Calesita

lunes, 14 de julio de 2025

La Revolución Romántica: El Mesías de la Modernidad


Continuando con nuestra metáfora de la Kritic, llegamos a la super salchicha romántica, embutida por Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831), con carne picada por Herder, Fichte y su compañero Schelling.

Hegel es otro luterano surgido de un hogar pietista. Sus primeros conocimientos filosóficos le vienen de la filosofía de Christian von Wolff y Kant. En Tubinga estudia teología.

Fue compañero de Hölderlin y Schelling, quienes compartieron su entusiasmo por la antigua Grecia. En 1792 quedaron encandilados con la Revolución Francesa. La cosa fue tan evidente que tanto Hegel como Hölderlin fueron tachados de “jacobinos” y juntos, estos estudiantes de teología, plantaron el árbol de la libertad, en honor a la “diosa Razón”.

Lentamente rechaza el kantismo, lo cual seguramente era norma de este círculo de amigos. Es que la “salchicha” de marca Kant ya no entraba en la dieta, por insípida.

Fue cuando pensó lo que dejó escrito en sus manuscritos:

Un espíritu superior enviado del cielo tiene que instaurar esta nueva religión entre nosotros; ella será la última, la más grande obra de la humanidad.

De este modo se sintió como el “espíritu superior” que debía “instaurar una nueva religión”, y así lo hizo.

Al dejar el seminario, Hegel trabajó como tutor privado en Berna. Allí junto al capitán von Steiger cuya biblioteca poseía todas las obras de dicha época, asentó las bases de su “filosofía”.

En 1801 llega a Jena y toma partido por la filosofía de su compañero de estudios, Schelling, en contra de Fichte y su Yo trascendental.

En esta “Florencia romántica”. El círculo de intelectuales se reunía con los hermanos Schlegel. La tertulia, no solo era el lugar de veladas para intelectuales, sino el lugar donde los hombres se llevaban la mujer del prójimo. O mirado desde el feminismo moderno, era el lugar donde las mujeres hartas de sus maridos, elegían otro menos aburrido que se las llevase. Así tenemos a Dorotea Veit, hija del filósofo judío Mendelssohn. Deja al banquero Simón Veit para irse con Friedrich Schlegel.

Otro caso es la Caroline Michaelis, quien fue el alma e intriga de las tertulias. Era viuda de Böhmer. Fue encarcelada en Maguncia por sus opiniones políticas jacobinas, mientras estaba embarazada de un joven oficial francés. August Schlegel se casó con ella en 1796 y se mudaron a Jena. Junto a ellos se unió su hermano, Friedrich Schlegel (1772-1829), un afiliado a la masonería. Entre los tres con sus tertulias promovieron las ideas románticas

Las malas lenguas, decían que luego de la presencia de Caroline, era necesario incensar el ambiente, pues se percibía como un cierto paso del maligno. Las variopintas opiniones de este grupo romántico fueron publicadas en Athenaeum por los hermanos Schlegel.

Por esta fugaz “Florencia romántica” pasaron Johann Fichte y Goethe de quien se dice sin pruebas, (y posiblemente sean puras habladurías), que Augusta, la hija de Caroline, era obra suya, cuando aún vivía su marido, Bohmer. Estuvo Novalis (Friedrich von Hardenberg), Alexander y Wilhelm von Humboldt, Johann Wilhelm Ritter, el pastor luterano Friedrich Schleiermacher, Sophie Mereau y su esposo Clemens Brentano, quien posteriormente escribirá las visiones de Ana Catalina Emmerik. Ludwig Tieck. También ingresó el joven Friedrich Schelling con quien Caroline mantendrá un romance. En 1803 se divorciará de Schlegel y a pesar de ser 12 años mayor, se casará con él.

En 1803, este faro romántico se fue apagando lentamente. A Fichte lo echaron por Atheismusstreit, o disputa sobre su ateísmo. Goethe y Schiller estaban a 37 km, en Weimar y Schelling se había mudado con Caroline, pues el escandalete no tardó en ser público.

Hegel había abandonado sus anteriores trabajos de tutor, poseía una mísera pensión por ser profesor honorario. Estaba en la miseria y con un hijo natural de la mujer donde se hospedaba.

Se percató que sin la publicación de un libro, no sería tomado en cuenta. En estas condiciones escribió Fenomenología del Espíritu. Con el paso de los días cambiaba los textos presentados al editor. El último capítulo fue escrito a las apuradas bajo el sonido de los cañones napoleónicos que retumbaban en su cuarto. Luego abandonó la vivienda, pues llegaron los soldados franceses al pillaje. En este desorden entregó el final del libro a su editor.

El espíritu del mundo

Del Espíritu individual para la interpretación de la “Biblia” que vio el luteranismo, nacen los espíritus de la Kultur que vio Herder. Los vio crecer dentro de la geografía de cada pueblo. Espíritus que filosofaban poéticamente con Fausto.

¿Pero qué es el espíritu?

El espíritu, para Hegel, no es pensamiento puro, sino un pensamiento objetivándose a sí mismo. Tampoco es subjetividad pura porque a sí mismo se hace un objeto.

El pensamiento del espíritu no se pierde en el objeto. Se conserva en el objeto, porque pertenece el objeto a la esencia del pensamiento.

En términos profanos y caricaturescos, se diría que si pienso en una silla, la silla queda picada en la salchicha del pensamiento “silla”. Por lo tanto, cuando pido una salchicha “silla” con chucrut, me la sirven en el plato con dicha silla sobre él.

Ahora nacerá otro Espíritu, el que los resume a todos, y este fue su glorioso nacimiento entre las calles de la ciudad.

En 1806 se da la batalla de Jena contra Napoleón. Es la derrota de la cuarta coalición. Hegel observa impactado a Napoleón cabalgando por Jena. La admiración por su figura lo concibe como una encarnación ejemplar del alma del mundo sobre su equino.

Este choque no fue anecdótico, sino que se transformó en un principio metafísico. De este modo, luteranismo, romanticismo y revolución francesa se hacían filosofía, o mas bien, una nueva teología. Nacía a su modo, un nuevo αρχη, el nuevo Anfang. Este espíritu no era un ser espiritual, sino intelectual, pues era la “razón en la historia”. Esta razón no está en lo espiritual, ni en lo material, está en la mente, en la idea. Esto provocará, que tanto la historia como la materia, sean razón y funcionen con el mecanismo del razonamiento.

Con este nuevo Anfang, Hegel destruye toda la teología luterana, para que la misma quede sujeta a la filosofía. Es el resultado lógico de una enseñanza pietista que tanto a él como a Hölderlin le resultaron insoportables.

Pero algo se debía hacer con el cristianismo mal aprendido por el torpe luteranismo, ¿cómo se lo hacía filosofía? Y Hegel no nos defrauda.

Dios-Padre es un Absoluto. Pero este absoluto tiene una conciencia, igual a la humana (!). En un momento determinado, este Absoluto “toma conciencia” de sí mismo como idea eterna e indestructible. Esta “toma de conciencia” consiste en verse como su ich.

Esto se parece a una ridícula traducción hegeliana, al planteo occidental de San Agustín sobre la Trinidad. Este conocimiento genera el Verbo o el Logos divino, igual a Él mismo. Traducido al hegelianismo, esta toma de conciencia genera una alteridad, lo otro, o sea la creación, la Natur, el No-ich, la cual se identifica con el Verbo.

Tanto Goethe como Hegel, no logran comprender al Logos evangélico. Si en Goethe era engendrado por la acción, aquí el Logos es acción. Esta acción es una encarnación del Logos, es Dios que “se hizo mundo”. O como diría el jesuita luterano Bergoglio, es el “Jesús” que “se hizo pecado”. Por lo tanto, el Cristo no viene a ser otra cosa que el hecho de haber “tomado conciencia” para “hacerse mundo” y siendo “mundo”, será “pecado” para Bergoglio. Este es el primer proceso, ahora se debe realizar otro proceso: el regreso del “mundo” al Absoluto.

Por lo tanto, Dios no es el motor inmóvil de Aristóteles, sino todo lo contrario, es el devenir, es el movimiento, es la evolución que tanto predicaba Herder. Es ese Espíritu de Dios que regresa al Absoluto, y dicho regreso se enmarca en la Historia. No deja de ser una reconciliación dialéctica de los extremos, donde todo funciona con el mono mecanismo de la idea.

Por lo tanto, en la interpretación del “pietista” Bergoglio, el pecado también regresará al Absoluto. Es el "misericordismo" activo.

Todo este sofisma, no es mas que un globo, y quien lo pincha, es el ateo Schopenhauer:

Hegel, instalado desde arriba, por los poderes fácticos, como el Gran Filósofo certificado, fue un charlatán insulso, insípido, nauseabundo e iletrado, que alcanzó la cima de la audacia al garabatear y difundir los disparates más disparatados y desconcertantes. Estos disparates han sido proclamados ruidosamente como sabiduría inmortal por seguidores mercenarios y aceptados como tales por todos los necios, quienes así se unieron en un coro de admiración tan perfecto como jamás se había escuchado. El amplio campo de influencia espiritual que Hegel recibió del poder le ha permitido lograr la corrupción intelectual de toda una generación.


lunes, 7 de julio de 2025

La Revolución Romántica: Los tres utópicos de Tubinga

Hegel, Hölderlin y Schelling asistieron al seminario de la Universidad de Tubinga. Fueron compañeros de clase y compartían la misma habitación. Juntos compartieron los mismos ideales de juventud.

¿Cuáles eran estos ideales?

Franz Rosenzweig en 1917 publica un manuscrito de carilla y media, cuya letra se comprobó que pertenecía a Hegel. Rosenzweig lo tituló en alemán: Das älteste Systemprogramm des deutschen Idealismus.1 El escrito está ubicado entre 1796/97. Por entonces Hegel y Hölderlin tenían alrededor de 26 años y Schelling, 21.

Un alumno de Hegel, Friedrich Christoph Förster editó sus obras póstumas y accedió a sus manuscritos, quedando éste relegado y casi perdido.

En esta página y media, se dan los principios utópicos de la Revolución Romántica, con una claridad meridiana.

El manuscrito es continuación de otro texto perdido, y he aquí su contenido:

... una ética. Puesto que, en el futuro, toda la metafísica caerá en la moral, de lo que Kant dio sólo un ejemplo con sus dos postulados prácticos, sin agotar nada, esta ética no será otra cosa que un sistema completo de todas las ideas o, lo que es lo mismo, de todos los postulados prácticos.

Primer ideal básico. No existe metafísica, sino tan solo moral.

De la moral se desprende que el ich romántico es libre, idea generada por el luteranismo:

La primera idea es naturalmente la representación de mí mismo como de un ser absolutamente libre.

Esto configura un nuevo arjé (αρχη), un nuevo Anfang que como el Génesis, surge de la nada:

Con el ser libre, autoconsciente, emerge, simultáneamente, un mundo entero —de la nada—, la única creación de la nada verdadera y pensable.

Nótese que “la creación de la nada” señalada en el Génesis, no es verdadera ni pensable.

La física es para esta generación, lo que hoy podríamos llamar ciencia.

Aquí descenderé a los campos de la física; la pregunta es ésta: ¿Cómo tiene que estar constituido un mundo para un ser moral? Quisiera prestar de nuevo alas a nuestra física que avanza dificultosamente a través de sus experimentos.

La ciencia de dicho momento no condice con el espíritu creador que saca todo de la nada. Para esto se requiere una ciencia que nazca de una unidad entre filosofía y experiencia:

Así, si la filosofía da las ideas y la experiencia provee los datos, podremos tener por fin aquella física en grande que espero de las épocas futuras. No parece como si la física actual pudiera satisfacer un espíritu creador, tal como es o debiera ser el nuestro.

Ahora entramos en la política. Ella está manejada por una máquina llamada “Estado”. Dicha máquina es el absolutismo real predominante. Esto quita libertad, y por tanto no existe idea, dado que libertad e idea son complementarias o sinónimas:

De la naturaleza paso a la obra humana. Con la idea de la humanidad delante quiero mostrar que no existe una idea del Estado, puesto que el Estado es algo mecánico, así como no existe tampoco una idea de una máquina. Sólo lo que es objeto de la libertad se llama idea.

Conclusión. La política debe ser totalmente anárquica:

¡Por lo tanto, tenemos que ir más allá del Estado! Porque todo Estado tiene que tratar a hombres libres como a engranajes mecánicos, y puesto que no debe hacerlo debe dejar de existir.

También se debe dar una explicación, a las ideas que no hablan de libertad:

Podéis ver por vosotros mismos que aquí todas las ideas de la paz perpetua, etc., son sólo ideas subordinadas de una idea superior.

Estamos en la Filosofía de la Historia. ¿Cuáles son sus principios? Para comenzar, el orden político es miserable:

Al mismo tiempo quiero sentar aquí los principios para una historia de la humanidad y desnudar hasta la piel toda la miserable obra humana: Estado, gobierno, legislación.

Lo religioso, para estos “seminaristas luteranos”, forma parte del orden moral, y lo que opinan no tiene desperdicio:

Finalmente vienen las ideas de un mundo moral, divinidad, inmortalidad, derrocamiento de toda fe degenerada, persecución del estado eclesiástico que, últimamente, finge apoyarse en la razón, por la razón misma.

Fe degenerada” y “por la razón misma”, puesto que no tienen su apoyo en la libertad. La fe se ha degenerado. Alusión al catolicismo romano. Es la versión luterana que caló en el alma romántica.

La libertad absoluta de todos los espíritus que llevan en sí el mundo intelectual y que no deben buscar ni a Dios ni a la inmortalidad fuera de sí mismos.

Lo que están afirmando estos luteranos utópicos, es que tanto Dios como la inmortalidad es inmanente al hombre. De hecho, los tres afirman un cierto panteísmo explícito.

Luego viene la influencia de Schiller:

Finalmente, la idea que unifica a todas las otras, la idea de la belleza, tomando la palabra en un sentido platónico superior. Estoy ahora convencido de que el acto supremo de la razón, al abarcar todas las ideas, es un acto estético, y que la verdad y la bondad se ven hermanadas sólo en la belleza. El filósofo tiene que poseer tanta fuerza estética como el poeta. Los hombres sin sentido estético son nuestros filósofos de la letra. La filosofía del espíritu es una filosofía estética.

Se opone filósofos "de la letra" (Buchstabenphilosophen), con la estética del espíritu, (Die Philosophie des Geistes ist eine asthetische Philosophie). Filosofía inexistente. Todos los caminos del pensamiento, parecen llevar al reciente invento de la estética y de la estética a la poesía. Ya vimos en Herder que la poesía era la Revelación.

No se puede ser ingenioso, incluso es imposible razonar ingeniosamente sobre la historia, sin sentido estético. Aquí debe hacerse patente qué es al fin y al cabo lo que falta a los hombres que no comprenden [nada de las] ideas y que son lo suficientemente sinceros para confesar que todo les es oscuro, una vez que se deja la esfera de los gráficos y de los registros.

¿Qué papel juega la poesía en esta revolución?

La poesía recibe así una dignidad superior y será al fin lo que era en el comienzo: la maestra de la humanidad; porque ya no hay ni filosofía ni historia, únicamente la poesía sobrevivirá a todas las ciencias y artes restantes.

Aquí se percibe la mano de Holderlin. La historia pasará, lo mismo que la filosofía, solo la poesía permanece.

¿Pero que hacemos con la religión de masas?

Al mismo tiempo, escuchamos frecuentemente que la masa [de los hombres] tiene que tener una religión sensible. No sólo la masa, también el filósofo la necesita.

Suponemos, que esto es lo que se les enseña en su seminario, hacer “una religión sensible”. Es lo que se parece al pietismo, dentro del cual militan. Lo que sigue, es una simplificación realmente vaga y curiosa:

Monoteísmo de la razón y del corazón, politeísmo de la imaginación y del arte: ¡esto es lo que necesitamos!

El inicio del siguiente texto, puede tener la autoría de Holderlin y su final como una corrección de Hegel:

Hablaré aquí primero de una idea que, en cuanto yo sé, no se le ocurrió aún a nadie: tenemos que tener una nueva mitología, pero esta mitología tiene que estar a servicio de las ideas, tiene que transformarse en una mitología de la razón.

¿Qué es una mitología de las ideas? Tal vez Platón con sus mitos puede llamarse un filósofo mitológico. Pero ellos invierten los términos. No es una mitología que explique las ideas, sino algo más complejo, una idea hecha mitología. Estética y mitología se dan la mano. Es el nuevo politeísmo.

Mientras no transformemos las ideas en ideas estéticas, es decir en ideas mitológicas, carecerán de interés para el pueblo y, a la vez, mientras la mitología no sea racional, la filosofía tiene que avergonzarse de ella. Así, por fin, los [hombres] ilustrados y los no ilustrados tienen que darse la mano, la mitología tiene que convertirse en filosófica y el pueblo tiene que volverse racional, y la filosofía tiene que ser filosofía mitológica para transformar a los filósofos en filósofos sensibles.

El plan parece ser, llevar la filosofía a la sensibilidad. En otros términos, lograr una especie de “pietismo” dentro de la filosofía.

Entonces reinará la unidad perpetua entre nosotros. Ya no veremos miradas desdeñosas, ni el temblor ciego del pueblo ante sus sabios y sacerdotes. Sólo entonces nos espera la formación igual de todas las fuerzas, tanto de las fuerzas del individuo [mismo] como de las de todos los individuos.

Parece ser esta la llave del nuevo mundo:

No se reprimirá ya fuerza alguna, reinará la libertad y la igualdad universal de todos los espíritus.

Lógicamente, esta es una tarea ciclópea, que debe ser ejecutada por otro "mesías":

Un espíritu superior enviado del cielo tiene que instaurar esta nueva religión entre nosotros; ella será la última, la más grande obra de la humanidad.

Con este texto se percibe fehacientemente, hasta donde fue el pietismo luterano, capaz de encender las mentes más destacadas de esa gran nación, para llevarlas a una total utopía.

¿Cuáles fueron sus efectos en “Los Tres de Tubinga”?

Con pena se debe afirmar, que Holderlin terminó totalmente loco. Hegel dejará la mitología y el politeísmo para Holderlin. Elaborará una filosofía donde toda la Historia confluya en el pensamiento alemán y se sienta imbuido por ese "espíritu superior", como un ser "enviado desde el cielo", para la superioridad del pensamiento germánico. Será un Mesías. Es decir, la puerta tanto para la superioridad racial, germánica, como para un alumno suyo, el “rabino de Epicuro”, o como lo apodaron, el “Moro” Marx.

Tan solo Schelling irá corrigiendo lentamente su modo de pensar. No se descarta en el mismo un influjo del esotérico Jacob Boehme muerto en 1624. Su influencia se nota como un contacto, a lo luterano, con un cierto misticismo a lo neoplatónico. Mística y luteranismo, son como agua y aceite, muy similar al utrarracionalismo católico de nuestros días. O tal vez, como se cita que Lutero dijo:

Hice una alianza con Dios: que Él no me mande visiones, ni sueños, ni siquiera ángeles. Estoy satisfecho con el don de las Escrituras Sagradas, que me dan instrucción abundante y todo lo que preciso conocer tanto para esta vida cuanto para lo que ha de venir.

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1 Primer programa de un sistema del idealismo alemán.  

 

lunes, 30 de junio de 2025

Del Luteranismo al Paganismo y ¿del Paganismo a la locura?



El poeta Friedrich Hölderlin (1770-1843) fue un pietista. Su infancia está marcada por la muerte de su padre cuando tenía dos años, quien era el administrador del seminario protestante de Lauffen. Cuando contaba con nueve años, fallece su padrastro. Un sentimiento de orfandad perduró en su infancia. 1

El dios Hércules es su fuerza y con ella encaró su orfandad. ¿Dicho dios era un símbolo renacentista o una realidad? Todo parece indicar lo segundo. Cuando creció, se percató que su padre fue Helios. 2

Sin embargo, el poeta no fue impedido en su infancia de elaborar sus propios sueños.

Hundido en el sueño de la infancia,

yacía yo como el mineral en su ganga. (A Hércules) 3


¡Benditos seáis, sueños de la infancia,

me ocultabais la miseria de la vida! (Viajero) 4


¡Cuánto tiempo, cuánto tiempo hace

que la paz de la infancia se volara! (Regreso a la Patria) 5

Entró en el seminario de la Iglesia protestante en la ciudad de Tubinga, en Wurtemberg para estudiar Teología. Allí fue amigo y compañero de Hegel y Friedrich Schelling. Parece que Hölderlin fue quien influyó en Hegel la teoría de Heráclito, de la cual surgirá su dialéctica. Fue en la Grecia clásica donde encuentra la armonía entre hombre, sociedad y naturaleza. Grecia es para esta generación el ideal romántico. 6

Además la Grecia antigua no es tan solo el modelo, sino el todo de su pertenencia y le pertenecerá hasta la misma muerte. Ya no estamos ante un luterano. Tampoco estamos ante un renacentista que toma la mitología como simbolismo. El poeta da un paso más. Él pertenece a la mitología. Es parte integrante de ella. ¿No eran los luteranos quienes hablaban de la Roma pagana pues se esgrimía la mitología en las pinturas? ¿Cómo se llega a caer en lo que se criticó desde un principio?

Este paganismo lo llevará al panteísmo, pues la diferencia entre religión griega y panteísmo es demasiado sutil.

En comunión con todos los seres,

felizmente lejos de la soledad del Tiempo,

cual peregrino que vuelve a la casa paterna,

así volvía yo a los brazos del Infinito. (Viajero)7

Como toda su generación, vio en la Revolución Francesa un nuevo inicio, un nuevo αρχὴ, un reinicio que lo alejará de Lutero. En 1793 sale del seminario con la licenciatura para dedicarse al ministerio evangélico, cosa que no hará en absoluto. Al menos fue coherente. Se instaló en Jena, la “Florencia” romántica, y tuvo encuentros con Novalis. Asistió a las clases que daban Goethe, Herder, Fichte, y Schiller, de donde saldrá con la patente de romántico, componiendo su Hiperión, o El eremita en Grecia.

Con las ideas de Herder, Hölderlin se dedica a la poesía. 8 No pueden leerse estos versos sin pensar en Homero y su Ilíada.

El poeta fervoroso partidario de la Revolución Francesa siente su decepción política en los ideales que albergaba como estudiante. Napoleón no es el ideal, es lo concreto, y esto rompe el idealismo teutón. Una cosa era vivir en el poema y otra cosa vivir lo real del mundo. 9

De Grecia a la “locura”

No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo. (Ex 20, 17)

Este mandamiento no le era desconocido al poeta, pero no pudo resistirse a la mujer del prójimo, llamada en sus poemas, la Diotima. Desde el principio debió darse cuenta que el romance era fallido con la esposa del banquero, pero Hölderlin es romántico, y el amor imposible es su estímulo. Algo que lo perturbó vigorosamente. El amor imposible, era el morbo de la época. El sueño de un ideal, imposible de alcanzar. Fenómeno que lanza ríos de tinta para exacerbar los sentimientos y terminar con toda su lógica: mal. Era la lucha entre el ich y la realidad adversa. El yo trascendental, que en el amor no lograba trascender. Hallazgo macabro, pero redituable en fama y ventas, tal como le sucedió a Rousseau y Goethe. 10

Toda mujer es vista por el varón en la era romántica, como ángel o demonio. Es el idealismo aplicado a la mujer. En este caso, el poeta la ve como angelical. Sin embargo, llega el inevitable adiós. 11

Todo parece indicar que ella esgrime motivos religiosos, pues a esta altura, no sería probable que lo hiciera el poeta. 12

Lentamente, los ideales revolucionarios se apagan. 13 Todo está preparado para lo peor.

¿Quién es el ich?

El poeta sufre una feroz crisis de identidad. ¿Quién es el yo? Esta curiosidad puede tener hoy muchos analistas médicos que la tilden de esquizofrenia o tal vez de otra cosa. Algo que los sesudos y barbudos sabuesos de las capas interiores del hombre no saben en absoluto. Me refiero a los pliegues del alma. Cuando se niega lo espiritual no pueden en absoluto acertar de un modo claro, con un análisis que justamente incluye lo que la ciencia moderna no admite. Se pretende mirar con ojos materiales a un poeta que no hace otra cosa que hablar de espíritus. Esto descalifica toda ciencia vista con ojos humanos.

El proceso de Hölderlin es llamativo. Como hemos relatado se inicia con los espíritus griegos de la paganidad. 14 Luego analiza los fracasos que tuvo en su vida laboral de preceptor, que se presentarán ante él y le mostrarán su desastrosa vida. ¿Ahora cómo se hace para olvidar todo el pasado? 15 Existe un solo recurso, beber las aguas del Leteo, y estas aguas, tan reales para él, comenzaron a surtir efecto. Comenzó a olvidar su nombre.

En 1852, una dama relata al escritor Moritz Hartmann que en un castillo que habitaba con su padre cerca de París, lo encontró saludando las estatuas con los brazos en alto, como lo haría un antiguo griego. Estaba totalmente desgreñado. Cuando le preguntaron su nombre respondió:

―«Mañana se lo diré. A veces me cuesta recordar mi nombre».

El poeta consciente de su desequilibrio abandona su trabajo de preceptor en Burdeos y regresa a su patria. Se conjetura que desde París hasta Nürtingen, hizo gran parte del trayecto a pie.

Hace tiempo habían comenzado lentamente sus ataques de locura, que lo fueron retirando de las actividades sociales, hasta que un ebanista se hizo cargo de él y ocupó la buhardilla de una torre en Tubinga junto al río Neckar.

Ya encerrado en la buhardilla de la torre, le confiesa al ebanista Zimmer: «Yo nunca me he llamado Hölderlin».

Cuando se le pedía alguna poesía, colocaba la mayor parte de las veces, la firma de Scardanelli. Eran los efectos del Leteo.

En este estado, sus poesías son breves con sentido, pero vagas, con un sentido enigmático. Comienza a emplear términos abstractos que no usaba en su juventud: como "sublimidad", "espiritualidad", "amistad", "introversión", "humanidad".

Tal vez lo más coherente, sea las afirmaciones del que con más tiempo pasó con él, el ebanista Zimmer y su familia:

El entusiasmo por el paganismo ha sido lo que le ha hecho descarrilar, y todos sus pensamientos se han detenido en un punto, alrededor del cual gira y gira sin cesar. Se diría un vuelo de palomas arremolinándose sobre el tejado alrededor de una veleta. Gira todo el tiempo hasta que cae abatido, al límite de las fuerzas. Créame, eso es lo que le ha vuelto loco. Esos malditos libros, todo el día abiertos sobre la mesa, y cuando está solo, desde por la mañana hasta por la noche se lee a sí mismo pasajes en voz alta, declamando como un actor, con aires de querer conquistar el mundo. No merece la pena obstinarse así en esto, siempre lo mismo, es lo que llaman una idea fija. … La causa de todo es su manía de saber y no la dama de Frankfurt. 16

El poeta es un desorden por donde se lo mire. El desorden personal, donde ya no sabe quien es, comenzó mucho antes. Todo se inicia en pretender unir el luteranismo pietista con el paganismo griego, haciendo caso omiso de sus consejeros. 17

Lo dice muy bien Zimmer. El panteísmo griego lo lleva al desorden de su vida sentimental. Diotima fue la manzana prohibida. Otro desorden fue su trabajo. Como preceptor y tutor no servía y no quiso ser predicador. Quería ser poeta, pero muchas publicaciones fueron un fracaso. Fueron contados los que tuvieron caridad con su persona. Todo esto se recubría con un idealismo carente de realidad. Por tanto no es extraño que afirmase en el borrador de una carta en francés: «...el hombre es un dios si quiere serlo.» Idealismo y voluntarismo desubicado.

A todo lo que se dijo sobre su enfermedad mental, pues salud física no le faltaba, agrego lo que un modernista no puede decir. Así es como me pregunto: ¿Estaba el poeta poseído? Observemos esta poesía y él mismo nos dará la respuesta:

EL SER DEL ESPÍRITU

No se oculta a los hombres el ser del Espíritu,

Y tal como la vida, la que los hombres encontraron,

Así el día de la vida, la mañana de la vida,

Como riqueza son las altas horas del Espíritu.


Que así de soberbia la Naturaleza se muestre

Es para que el hombre contemple semejante gozo,

Y al día, a la vida se confíe,

Anudando así su lazo con el Espíritu.

Signo de posesión es el odio, por ello escribe como abogado del diablo. Ya seguirá sus pasos otro admirador suyo que firmará no ya como un Scardanelli, ni como abogado del diablo, sino como el Anticristo, antes de ingresar en un manicomio de Turín. 18

A esto conducían los románticos con sus idealizaciones, buscando un regreso al paganismo politeísta.

En la actualidad

En nuestros días, pudimos visualizar un proceso muy similar.

El jesuita Bergoglio, cual otro Karl Reynolds, pasó del catolicismo al luteranismo. Signo de esta mutación es la estatua deLutero que colocó en el Vaticano.

Posteriormente, lo vimos pasar, del luteranismo a la Pachamama, o sea, al paganismo.

Por último lo vimos en camiseta sobre sillas de ruedas. O sea, del paganismo pachamámico, a la evidente locura final.

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1 ¿Quién,pues, impulsó al huérfano 

sentado entonces en la sala sombría,

a este colmo de grandeza divina,

a tomarte como modelo?

¿Qué fuerza se apoderó de mí, arrancándome

al enjambre de mis compañeros de juego?


¿Qué fuerza llevó a las ramas del arbusto

a levantarse hacia el Éter luminoso?

Nunca la mano solícita de un jardinero

tomó a su cargo mi joven vida,

y sólo por mi propio esfuerzo

alcé los ojos y crecí hacia el cielo. (A Hércules)

2 Cuando era niño

un dios a menudo me salvaba...


... colmabas de gozo mi corazón,

¡oh Helios, Padre mío! 


Y como Endimión 

yo era tu favorito, ¡sagrada Luna! 

¡Fieles dioses,

dioses bienhechores!

¡Si supiérais 

¡cuánto os he querido! 

He crecido en brazos de los dioses… (Cuando era niño)

3 In der Kindheit Schlaf begraben // Lag ich, wie das Erz im Schacht; 

4 Seid gesegnet, goldne Kinderträume, // Ihr verbargt des Lebens Armut mir,

5 Wie lang ists, o wie lange! des Kindes Ruh // Ist hin, und hin ist Jugend, und Lieb’ und Lust,

6 Mi deseo se vuela hacia aquel país mejor, 

hacia Alceo y Anacreonte, 

y yo, querría dormir en mi estrecha tumba, 

junto a los santos de Maratón. 

¡Que esta lágrima sea, pues, la última 

vertida por la sagrada Grecia! 

Oh Parcas, haced sonar vuestras tijeras, 

ya que mi corazón pertenece a los muertos. (Grecia)

7 Ach! da stürzt’ ich mit den Wesen allen // Freudig aus der Einsamkeit der Zeit, // Wie ein Pilger in des Vaters Hallen, // In die Arme der Unendlichkeit. —

8 Los poetas son ánforas sagradas 

que guardan el vino de la vida, 

el alma de los héroes. (Napoleón)


9 Pero el alma impetuosa 

de este joven, ¿no romperá el ánfora

que quiera contenerla?

Él no vive ni perdura en el poema: 

vive y dura en el mundo. (Napoleón)

10 ...Ardor solar 

y dulzura primaveral, guerra

y paz, luchan en el fondo de mi corazón 

frente a esta imagen angélica. (Diotima)

11 ¿Queríamos separarnos? ¿Lo creíamos prudente, justo? 

¿Mas por qué ya consumado el acto nos horroriza 

tanto como un crimen? (El Adiós, 3ra. Versión.)

12 ¿Traicionar a este Dios? ¿A él, que nos diera 

el alma y la vida; a él, que nos anima,...

Ahora deja que me calle. Y nunca más 

permitas que vea yo aquello que me mata. 

¡Y así pueda volverme a soledades 

y este instante de adiós se quede nuestro! 


Tiéndeme tú misma la copa y bebamos 

lo bastante del veneno saludable y sagrado,

lo bastante de este chorro del Leteo

para que todo, amor y odio, sea olvidado. 


Partiré. Quizás un día, ya demasiado tarde,

te volveré a ver, Diotima. Mas entonces 

el deseo se habrá completamente desangrado, 

y calmos como dos bienaventurados, 

extraños uno del otro, andaremos juntos, ...(El Adiós, 3ra. Versión.)

13 ¿Y dónde están esos que nombras y anuncias,

raza nueva cuyo amistoso abrazo te reanimará? 

¿Se la ve llegar? Quizás entonces 

tu prédica solitaria sea por fin escuchada. 


¡Ni un eco responde a tus clamores, oh desdichado!

Y como los muertos sin sepultura, yerras 

desorientado en busca de reposo y nadie 

te indica el camino que debes seguir. (Rousseau)

14 ¡Benignos dioses! ¡Desdichado es aquel que os ignora!

el mundo no es para él más que tinieblas 

y nada sabe de cantos ni alegría. 


...y jamás permite 

que la inquietud y el error aplasten al genio. (Los Dioses)

15 ...¡olvídame! ¡No salves mi nombre 

de la mácula que lo cubre, corazón compasivo! 

¿Acaso no lo sé? Lejos de ti, mi ángel custodio, 

lejos de ti y bien pronto, los demonios

crueles de la muerte intentarán romper 

las cuerdas de mi corazón. (Adiós)

16 ALCMEON, 61, año XVIII, vol. 16, Nº 1, octubre de 2009 // Delirios de sí: una aproximación literaria a Hölderlin y Scardanelli Jesús Ramírez-Bermúdez.

17 Y a mí, no me aconsejéis que me someta,

¡no pretendáis que sirva a los esclavos! 


Y si no podéis soportar la hermosura, 

hacedle una guerra abierta, eficaz. 

Antaño se clavaba en la cruz al inspirado, 

hoy lo asesinan con juiciosos e insinuantes consejos.

¡Cuántos habéis logrado someter 

al imperio de la necesidad! …


Es inútil: esta época estéril no me retendrá. 

Pero en mí madura, tal como mi corazón lo quiere, 

la bella, la vida Naturaleza. (EL JOVEN A SUS JUICIOSOS CONSEJEROS)

18 Odio profundamente la turba de los grandes señores y de los sacerdotes, 

pero más odio al genio que se compromete con ellos. (ADVOCATUS DIABOLI)


¿Acaso no lo sé? Lejos de ti, mi ángel custodio, 

lejos de ti y bien pronto, los demonios 

crueles de la muerte intentarán romper 

las cuerdas de mi corazón. (Adiós)