha mencionado el proceso judicial, a pesar de las condenas canónicas de Roberto Ferrer, Mari Carmen Amador y Antonio Mas, confirmadas por el tribunal vaticano y la Rota Romana. El nuncio Bernardito Auza presidió el tribunal eclesiástico que los juzgó.
En marzo de 2025, Auza fue destituido repentinamente de su cargo de nuncio apostólico en España y Andorra, justo cuando se rumoreaba que estaba preparando sanciones contra Omella y Arana. Para Tovar, este movimiento sella el destino de la Trama Maña: no es un episodio del pasado, sino una estructura aún viva y protegida por las más altas esferas del Vaticano.
El informe también se centra en la situación dejada por Prevost en la diócesis de Chiclayo. Varios testigos y víctimas dicen que los casos de abuso bajo su administración nunca fueron investigados seriamente. Sin embargo, en 2023 Prevost fue nombrado jefe del Dicasterio para los Obispos, con el poder de influir en el nombramiento de obispos en todo el mundo. Esta promoción, a pesar de los cargos pendientes, plantea interrogantes sobre el compromiso real del Vaticano con la transparencia y la justicia.
Mientras tanto, figuras como Omella y su protegido, el obispo de Teruel, José Antonio Satué, siguen desempeñando papeles clave en la estructura eclesiástica. En Perú, la diócesis de Chiclayo sigue marcada por las heridas dejadas por el gobierno de Prevost, según surge de nuevos testimonios y denuncias.
El artículo finalmente pinta un retrato inquietante de un sistema eclesiástico que parece castigar la verdad y recompensar el silencio. Jorge Mario Bergoglio, el hombre que muchos consideraban el reformador del Vaticano, es presentado aquí como el verdadero arquitecto de una red global de impunidad clerical.
A través de esta investigación, Tovar invita al lector a ignorar las declaraciones públicas del Vaticano y en cambio seguir el hilo lógico de los acontecimientos, citas, conexiones y documentos. El resultado es una imagen que muestra una institución donde el poder eclesiástico continúa protegiéndose, desafiando a las víctimas y a los fieles.