Calesita

domingo, 30 de noviembre de 2025

El Segundo Desperrtar o Awakening de la Reforma

 

    Cuando el “reformador” Lutero ideó su “teología”, de la misma quedaban excluidas las obras, pues todo se basaba en la fe. En la Deutschland, se percataron de esta falla monumental del “Gran Reformador”. Esto llevaba al sueño protestante que desembocaba en la consecuente pérdida de la fe, pues sin obras la fe está muerta. (Sant. 2,17) De continuar en esta línea, el catolicismo y la ortodoxia oriental, solo debían esperar que del sueño de la fe reformadora, se pasara a la inexistencia de la misma, tal como lo vemos hoy en ciertos lugares.

Era necesario corregir el rumbo. Caso contrario, la protesta quedaría en la nada. El pietismo fue la respuesta al sueño protestante. Fue el “primer despertar”.

Tanto se acentuó el movimiento del “creyente” que el mismo Goethe le da el espaldarazo romántico modificando el exordio del Evangelio de San Juan:

En el principio era la Acción.

Im Anfang war die Tat! (v. 1237)

Fue el fin de Lutero.

El pietismo, influyó en la segunda parte de la Iglesia Morava, llevando esta inquietud a un nuevo anglicanismo, que se llamó metodismo.

Este “despertar” o awakening se dio en las colonias inglesas independizadas del Albión. El reloj del awakening estuvo agitado por los metodistas con grandes concentraciones masivas, donde participaban presbiterianos y bautistas. Estamos a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Los historiadores lo llamaron The Second Great Awakening.

Desde 1780 a 1830 se dio el crecimiento. Los metodistas se duplicaron hasta 500,000 entre 1820 y 1830. Los bautistas aumentaron diez veces. Todo esto sin contar nuevas sectas que salieron de la campanilla del reloj despertador.

Esta era la razón teológica, pero algunos modernos buscan las razones materiales.

¿Cuáles fueron estas causas?

David A. Varel de la Universidad de Colorado en Boulder, analiza la historiografía de este típico fenómeno local que transformó radicalmente la cultura de habla inglesa. Este autor destaca cuatro corrientes historiográficas centrales.

1. La primera se desarrolla entre 1940 y 1950. Se basa en Frederick Jackson Turner de 1893, donde se interpreta el Second Great Awakening como un producto propio de las fronteras. Para él, la frontera era una “tierra libre” y el “punto de encuentro entre la barbarie y la civilización”.

Este renacimiento perenne, proporcionaba las fuerzas que dominan el carácter estadounidense. 1

Para este autor, el individualismo fronterizo producía un comportamiento “antisocial”, pero aún así “promovía la democracia.” De acuerdo a su visión, la frontera era individualista. Un desierto moral. Se requería una estructura de autoridad. La religión era una necesidad para ordenar las cosas.

Estas características únicas, sostenía, allanaron el camino y marcaron el tono del Second  Awakening.

2. La segunda corriente.

La interpretación anterior no fue muy convincente, dado que el Awakening se había dado también en lugares no fronterizos como Nueva York o Boston. Turner describe el Oeste como una “tierra libre,” pero la misma estaba poblada por tribus indígenas. Su concepción, no se libra del típico colonialismo sajón, revestido siempre con el uniforme democrático.

Por consiguiente desde la década de 1960 hasta la de 1980. Se veían los revivals religiosos dentro de las grandes urbes, como un medio para afirmar el control social en medio de cambios sociales y económicos, todos de índole disruptiva.

No se le puede negar a esta corriente, la influencia de la historiografía marxista, con sus temas predilectos: la Revolución del Mercado y la transformación de la naturaleza junto a la organización del trabajo. No pueden faltar las relaciones entre clases sociales o entre sexos. Esta concepción no logra entender por su fe materialista, que estamos hablando de elementos espirituales no materiales.

En esta corriente se encuentra Randolph Roth con su The Democratic Dilemma (1987), para indicar que la estructura religiosa era útil para frenar los impulsos democráticos y afirmar su propia autoridad.

También forma parte de ella  Charles Johnson para quien la clase media de Rochester veía en el evangelicalismo un medio para resolver sus tensiones personales y para dominar nuevamente la sociedad. 

Todo se basaba en el activismo, la sola actio que muta a la persona. La sola fides era un vago recuerdo. Esto explica que el famoso predicador Charles Finney insistía en que cada individuo tenía la capacidad de determinar su propia salvación, enfatiza la naturaleza social de la conversión y la oración, y subraya el activismo inmediato para inspirar la conversión.

Esta corriente manifiesta su talón de Aquiles al no explicar las causas por las cuales los revivals se habían extendido también en las zonas rurales.

3. La tercera corriente alcanzó su apogeo en las décadas de 1980 y 1990. Se percibía el  awakening como un medio democrático para resistir las fuentes tradicionales de autoridad.

Estamos en las consecuencias de la Revolución desarrollada entre 1775 y 1783, que produjo la independencia de las trece colonias.

En esta corriente se ubica Mary P. Ryan en su Cradle of the Middle Class (1983) para quien el revival ofrecía a las mujeres de clase media una vía para reafirmar la autoridad que según ella, habían perdido en la transición de una economía basada en el hogar a una economía basada en el mercado. Las mujeres no eran un elemento decorativo sino que ejercían liderazgo sobre todo el avivamiento y constituían la mayoría de los congregantes.

También se encuentra Nathan O. Hatch con The Democratization of American Christianity (1989). Hatch vio la naturaleza y el alcance del Awakening como un resultado del populismo democrático, el igualitarismo y el antiautoritarismo derivados de la Revolución:

El ascenso del cristianismo evangélico en la primera república es… una historia del éxito del pueblo común en moldear la cultura según sus propias prioridades más que según las prioridades delineadas por los caballeros.

Fue la era dorada de líderes religiosos, como Elias Smith o Lorenzo Dow, todo un artista religioso vestido con viejas ropas, pues nunca se cambiaba, vivía como ermitaño, mostraba un magnetismo único sobre la masa. De ellos dice Harth que mostraban un...

...lenguaje directo, humor terrenal, sarcasmo mordaz y razonamiento sensato.

Hatch vio la Revolución como lo que fue, una revuelta romántica impregnada de lo social, de allí la centralidad del impulso democrático en el awakening.

Sin embargo, quienes investigan la religiosidad en el sur, llegan a otras conclusiones. 

Para Donald Mathews en su Religion in the Old South (1977), el awakening en el sur fue el intento de una “clase media o baja en ascenso” para...

...rechazar como autoritarios… el estilo de vida y los valores de las élites tradicionales.

Esto era un “proceso social” que daba armas a grupos oprimidos y esclavos, para resistir la autoridad tradicional.

4. La cuarta Corriente comenzó en la década de 1990.

Veía el awakening como un medio para concentrar la autoridad religiosa o social dentro de denominaciones en expansión. Se miraban las diferencias regionales y se criticaba la tesis de la democratización y comenzaron a mirar el sur.

Para Christine Heyrman en Southern Cross (1997) el awakening era una religión radical que amenazaba el orden social. Concretamente, el sur nada tenía del romanticismo del norte. Por tanto se tomó todo como un medio para mantener el statu quo de la jerarquía y al orden.

Heyrman sostuvo que el awakening...

...se estaba reinventando durante las mismas décadas en que echaba raíces en esa región, transformado por las demandas de los laicos y las respuestas de los líderes clericales.

Además...

...modularon el testimonio evangélico contra la esclavitud.

Estos líderes eran una...

...minoría compuesta por clérigos y laicos que reclamaban ese privilegio por ser cabezas de familia blancas y masculinas.

Según ella se ponía…

...la familia antes que la confraternidad religiosa, mantenían la superioridad de los blancos sobre los negros y de los hombres sobre las mujeres, y apreciaban el honor por encima de todo.

Por su parte Jama Lamerow en Religion and the Working Class in Antebellum America (1999) opina lo opuesto a Matheus, pues...

...incorporaron su propia versión de la religión que se empleaba para controlarlos y la usaron para imponer su propia forma de control.

A su vez Jon Butler en Awash in a Sea of Faith (1990), argumenta que…

...las instituciones denominacionales se convirtieron en el motor del desarrollo espiritual nacional.

Concluyendo, lo cierto de todo esto, es que se investigan causas materiales, donde lo teológico, con lo cual iniciamos nuestro razonamiento, no parece entrar en juego. Sin embargo, para explayar lo teológico, se hace necesario analizar ciertos líderes o predicadores itinerantes, cosa que presentaremos en las próximas entregas.

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1 Frederick Jackson Turner, The Significance of the Frontier in American History. (1893)



lunes, 24 de noviembre de 2025

En el Principio era la Acción

 


Cuando Goethe invertía el evangelio, no respondía a su propia concepción, sino que reflejaba la Reforma del romanticismo. De la sola fides, en tan solo un paso, se había pasado a la sola actio. El pietismo había sido el modelo para este rápido pasaje. Las disputas teológicas eran interminables y no existía una autoridad que las regulara. La libertad implantada por el luteranismo, llevaba a una disputa eterna y sin solución. La reforma era la mismísima torre de Babel. Por lo tanto, mientras en la Deutschland por medio del pietismo se buscaba una acción interior, en Moravia se buscó una acción exterior.

Nicolás Ludwig von Zinzendorf (1700-1760) fue un pietista autodidacta y pragmático. En sus viajes comprende la división dogmática entre los distintos grupos protestantes y se plantea como objetivo la unidad cristiana. ¡Había nacido ya la concepción de Juan XXIII!

Su método activo consistía en dejar de lado las disputas dogmáticas para mantener una actividad común. Acercar la caridad y alejar los dogmas. Es lo que hacen hoy ciertos prelados, invitando en las funciones a los herejes, para destacarlos a su lado. ¡Nada nuevo bajo el sol! Es el método de Zinzendorf que después de casi 300 años, goza de novedad para un catolicismo ignorante y mentecato.

La figura de Zinzendorf es controvertida. Una cosa es lo que se dice de él entre sus seguidores, otra los que han intentado investigar su figura. Todo parte de haber destruido sus escritos, diarios y crónicas. Lo único que se salvaron fueron poemas, himnos, algunas reflexiones y una apología de la iglesia morava. No es la primera vez que se da esta situación dentro del protestantismo. Algo similar ocurrió al narrar la muerte de Lutero.

La comunidad de Zinzendorf se componía de varias sectas bautistas, presbiterianos, luteranos, schwenk feeders y moravos.

De todos ellos, los moravos y anabaptistas, poseían una tradición acerca de formar comunidades aisladas, que de acuerdo con sus planes, vivieran el cristianismo primitivo.

En esto, se coincidía con el luteranismo.

La Unitas Fratrum había tenido su primer ensayo.

El conde de Zinzendorf redactó el Acuerdo Fraternal. Un documento con reglas que los habitantes de la comunidad debían aceptar o irse; y de este modo aplastó los debates y sobre todo, las diferencias.

El acuerdo iba mucho más lejos. Basado en la historia de la protesta morava, que había nacido cien años antes que la protesta del monje rebelde Lutero, el conde Zinzendorf restablece la CB morava.

Aquí no existen votos, tan solo acuerdos. Mirado a la distancia, se podría decir que había nacido la comunidad de Taizé fundada en 1940 por el “hermano” Roger Schütz, protestante reformado y experto en ingeniería religiosa. La diferencia entre ambas comunidades existen, dado que en Taizé se compara con el monacato católico y también admite supuestos “católicos” dentro del mismo. Como comprobamos, Enzo Bianchi al fundar la “Comunidad de Bosé” en 1965, no inventó nada. Fue una vieja copia. En lugar de votos, los “monjes” de Bosé, viven en celibato, en comunión fraterna de bienes y en obediencia del Evangelio. Son los votos del ecumenismo. La pregunta para estos ingenieros religiosos es la siguiente: ¿Cómo se puede permanecer en el Cuerpo Místico de Jesucristo, con aquellos cuya fe es distinta y persiguen falsas verdades? ¿Se puede engañar al prójimo con este método? ¿Realmente es esto caridad? El demonio, siempre es el genio de los híbridos.

Con dicho acuerdo, todos los “hermanos moravos” comenzaban con una oración matutina y terminaban con una hora de canto; los domingos hacían un servicio religioso. Aparecieron las fiestas de amor, el lavatorio de pies, la Liturgia de las Horas y las vigilias nocturnas. ¿Disputas dogmáticas? Ya no existía tiempo ni lugar para ellas.

Este sistema dio pie al mítico pentecostés romántico. Según el relato de sus seguidores, fue el 10 de agosto mientras el pastor de la iglesia de Berthelsdorf dirigía una reunión alrededor del mediodía en el pueblo de Herrnhut:

Mientras el pastor Rothe dirigía la reunión en Herrnhut, se sintió abrumado por el poder maravilloso e irresistible del Señor, y se hundió en el polvo ante Dios, y con él se hundió toda la congregación reunida, en un éxtasis emocional. En este estado de ánimo continuaron hasta la medianoche, dedicados a la oración, el canto, el llanto y la súplica. (https://romans1015.com/moravian-revival-2/)

¿Es casualidad que se dé un “miércoles 13” de agosto de 1727? 13 es un número esotérico para la masonería, la comunidad se reunió en la iglesia de Berthelsdorf, donde Zinzendorf predicó un sermón sobre la cruz y el cordero de Dios, tal cual lo vemos en su escudo actual. Justo cuando la congregación se disponía a “comulgar”, creyeron ver descender el Espíritu Santo sobre ellos. Muchos lo llamaron un Pentecostés moravo:

Vimos la mano de Dios y sus maravillas, y todos estábamos bajo la nube de nuestros padres bautizados con su Espíritu. El Espíritu Santo vino sobre nosotros y en aquellos días se produjeron grandes señales y prodigios entre nosotros. Desde ese momento, apenas pasó un día sin que contempláramos sus obras todopoderosas entre nosotros. Un gran hambre por la Palabra de Dios se apoderó de nosotros, de modo que teníamos que tener tres servicios cada día, a saber: a las 5:00 y 7:30 am y a las 9:00 pm. Todos deseaban por encima de todo que el Espíritu Santo tuviera pleno control. El amor propio y la propia voluntad, así como toda desobediencia, desaparecieron y un torrente abrumador de gracia nos arrastró a todos al gran océano del Amor Divino. (https://romans1015.com/moravian-revival-2/)

De acuerdo con sus seguidores, Zinzendorf, comentando este momento, dijo:

Un sentimiento de la cercanía de Cristo fue otorgado, en un solo momento, a todos los miembros presentes; y fue tan unánime que dos miembros que estaban trabajando a veinte millas de distancia, sin saber que se estaba celebrando la reunión, se volvieron al mismo tiempo profundamente conscientes de la misma bendición. El Salvador permitió que viniera sobre nosotros un Espíritu del que hasta entonces no habíamos tenido experiencia ni conocimiento. Hasta entonces, habíamos sido los líderes y ayudantes. Ahora, el Espíritu Santo mismo tomó pleno control de todo y de todos. 

(https://romans1015.com/moravian-revival-2/)

De acuerdo con el escrito, Zinzendorf lo reconoce como “espíritu”. Reconoce que no lo conoce y sin conocerlo lo asocia al Espíritu Santo. Cuando no conocemos algo, en vez de investigar de qué se trata adoptamos erróneamente dos caminos. El primero consiste en asociarlo a lo que ya conocemos. El segundo es hilvanar un mito. El conde Zinzendorf usó los dos.

Fuerte debió ser este “espíritu” pues retumbó a “veinte millas”, nada menos. El conde describe una vivencia interna, de origen mítico, calcada del Pentecostés del libro de los Hechos, como una experiencia mística, pues lo es. Todo depende de qué “espíritu” se trate. Al respecto no posee ningún discernimiento. Tan solo redacta una objetividad de dos testigos bastante lejanos, a veinte millas que acuden al evento. La milla alemana (Meile) equivalía a 24.000 pies alemanes, o sea 7,586 km; esto hace un total de 151,72 km. Para ver lo absurdo del relato, por esta distancia yendo al oeste casi llegamos a Leipzig, por el norte estamos en los umbrales de Berlín, por el este llegamos a Częstochowa, Polonia; y por el sur llegamos a Praga. Tal vez quien traduce, se refiera a la milla inglesa, lo cual nos daría 32 km, con lo cual los testigos podrían estar a mitad de camino de Dresde por el oeste, en Niesky por el norte cruzando una geografía muy accidentada, y entraríamos en Polonia por el este. ¿Cómo hicieron para recorrer las 20 millas en tan corto tiempo? El absurdo o el mito, es la respuesta.

Por otra parte, el número dos es lo que se requiere en la ley hebrea para atestiguar algo. Se diría que la mente viaja más rápido que la realidad. Todo un fenómeno. ¿Raya en lo mítico, o tal vez en el fraude impulsado por la emoción?

Sobre esta mitología, se fundará el gran pentecostés romántico, que expandirá la actividad de Goethe por todo el mundo. Los moravos influyeron en el metodismo y se dieron a la actividad misionera. De este modo el activismo romántico, fue exportado por todo el orbe. Este fue el origen del famoso Revival.

¿Cuál fue el motivo para destruir sus escritos?

Es lo que se preguntan algunos autores modernos. Todo parece llevar a que el conde no era un santo varón y como se destruyeron sus diarios, no posee defensa alguna, sobre los rumores que circulan sobre él.

Su nombre figura en el luterano Calendario de Santos. Andreas Tasche, estudioso de Zinzendorf y pastor de una pequeña iglesia, escribió el libro Zinzendorf und Amerika: Wie aus der Brüdergemeine eine Kirche wurde, (Zinzendorf y América: Cómo la comunidad morava se convirtió en una iglesia). Freddy Dutz comentando dicho libro afirma:

...el propio Zinzendorf, diligente cronista y prolífico escritor, destruyó sus propios escritos. Sus diarios verdes, en los que confiaba sus pensamientos más íntimos, fueron destruidos poco después de su muerte, lo que sugiere que debieron resultar muy perturbadores para quienes lo rodeaban. Y las generaciones posteriores han suprimido repetidamente sus textos y documentos, o mejor dicho, los han destruido. (https://mission.de/lese-tipps/zinzendorf-und-amerika.html)

Su figura es enigmática, pero su obra, si es que así lo quiso, no lo es. Fue expulsado de Sajonia, su patria. Dió refugio a los perseguidos en una localidad limítrofe entre Alemania, Polonia y Moravia. Se propuso misionar por donde el cristianismo no existía. Pésimo administrador, emprendió numerosos viajes y exportó la Unitas Fratrum por el mundo. Su vida familiar tampoco es muy clara. Su matrimonio con Erdmuthe Dorothea, la condesa Reuß zu Ebersdorf, en 1722 le dio hasta 1740 doce hijos, de los cuales cuatro llegaron a la edad adulta. En 1732, dejó el castillo de Berthelsdorf a su esposa como su residencia. Su último hijo nace en 1740. En 1747 regresa de sus viajes, pero no para una vida ordinaria familiar, puesto que la relación de Zinzendorf con Anna Nitschmann puso mucha “tensión” en su esposa Erdmuthe Dorothea, quien en 1756 fallece. Al año siguiente, Zinzendorf se casa con Anna, una compañera de viajes. Boda secreta, pues Anna permaneció viviendo en la casa de las Hermanas Solteras. No anunciaron oficialmente su matrimonio hasta noviembre de 1758. Todo da señales de un amor secreto antes del fallecimiento de su primera esposa.

El mejor elogio que recibió Zinzendorf, fue el de Karl Barth quien lo llamó el "primer verdadero... ecumenista".

Anna Nitschmann (1715-1760) merece un capítulo especial, quien a los catorce años, llamaba a Zinzendorf, “papá”; por supuesto a los 42 fue su esposo oculto y en 1758 ambos anunciaron oficialmente su matrimonio.

En 1740, viajó con su padre y su primo a las Colonias de América del Norte preparando el terreno para que al año siguiente llegara Zinzendorf con su hija.

En 1743 regresa a la Deutschland y viaja por Europa. En Riga, fue encarcelada. ¿Por qué motivo?

Acontece que en su vida, Anna había acumulado varios títulos y recibido órdenes, llegando al grado de “obispa”.

Que el anglicanismo ahora se quiebra por la actual “papisa” de Canterbury, no es ninguna novedad; ya lo habían hecho los moravos. Parece que los anglicanos muy poco aprendieron de ellos.

Que un catolicismo mentecato los imite, tampoco es novedad, y puede ser el quiebre definitivo entre la actual iglesia marica y la del Cuerpo Místico.

Más aún, Anna recibió el título de “Madre de la Iglesia”. Su retrato pendía en las paredes de estos iconoclastas y las damiselas celebraban su cumpleaños. Cuando el antipapa Francisco negaba el título de Madre de la Iglesia a la Virgen María, es porque se lo usurpaba a otra, tal vez a la lesbiana Lucía Caram.

De este modo se comenta que Anna, la pastora y obispa, dirigió la primera consagración oficialmente documentada de mujeres para su ministerio. Por tanto en 1757 se casaba el obispo Zinzendorf con la obispa Anna. Con mucha razón se debía mantener oculto para preparar el terreno.

Como aconteció con la primera experiencia morava, la Unitas Fratrum tiende inevitablemente al luteranismo, quien veía con malos ojos estas ordenaciones femeninas y por lógica, las suprimieron.

Ahora podemos entender mejor, cuáles fueron las causas para destruir escritos, tanto del obispo Zinzendorf como de la obispa Anna.