Bergoglio, el Sire, sigue la construcción frenética del Poliedro. Sire, busca el punto de apoyo en la tierra de los delantales, para usar la palanca de la revolución vaticana y desencajar la nave de Pedro, encallada en su autorreferencia. Todo un Arquímedes que como su tutor Martini, se percata del atraso de la iglesia, en al menos dos siglos.
Hay que salir del atraso. Para esto está la estrategia revolucionaria vaticana, con sus dos iniciativas perfectamente visibles: por un lado la sinodalidad. Con ella se descentraliza la base, para que ingresen los que viven en la periferia, y por el otro, centralizar la cabeza para expulsar los rígidos. Todo muy coherente. Hay que ser jesuita para entenderlo y para colmo hay que soportar a los que hablan maravillas de los sínodos. Para tanto optimismo, hay que beber de la botella. Por consiguiente, menos botella si se quiere ver con claridad la estrategia planteada, dentro del marco de la gran revolución vaticana.
Andrea Cionci envió una carta abierta muy conceptuosa, al kirguiso Schneider, del cual se rumorea que milita en los rosacruces. De ser así, cosa que dudo, Cionci pierde miserablemente el tiempo. Ojalá me equivoque.
Sire, el 17 de junio, se puso a trabajar con su Poliedro. La periferia budista de Tailandia lo escuchó muy atenta, ya que el “Jesús” (no Jesucristo), era como Buda. Luego de su monólogo (puesto que Sire jamás dialoga), no se sabría distinguir donde está la periferia, si en Sire, o en los monjes budistas. Y para demostrar que es un porteño que solo conoce el barrio de Flores, invocó una bendición “de lo alto”, cuando para los pelados budistas, no existe el concepto de “lo alto”. Sire no podía fallar.
Nada de Corpus Christi este año en Roma, (y tal vez para siempre). Después de todo, “¿quién se arrodilla ante un trozo de pan?” Sire, no. O porque no quiere o porque ya no puede.
¿En qué andan los grandes revolucionarios vaticanos?
Maradiaga no se desprende de la “mosca”. Cuenta sus millones. Billetera abultada la suya. Si hay un algún fondo público en Honduras, no lo dejen afuera y que algo vaya para sus alforjas. Y es Pinedo el que siempre pasa con la bandejita recogiendo “la limosna millonaria”, venga de donde venga.
Tagle terminó su tour por España dando, como siempre, un poco de lástima. “No siempre lloro”, dijo, y casi se larga a llorar.
Para interiorizarme de algunos rumores, llamé por “Telegram” a mi amigo, Xz en el Vaticano.
─ Decíme Xz, ¿qué se dice de Francis por ahí?
─ El otro día me encontré con el cardenal Zzx y salimos de los muros leoninos, tomamos la vereda donde se ingresa a los museos. Tanto como para despistar. Vimos que nadie nos seguía y cruzamos la calle. Bajamos la colina y entramos en una “trattoría”, donde en una época estaba lleno de turistas. Apenas nos sentamos, Zzx miró abajo de la mesa.
─ ¿Para qué hizo eso?
─ Para ver si había algún micrófono.
─ ¿No me digas…?
─ Así es como vivimos adentro.
─ ¿Y de Francis?
─ Zzx me contó, después de pedir espaguetis “alla bolognesa”, que Francis tiene cáncer. La rodilla es otra complicación más. A veces se tilda o no coordina la frase y mezcla las cosas. Está “chapita”, o como dicen los médicos, demencia senil.
Hablamos de otros temas, que al lector pueden aburrirlo y terminó diciéndome:
─ Lo peor de todo, es que Francis no delega nada y todo lo quiere hacer solo. Zzx y los demás no saben ya qué hacer con él.
Tony Velázquez Ruiz
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