Calesita

sábado, 2 de noviembre de 2024

Visión meliflua de un Sagrado Corazón, narrado por el “encuentro” con el sodomita Bergoglio


 

Pues esos falsos apóstoles, obreros engañosos, se transfiguran en apóstoles de Cristo; y no es maravilla, pues el mismo Satanás se transfigura (μετασχηματιζεται) en ángel de luz. (2Cor. 11,13-14)

La historia se repite. Hoy, y no es maravilla. Un jesuita hereje se transfigura en papa y con sotana blanca, pretende dar lecciones. Ahora lo hace desde su escrito al Sagrado Corazón.

La mímesis

El término mímesis nace en la Grecia clásica, indicando que ciertas sacerdotisas adoptaban actitudes que no respondían a su personalidad, actuando en forma extraña. Para unos podría tratarse de una estupenda actuación teatral, para un santo, tal vez en algún tipo de posesión luciferina.

Es lo que percibimos al leer Dilexit nos. Bergoglio es maestro destacado en la mímesis religiosa. Jesuita por un lado, actuó al unísono en retiro “espiritual” con los pentecostales, se hizo judío y por último masón.

La mímesis bergogliana fue aún más lejos. Tomó lecciones del comunismo paraguayo. Se hizo nacionalista católico, ingresó al peronismo de la mano de Guardia de Hierro y abrazó cuanto comunista se cruzó en su paso.

Por esto en el punto 6, nos preguntamos si este jesuita disfrazado de papa, no habla de sí mismo:

Esta verdad de cada persona tantas veces está oculta debajo de mucha hojarasca que la disimula, y esto hace que se vuelva difícil sentir que uno se conoce a sí mismo y más aún que conoce a otra persona: «Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo?» (Jr 17,9).

Mostrando la hilacha”

Después de leer los 220 artículos con sus correspondientes 227 notas, el jesuita hereje “muestra la hilacha”.

Confieso que durante su lectura tuve que hacer un esfuerzo titánico para no quedarme dormido. El porteño, es reiterativo hasta el cansancio. De modo que estamos a punto de decir, que nada nuevo existe en este somnífero escrito, excepto su visión incompetente y por momentos mal intencionada.

Escribe en 34:

Dice el Evangelio que Jesús «vino a los suyos» (Jn 1,11). Los suyos somos nosotros, ...

No se puede creer tamaña imbecilidad. Juan habla de los judíos, que eran “los suyos”, no los actuales católicos. Lógicamente, no quiere enemistarse con el judaísmo, ergo corrige a San Juan, pues a él, siempre lo alumbra el Espíritu…

Y luego afirma:

No significa que seamos sus esclavos, y él mismo lo niega: «Ya no los llamo servidores» (Jn 15,15).

El no nos llamará siervos, pero parece que algunos apóstoles se consideraban así:

Santiago, esclavo (δουλος) de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud. (Sant. 1,1)

Por lo tanto, la eliminación del concepto de esclavo no es absoluta sino relativa. Una cosa es como Jesucristo nos ve y otra como nos vemos.

En 73, escribe:

Sabemos que la palabra aramea que él usaba para dirigirse al Padre era “Abba”, que significa “papito”. En su época algunos se molestaban por esa familiaridad (cf. Jn 5,18).

En hebreo o arameo antiguo no existía el diminutivo ni el aumentativo. Por otro lado, Juan escribe algo totalmente distinto:

Por esto los judíos buscaban con más ahínco matarle, pues no sólo quebrantaba el sábado, sino que decía a Dios su Padre, haciéndose igual a Dios.

Como vemos no era una familiaridad, sino una noción abstracta de su divinidad, algo que su mente rechaza por ser un arriano encubierto.

Para su retorcida mente, la fe solo tiene sentido en lo concreto, no en lo abstracto. Es lo que se percibe sin tapujos al leer “Dilexit nos”. El amor humano, parece salir airoso del amor divino. Más aún. Nos parece estar leyendo un texto pagano, donde lo divino es una categoría que está presente en los seres. En unos más, en otros menos, siendo Dios el que la posee plenamente. Por supuesto, no pida mandamientos ni obligaciones, en esta iglesia no importan. Por ello afirma al hablar de la dignidad:

...para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. (30)

Tampoco busque esta expresión, porque no existe en su mente:

Si me amáis (αγαπατε), guardaréis mis mandamientos. (Jn. 14,15)

Tomarlo con ajenjo

Afirmé que todo el escrito es pesado y reiterativo, pero al leerlo se debe tomar previamente algo bien amargo. Es por lo empalagoso del texto. Siete veces nos habla de la “dulzura”. Y así hallamos empleado el término “ternura” unas 20 veces; “afecto”, 22 veces; “caricias”, 4 veces; “cariño”, 4 veces; “enamorado”, 10 veces; “amistad”, 13 veces. Todo un estilo altamente melifluo. Esto lleva a pensar, si este anciano necesitó algo de cariño en su infancia. Todo esto sin perjuicio del término “amor”, empleado unas 289 veces.

¿Pero de qué amor se trata? This is the question.

En griego clásico, amar se desdobla en varios términos, donde cada uno tiene su propio matiz. El término que indicaba el amor que se originaba en la “Necesidad” natural (αναγκη), era el Eros. Algo necesario para el orden natural, del cual se producía la generación (γενεα). Ellos veían al mundo como “cosmos”, es decir como un orden establecido. De este orden establecido, nacía la justicia (δικη).

Entre la relación de los hombres o los conceptos, se daba el amigo, el filos (φιλος). De allí los sufijos y prefijos castellanos: filosofía, como amante de la sabiduría o bibliófilo. Pero existía un amor que iba más allá de todos, era el ágape (αγαπαω). Ante estas concepciones, el latín empleó el verbo diligere para la intimidad familiar, y el amare para el resto. Pero esto no respondía al concepto griego de ágape, de allí que apareció la “cáritas” como amor de entrega. En un Cuento Profético del antiguo Egipto, donde aparece el faraón Snofru, fundador de la dinastía IV, se habla de un pordiosero, que dice al pedir limosna: “Ámame”. Es el amor de entrega.

Para “Dilexit nos” el “amor”, no tiene diferencias ni matices, todo se da en forma empalagosa y somnífera. Por tal motivo, les recuerdo a los sodomitas vaticanos, que el amor homosexual no es ni ágape, ni filos, ni eros. Porque el eros implica cosmos, y el cosmos un orden establecido. Los sodomitas navegan contra todo orden establecido.

Teología sodomita del “encuentro”

Para los sodomitas salidos del armario, el “encuentro” es algo fundamental, sin el cual, se les hace imposible la vida. De allí que se insiste en dicho término unas 23 veces. Así vemos:

En la Biblia y en los primeros siglos de la Iglesia aparecía bajo la figura del costado herido del Señor, sea como fuente de la gracia, sea como un llamado a un encuentro íntimo de amor. (78)

Nótese que dicho “encuentro íntimo de amor” puede tener dos significados, el religioso, y el sodomita, sobretodo si lo unimos con el final del punto 213:

¡Qué hermoso encuentro!

De las pocas veces que hace mención a la Madre del Salvador, jamás la llama “Virgen”. Tal como corresponde a un hereje encubierto y opuesto a San Cirilo de Alejandría.

El escrito posee un sinnúmero de citas, 227 para ser preciso. Paso por alto como verdades, todas aquellas que responden a los santos ya cualificados por el tiempo. Por lo tanto, no me interesan ni Diego Fares (S.I), ni Romano Guardini, ni Karl Rahner, ni Byung-Chul Han, ni Heidegger, ni el Documento de Aparecida, ni el Vaticano II, ni Olegario González de Cardedal, ni sus propios dichos o escritos anteriores.

Tampoco me interesan las galletas de su abuela, o la forma como hacían las empanadas en su casa.

Por último, seguramente se me aplicarán algunas de las subjetividades bergoglianas que aparecen en el punto 219. Porque no reemplazo “el amor de Cristo” con mis “estructuras caducas”, con mis “obsesiones de otros tiempos”, con mi “adoración de la propia mentalidad”, y en fin, con mis “fanatismos de todo tipo”. Todo esto puede ser, pero no será nunca con un nauseabundo amor sodomita fuera de todo orden concebido.

jueves, 17 de octubre de 2024

La mayor encuesta realizada hasta la fecha entre católicos estadounidenses muestra que los fieles quieren poner fin a la comunión en la mano

La encuesta más grande jamás realizada entre católicos en Estados Unidos encontró que los fieles afirman abrumadoramente que recibir la Sagrada Comunión en la mano ha llevado a la pérdida de la fe en la Eucaristía y que desean una restauración de las prácticas litúrgicas tradicionales.

Pedro Martín

martes 15 de octubre de 2024 -

DesdeLifeSiteNews 

    La encuesta más grande jamás realizada entre católicos estadounidenses muestra que los fieles quieren un culto reverente y solemne y el fin de la distribución de la Sagrada Comunión en la mano y del uso de ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión.

El martes, la Coalición de Presencia Real (RPC) publicó los resultados de su encuesta masiva de julio de 2024 que busca identificar las causas de la falta de fe en la Eucaristía entre muchos católicos autoproclamados en los Estados Unidos.

La encuesta, realizada con la ayuda de la empresa encuestadora nacional Public Opinion Strategies, recibió casi 16.000 respuestas, incluidas las de 14.725 laicos católicos estadounidenses de todas las diócesis latinas del país. 780 respuestas fueron enviadas por los asistentes al Congreso Eucarístico Nacional de obispos estadounidenses en Indianápolis.

Esta es la encuesta más grande que se ha realizado jamás entre católicos en Estados Unidos”, dijo la portavoz de RPC, Vicki Yamasaki. “Las encuestas de organizaciones como Pew Research y el Centro de Investigación Aplicada al Apostolado (CARA) no se acercan ni de lejos a la cantidad de católicos que participaron en esta encuesta”.

Cabe destacar que la encuesta de la RPC se basó en gran medida en católicos practicantes: el 97 por ciento de los encuestados afirmó que asisten a misa al menos una vez a la semana y creen en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. La mayoría de los encuestados, el 84 por ciento, se identificaron como católicos “desde la infancia”.

Cuando se les preguntó qué había contribuido más a la pérdida de fe en la Eucaristía, los encuestados citaron abrumadoramente la recepción de la Sagrada Comunión en la mano estando de pie, y casi el 58 por ciento dijo que había tenido el “mayor” nivel de impacto.

También señalaron el escándalo de ofrecer la Sagrada Comunión a pecadores públicos que rechazan la enseñanza católica, la falta de reverencia en la presencia de la Eucaristía, las actitudes casuales hacia la Eucaristía por parte del clero, la falta de catequizar a los fieles y el traslado del tabernáculo del centro del santuario.

Más del 71 por ciento de los encuestados clasificaron la “homosexualidad en el sacerdocio” como algo que también tuvo un nivel de impacto “importante” o “máximo” en el declive de la creencia en la Eucaristía.

Una mayoría también dijo que el uso de ministros extraordinarios, el reemplazo de la música sacra con música contemporánea, el fin del culto ad orientem, la eliminación de las barandillas del altar, la falta de celebración de eventos eucarísticos como la adoración y las procesiones, la disminución de la belleza en la arquitectura de la iglesia y la liturgia, la pérdida del silencio y la crisis de abuso clerical han tenido un impacto “importante” o “máximo”.

realpresencecoalition.com

La Coalición de Presencia Real, un grupo de prominentes figuras católicas que incluye al obispo Joseph Strickland, al obispo Athanasius Schneider, al padre Donald Calloway, MIC, y al director ejecutivo y cofundador de LifeSiteNews, John-Henry Westen, señaló que los encuestados expresaron preocupación por “una disminución general en la reverencia durante la misa, incluyendo la vestimenta informal, hablar en voz alta y tratar la misa como un evento social”.

Los encuestados también criticaron la “conducta irreverente” del clero, “con informes de sacerdotes que se apresuraban en las oraciones litúrgicas y no manejaban la Eucaristía con cuidado”, y “el liderazgo débil entre los líderes de la Iglesia, socavando la autoridad moral de la Iglesia y causando escándalo entre los fieles”.

Existe una fuerte percepción de que los líderes de la Iglesia, incluidos los obispos y el Papa, son inconsistentes y débiles a la hora de defender el Canon 915”, que exige que se niegue la Sagrada Comunión a los pecadores graves manifiestos, según una presentación de Public Opinion Strategies.

Muchos encuestados expresaron su preocupación por la falta de reverencia mostrada hacia el tabernáculo, como la falta de genuflexión o inclinación al pasar junto a él, el comportamiento informal a su alrededor y el acceso de laicos al mismo”, agregó la presentación.

Los encuestados propusieron numerosas recomendaciones a la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) sobre la renovación de la fe en la Eucaristía, siendo la principal recomendación la de alentar la recepción de la Eucaristía en la lengua mientras se está de rodillas (29 por ciento). La siguiente fue la de catequizar a los fieles, por ejemplo sobre la transubstanciación y la recepción digna (24 por ciento).

Los encuestados instaron además a los obispos a promover “una mayor reverencia hacia la Eucaristía”, por ejemplo, arrodillándose y haciendo genuflexiones, eliminando a los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión y negando la Comunión a los pecadores públicos.

Muchos también abogaron por el regreso a la misa tradicional en latín o por hacerla más accesible y por restaurar prácticas tradicionales como la postura ad orientem y las barandillas del altar.

Más del 20 por ciento de los encuestados asistían exclusivamente a la misa tradicional en latín, y otro 43 por ciento afirmó que asistían periódicamente a ella. Los que asistían a la misa en latín eran, por lo general, más jóvenes que los asistentes a la misa del Novus Ordo , “lo que puede reflejar un creciente interés en las prácticas litúrgicas tradicionales entre los católicos más jóvenes”, dijo el RPC.

Incluso entre los encuestados del Novus Ordo, el 65 por ciento dijo que prefiere recibir la Eucaristía de un sacerdote o diácono en lugar de un ministro extraordinario.

La RPC ha publicado una carta abierta a los obispos estadounidenses pidiéndoles que consideren los resultados de la encuesta antes de su asamblea plenaria en noviembre.

La recepción de la Sagrada Comunión en la mano se ha generalizado en todo Estados Unidos desde la década de 1970, a pesar de que la Comunión en la lengua ha sido la norma en la Iglesia durante más de 1.300 años .

Como afirmó el Papa Pablo VI en el Memoriale Domini , que concedió a los obispos el permiso de permitir la distribución de la Eucaristía en la mano con la aprobación de la Santa Sede, la práctica de recibir la Sagrada Comunión en la lengua “debe conservarse… especialmente porque expresa la reverencia de los fieles hacia la Eucaristía”.

Recibir la Eucaristía en la mano también aumenta significativamente el riesgo de profanación del Santísimo Sacramento y conduce inevitablemente a la pérdida de partículas de la Eucaristía, que pueden caer al suelo o en otro lugar.

El cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (CDWDS) del Vaticano bajo el Papa San Juan Pablo II y el Papa Benedicto XVI, confirmó que recibir la Sagrada Comunión en la lengua mientras se está de rodillas es la “forma preferida”.

En 2018, el entonces prefecto del CDWDS, el cardenal Robert Sarah, criticó la recepción de la Sagrada Comunión en la mano como parte de un “ataque diabólico” a la fe en la Eucaristía y elogió la recepción de la Comunión en la lengua.

El uso de ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión también se ha vuelto común en gran parte de los Estados Unidos, aunque la Iglesia enseña que se puede recurrir a ellos “sólo por verdadera necesidad”.


miércoles, 2 de octubre de 2024

La simio-jerarquía católica

 

por Tony Velázquez Ruiz

Por su cuenta de X, Monseñor Viganó cuestionó el actuar actual de la mayoría de los obispos.

Lo que nos escandaliza y nos llena de horror no es tanto la serie de provocaciones monomaníacas de Bergoglio, que ahora ha demostrado su naturaleza rebelde y apóstata, cuanto la cobardía de todo el Episcopado.

No comprendo cómo un Sucesor de los Apóstoles puede tolerar la abierta apostasía de la Fe de quien se presenta como cabeza de la Iglesia, como si se tratase de los delirios de un loco al que no hay que prestar demasiada atención. Pienso con horror lo que Nuestro Señor les imputará cuando se presenten ante Él y tengan que dar cuenta de su silencio ante la destrucción sistemática de la Iglesia.

Éstos son los horribles pecados por los cuales la Jerarquía debe arrepentirse y pedir perdón.

En cuanto a la jerarquía argentina, se merece una reflexión aparte.

¿Para qué están?

Esta es la pregunta que todo católico debe hacerse. Si solo están para acatar lo que Bergoglio ordena desde Roma, entonces dejaron de ser obispos para transformarse en simios. Hacen lo que el domador les manda con su látigo. Adolecen de personalidad propia. La jerarquía católica argentina se ha transformado en un circo.

¡Pasen y entren, señores, a la carpa para ver sus morisquetas!

¿Están para defender la fe?

Imposible luego de las declaraciones bergoglianas, donde se afirma que Dios inspira todas las religiones.

Por lo tanto, ahora los obispos pueden expulsarme de su catolicidad, dado que Dios inspira todas las religiones, y de este modo mandarme a otra, en la cual no faltará su inspiración. Además, como dice Bergoglio, todas las religiones son buenas.

¿Están para hacer política?

Si piensan que están para eso, se puede ver que no la saben hacer. Promovieron un candidato en las últimas elecciones argentinas y les salió el tiro por la culata. Pueden observarlo en los sindicalistas. Ninguno de ellos busca un obispo, saben que no son mas que simios movidos por el látigo bergogliano, por ello se reúnen con su jefe, el domador, en Roma.

¿Para qué están entonces?

Tan solo tapan un cargo vacante. Son un tapa agujeros. Así la procesión continúa como siempre. Sin verdades. Sin cuestionamientos. Sin ideas propias. Tapando lo más posible la inmoralidad interna.

Dicen las malas lenguas, que Darwin en su teoría evolucionista, el hombre surgió del mono.

El episcopado no evoluciona, involuciona. Los jerarcas católicos con su pastoralismo, regresan al mono.


viernes, 20 de septiembre de 2024

Los grandes campeones del discernimiento y Medjugorje


     Con una introducción grandilocuente, se perfila Tucho, el discernidor, para terminar de una vez por todas con la polémica instalada sobre las apariciones de Medjugorje (Fuente):

Ha llegado el momento de concluir una larga y compleja historia en torno a los fenómenos espirituales de Medjugorje. (1)

¿Realmente concluyó la historia? ¿O acaso se empeora?

Suponen los discernidores que con las nuevas normas aplicadas a las manifestaciones marianas, toda polémica ha concluido:

Las conclusiones expresadas en esta Nota se sitúan en el contexto de cuanto determinan las actuales Normas para proceder en el discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales (Dicasterio para la Doctrina de la Fe, 17 de mayo de 2024; en adelante Normas). (1)

Y aquí aparece el término presunto, que es la vedette del documento, el cual hace su aparición 16 veces en el documento tucheano. Así tenemos:

1. Presuntos fenómenos sobrenaturales. (1)

2. Presuntos videntes. (2)

3. Presuntos mensajes.

Además, se advierte al lector que tenga en cuenta que, cada vez que en la presente Nota se hace referencia a “mensajes” de la Virgen, se entiende siempre “presuntos mensajes”.(2)

4. Presuntas apariciones.

Cabe mencionar que tales experiencias se producen, principalmente, en el contexto de las peregrinaciones a los lugares de los hechos originales, más quedurante los encuentros con los “videntes” para asistir a las presuntas apariciones. (3)

5. Presuntas curaciones.

No faltan verdaderas conversiones de personas alejadas de Dios y de la Iglesia, que han pasado de una vida marcada por el pecado a cambios existenciales radicales orientados al Evangelio. En el contexto de Medjugorje, se reciben noticias de presuntas curaciones.(5)

6. Presuntos fenómenos sobrenaturales.

Es razonable que los fieles, haciendo uso de la prudencia y del sentido común, no tomen en serio o no presten atención a estos detalles. Se debe recordar siempre que en esta, como en otras experiencias espirituales y presuntos fenómenos sobrenaturales, se mezclan elementos positivos y edificantes con otros que deben ser ignorados, pero que no deben llevarnos a despreciar la riqueza y el bien de la propuesta de Medjugorje en su conjunto. (30)

7. Presuntos acontecimientos sobrenaturales.

La valoración de los abundantes y difundidos frutos, tan bellos y positivos, no implica declarar como auténticos los presuntos acontecimientos sobrenaturales sino, solamente, poner en evidencia que “en medio de” este fenómeno espiritual de Medjugorje el Espíritu Santo actúa eficazmente para el bien de los fieles. Por tanto, se invita a apreciar y compartir el valor pastoral de esta propuesta espiritual (cf. Normas, n. 17). (38)

Por lo que veo, se quedaron cortos. Faltan más presuntos:

8. Presuntas profecías.

9. Presuntos secretos.

Sin embargo, lo más importante del discernimiento tucheano no se da en la vedette del “Supuesto”, sino en los catorce bailarines que la acompañan. Se da en Los Frutos. Término que hace su aparición 14 veces, y se constituye en el eje central del discernimiento tucheano.

Lo sobrenatural carece de importancia. Si esto es lo que niegan de Medjugorje en algunos sitios web muy visitados (con argumentos más que rebatibles), Tucho los saltó a todos con garrocha.

No es esta la única virtud de Tucho. Es indudable que le ha dado un gualicho a “Franciscus”. Ya los mensajes (todos supuestos, claro está), no son un correo telegráfico:

«...la Virgen dirige la oficina de telégrafos, que cada día envía un mensaje telegráfico a una hora determinada»

¿A qué conclusiones llega el discernimiento tucheano?

1. Al nihil obstat.

Los elementos recogidos en esta Nota permiten reconocer que se dan las condiciones para proceder a la determinación de un nihil obstat. (39)

2. Espantar los fieles de los “presuntos videntes”.

En cualquier caso, a las personas que van a Medjugorje se les debe orientar fuertemente a aceptar que las peregrinaciones no se hacen para encontrarse con supuestos videntes, sino para tener un encuentro con María, Reina de la Paz, y, fieles al amor que ella tiene por su Hijo, encontrarse con Cristo y escucharle en la meditación de la Palabra, en la participación de la Eucaristía y en la adoración eucarística. Como sucede en tantos santuarios de todo el mundo, donde la Virgen María es venerada con los más variados títulos. (41)

3. Tomar todo “con pinzas”.

En consecuencia, el elemento esencial es el estar atentos a cuanto el conjunto de las manifestaciones de Medjugorje nos recuerda sobre las enseñanzas del Evangelio, concentrando la mirada no en los detalles sino en las grandes exhortaciones que aparecen en los mensajes de la Gospa. A su luz algunos textos menos importantes o poco claros deben ser leídos con prudencia. (37)

4. Por favor, que entren “Los Frutos”.

Aunque se puedan mantener diferentes opiniones sobre la autenticidad de algunos hechos o sobre algunos aspectos de esta experiencia espiritual, las autoridades eclesiásticas de los lugares donde esta esté presente son invitados a «apreciar el valor pastoral y también a promover la difusión de esta propuesta espiritual» (Normas, n. 17).(40)

Nuestra conclusión

1. Nos preguntamos. Si una oficina vaticana que fue hecha para indicar la sobrenaturalidad de los fenómenos, y ahora se niega a definirse con su vedette de lo supuesto, ¿qué esperan para cerrarla?

2. De acuerdo al razonamiento tucheano, es indudable que los frutos son buenos; pero el árbol es supuesto. ¿Cómo se compagina esto?

3. For export, se dice con “Franciscus” que todas las religiones son buenas, ergo no necesitan de Jesucristo; pero este documento (for import) dice lo contrario:

Cristocentrismo.
La intercesión y la obra de María aparecen claramente sometidas a Jesucristo como autor de la gracia y de la salvación en cada persona:...(12)

¿En qué quedamos?


viernes, 13 de septiembre de 2024

Por qué la “aceptación universal y pacífica” no prueba que Francisco sea Papa

 

Un número impresionante de teólogos católicos sostienen que la adhesión universal y pacífica de la Iglesia a un hombre como Papa es una señal infalible de que el pretendiente es, en efecto, el verdadero Papa. Pero ¿se sostiene este argumento en el caso de Francisco?

Por Matthew McCusker

Jueves 22 de agosto de 2024

LifeSiteNews

Una de las preguntas más difíciles pero importantes que enfrentan los católicos hoy es si el hombre que afirma ser el Sucesor de San Pedro, y es generalmente considerado como tal, ocupa realmente el papado.

El argumento de la “adhesión pacífica y universal”

Un número impresionante de teólogos católicos sostienen que la adhesión universal y pacífica de la Iglesia a un hombre como Papa es una señal infalible de que el pretendiente es en verdad el verdadero Papa. Basándose en esta conclusión teológica, argumentan lo siguiente:

Si un hombre es aceptado universal y pacíficamente como Papa, queda establecido sin lugar a dudas que ese hombre es Papa. Francisco es aceptado universal y pacíficamente como Papa, por lo tanto queda establecido sin lugar a dudas que él es el Papa.

Los defensores de este argumento afirmarían que Francisco ha sido aceptado universal y pacíficamente como Papa porque todos los obispos que dirigen las iglesias locales y ejercen la jurisdicción ordinaria en la Iglesia, y todos los miembros del Colegio Cardenalicio, declararían públicamente que él es el Papa; y todos, hasta donde sabemos, lo nombran en el canon de la Misa.

Este es un argumento sólido y digno de respeto. Sin embargo, creo que, en última instancia, fracasa. Me gustaría presentar brevemente dos argumentos en contra y luego analizar uno de ellos con más profundidad.

Argumento 1

La doctrina de la adhesión universal y pacífica fue propuesta por los teólogos como un medio para explicar cómo la Iglesia podía obtener certeza sobre la identidad del Papa, a pesar de los defectos reales o supuestos en la forma de su elección. Por lo tanto, sostenían que la adhesión universal y pacífica a un hombre como Papa era suficiente para generar certeza sobre su identidad.

Una lectura superficial de los textos de estos teólogos podría llevar al lector a suponer que una vez que se puede demostrar que un hombre recibió adhesión universal y pacífica en algún momento después de su elección, su reclamo al papado no puede ser cuestionado por ningún motivo.

Sin embargo, una lectura más profunda muestra que esto es inconsistente con la doctrina más amplia de estos autores. Esto se debe a que muchos de los teólogos que proponen la teoría de la UPA también sostienen que un hereje público no puede ser papa y que, si un verdadero papa cayera en la herejía pública, dejaría de ser papa. Como dice el cardenal Louis Billot, uno de los teólogos cuya explicación de la UPA se cita regularmente, “la cuestión es si es posible que una persona debidamente elegida y elevada de una vez por todas al pontificado pueda en un momento u otro dejar de ser activa en el pontificado”. 1

Como expliqué en mi artículo anterior, los teólogos están divididos sobre la cuestión de si un verdadero Papa puede caer en la herejía pública. Algunos consideran que lo más probable es que esto nunca ocurra. Si esta opinión es cierta –como bien puede serlo– la aparente aparición de un “Papa herético” sólo puede explicarse por el hecho de que el pretendiente nunca ha ejercido el cargo.

Otros teólogos aceptan la posibilidad de que un papa caiga en la herejía pública (o incluso sostienen que es la opinión más probable). Enseñan que un papa así perdería su cargo, y se proponen diversas explicaciones sobre cómo se produciría esa pérdida o cómo se la reconocería. Están de acuerdo entre sí en que la herejía pública es incompatible con el ejercicio del papado.

Billot, al igual que San Roberto Belarmino, sostiene que es más probable que un verdadero Papa no caiga en la herejía pública. Pero, escribe Billot, si esto ocurriera, “todos admiten que el vínculo de comunión y subordinación tendrá que ser eliminado a causa de las autoridades divinas que expresamente ordenan la separación de los herejes”. 2 Y de las teorías que explican cómo un papa herético podría perder el cargo, Billot sostiene que la pérdida automática del cargo, “parece seguir la única manera en que los principios absolutamente ciertos de la constitución eclesiástica, hasta ahora intactos, se preservan”. 3

Billot sostiene que la UPA (Aceptación Universal y Pacífica) es una señal infalible de que un hombre es verdaderamente el Papa, pero Billot también sostiene que si un verdadero Papa cayera en la herejía pública, perdería automáticamente el cargo. Por lo tanto, parecería claro que la UPA es algo que se puede perder.

La Iglesia puede adherirse universal y pacíficamente a un hombre como Papa, y esto es una señal infalible de que él es verdaderamente Papa. Pero si ese hombre deja de ser Papa, por ejemplo, al caer en una herejía pública, la Iglesia, como resultado de esta acción pública del pontífice, le retirará su adhesión universal y pacífica. Cómo se manifiesta esta retirada se aclarará más adelante en este artículo.

Aquí se puede notar que es claramente inadmisible utilizar la teoría de la adhesión universal y pública, tal como la proponen teólogos como Billot, de modo que se prive a la Iglesia universal de la capacidad de reconocer que un verdadero Papa ha caído en la herejía pública y de retirarle su adhesión. Hacerlo va más allá de las intenciones de los teólogos que la proponen.

Argumento 2

En efecto, la Iglesia católica no se adhiere universal y pacíficamente a Francisco en el modo que exigen los teólogos que explican esta doctrina; es decir, no se adhiere universal y pacíficamente a él como “regla viva de fe”, en cuya sumisión la Iglesia católica adquiere su milagrosa y perpetua unidad de fe. Por el contrario, muchos católicos, incluidos cardenales y obispos, se niegan públicamente a someterse a su enseñanza sobre la fe y la moral, tal como se encuentra en varios documentos dirigidos a la Iglesia universal, como el Catecismo revisado de la Iglesia Católica, que propone la negación herética de la legitimidad de la pena capital en un texto presentado a la Iglesia universal como “norma segura de fe”.

Al negarse abiertamente a someterse a Francisco como “regla viviente de fe”, estos cardenales y obispos parecen estar negándose a adherirse pacíficamente a él como Romano Pontífice, aun cuando se abstengan (por ahora) de declarar públicamente que él no es el Papa.

...

Una mirada más cercana a la doctrina de la adhesión universal y pacífica

Como hemos visto más arriba, la doctrina de la adhesión universal y pacífica nos dice que cuando la Iglesia universal se adhiere a un hombre particular como el Romano Pontífice, tenemos certeza (sobre cuyo grado no están de acuerdo los teólogos) de que tal hombre es de hecho el Papa.

Esta doctrina la expresa claramente el cardenal Billot, que escribe:

Pero sea cual fuere la opinión que se tenga sobre la posibilidad o imposibilidad de la hipótesis antes mencionada, al menos hay un punto que debe mantenerse como absolutamente inquebrantable y firmemente establecido más allá de toda duda: la sola adhesión de la Iglesia universal será siempre, por sí misma, un signo infalible de la legitimidad de la persona del Pontífice y, lo que es más, incluso de la existencia de todas las condiciones requeridas para la legitimidad misma. No es necesario buscar de lejos pruebas de esta afirmación. La razón es que se toma inmediatamente de la promesa infalible de Cristo y de la providencia.  Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, y  he aquí que yo estoy con vosotros todos los días. Sin duda, para la Iglesia adherirse a un falso pontífice sería lo mismo que adherirse a una falsa regla de fe, ya que el Papa es la regla viva que la Iglesia debe seguir en la creencia y siempre sigue en la práctica, como se verá aún más claramente en lo que se dirá más adelante.

Continúa:

Dios puede permitir que en algún momento la vacancia de la sede se prolongue por un tiempo considerable, o que surja alguna duda sobre la legitimidad de uno u otro elegido, pero no puede permitir que toda la Iglesia reciba como pontífice a un hombre que no sea verdadero y legítimo. Por tanto, desde el momento en que ha sido aceptado y unido a la Iglesia como cabeza del cuerpo, no podemos seguir considerando la cuestión de un posible error en la elección o de la falta de alguna condición necesaria para la legitimidad, porque la mencionada adhesión de la Iglesia sana radicalmente el error en la elección e indica infaliblemente la existencia de todas las condiciones requeridas. 4

La referencia a la infalibilidad en este contexto puede sorprender a algunos lectores. Existe un error común en la idea de que sólo la enseñanza de la Iglesia sobre las doctrinas divinamente reveladas puede ser infalible. La doctrina revelada es, en efecto, el objeto primario de la infalibilidad. Sin embargo, los teólogos también hablan del “objeto secundario de la infalibilidad”, que consiste en aquellas “otras verdades que se requieren necesariamente para custodiar todo el depósito de la revelación”. 5

Estas verdades, según Monseñor Van Noort, “están tan estrechamente ligadas al depósito revelado que la revelación misma estaría en peligro a menos que se pudiera tomar una decisión absolutamente cierta sobre ellas”. 6

Muchos defensores de la UPA sostienen que la identidad del Papa es una de esas verdades. El Papa es el maestro y gobernador supremo de la Iglesia. Es la regla suprema de la fe, por quien se mantiene la unidad de la profesión de la verdadera fe en la Iglesia. Por lo tanto, su identidad es un objeto secundario propio de la infalibilidad de la Iglesia.

El reverendo Sylvester Berry comenta sobre la aplicación de la infalibilidad secundaria a la identidad del Papa:

Un hecho dogmático es aquel que no ha sido revelado, pero que está tan íntimamente conectado con una doctrina de fe que sin un conocimiento cierto del hecho no puede haber un conocimiento cierto de la doctrina. Por ejemplo, ¿fue el Concilio Vaticano verdaderamente ecuménico? ¿Fue Pío IX un papa legítimo? ¿Fue válida la elección de Pío XI? Tales cuestiones deben ser decididas con certeza antes de que los decretos emitidos por cualquier concilio o papa puedan ser aceptados como infaliblemente verdaderos o vinculantes para la Iglesia. Es evidente, entonces, que la Iglesia debe ser infalible al juzgar tales hechos, y dado que la Iglesia es infalible tanto en la creencia como en la enseñanza, se sigue que el consentimiento prácticamente unánime de los obispos y los fieles al aceptar un concilio como ecuménico, o a un Pontífice Romano como legítimamente elegido, da certeza absoluta e infalible del hecho.7

Como se sugirió antes, una lectura superficial de estos textos podría parecer que lleva inevitablemente a la conclusión de que Francisco debe ser aceptado como Papa. Sin embargo, como también hemos visto, el propio Billot sostiene (como también lo hacen Berry y otros teólogos que expresan la UPA con la misma firmeza) que si un verdadero Papa cayera en la herejía, dejaría de ser Papa y, por lo tanto, necesariamente, un Papa que alguna vez poseyó la UPA dejaría de poseerla.

Parecería, por tanto, que hay una contradicción. Por un lado, la UPA da la certeza infalible de que un hombre es verdaderamente el Papa. Por otro lado, un hombre que posee la UPA podría, según Billot y otros, dejar de ser Papa.

Esta aparente contradicción se evapora cuando examinamos más de cerca lo que significa adherirse a un hombre como el Romano Pontífice.

¿Qué significa adherirse pacíficamente al Romano Pontífice?

En el pasaje citado arriba el Cardenal Billot escribe que “ la sola adhesión de la Iglesia universal será siempre de por sí un signo infalible de la legitimidad de la persona del Pontífice ” porque “ para la Iglesia adherirse a un falso pontífice sería lo mismo que si adhiriera a una falsa regla de fe, ya que el Papa es la regla viva que la Iglesia debe seguir en la creencia y sigue siempre en los hechos .”

O reformulado: la adhesión de la Iglesia a un hombre como Romano Pontífice consiste en tomar a ese hombre como “ la regla viva que la Iglesia debe seguir en la creencia y sigue siempre en los hechos ”.

Juan de Santo Tomás fundamenta su doctrina de manera similar en el hecho de que “a la Iglesia le fue encomendado por Cristo el Señor elegir para sí un hombre que sería tal regla por un tiempo”. “Por lo tanto”, continúa, “así como corresponde al Papa y a la Iglesia determinar qué libros son canónicos, así también corresponde a la Iglesia determinar quién es el hombre elegido para el canon y como regla viva de la fe”. 8

Someterse a un hombre como Papa, adherirse pacíficamente a él como Papa, es inseparable del acto de tomarlo como lo que necesariamente es, “la regla viva” de la fe católica.

Negarse a aceptar a un hombre como “regla viva que la Iglesia debe seguir en la creencia y sigue siempre en la fe”, es negarse a aceptarlo como Papa.

Pero antes de preguntarnos si la Iglesia Católica acepta o no a Francisco como su “regla viva”, examinemos esta doctrina un poco más de cerca.

El Papa como «regla viva de la fe»

El Divino Jefe de la Iglesia Católica, Nuestro Señor Jesucristo, instituyó su Cuerpo Místico para la salvación de la humanidad. Ha ordenado que todos entren en ella como “ la única arca de salvación”, pues “quien no entre, perecerá en el diluvio” 9.

Para que a todas las almas les resulte más fácil identificar la verdadera Iglesia, Nuestro Señor la estableció como un cuerpo visible, con cuatro signos distintivos que son claramente identificables para cualquier persona de buena voluntad. Estos cuatro signos forman parte de la constitución divinamente establecida de la Iglesia, nunca se pueden perder y siempre son claramente visibles. Son:

  • Unidad

  • Santidad

  • Catolicidad

  • Apostolicidad

Por lo tanto, nos referimos a la verdadera Iglesia de Cristo como la Una Santa Iglesia Católica y Apostólica.  La Iglesia es necesariamente Una, es decir, siempre está unida en la fe, el culto y el gobierno.  La Iglesia es necesariamente Santa, es decir, posee perpetuamente la doctrina y los sacramentos que santifican, y produce virtud heroica en numerosas almas en todas las épocas.  La Iglesia es necesariamente Católica, es decir, siempre está dispersa por el mundo y nunca está restringida a ninguna raza o nación en particular.  La Iglesia es necesariamente Apostólica, es decir, está perpetuamente gobernada por obispos que han recibido tanto el poder de las órdenes como el poder de la jurisdicción en sucesión directa de los Apóstoles. 

La Iglesia está gobernada por Nuestro Señor Jesucristo, quien ejerce un triple poder sobre su Iglesia, por medio de su Vicario, el Romano Pontífice, que es la Cabeza visible de la Iglesia militante, y por medio de los Sucesores de los Apóstoles que, con el Obispo de Roma, forman el Colegio Apostólico. Por su poder santificador, los hombres son santificados por los sacramentos, y su Sacrificio se representa en nuestros altares. Por su poder de enseñanza, la fe católica se transmite infaliblemente a cada generación. Por su poder de gobierno, dirige a su rebaño hacia la vida eterna. Nuestro Señor Jesucristo es sacerdote, profeta y rey.

Porque la Iglesia está unida perpetuamente bajo el triple poder de Cristo, decimos que está unida en la fe (bajo el poder de enseñar), en el culto (bajo el poder de santificar) y en el gobierno (bajo el poder de gobernar). Esta unidad nunca se puede perder –ni siquiera por un momento– y siempre será visible para los hombres y mujeres de buena voluntad.

De la perpetua unidad de la fe de la Iglesia, el Papa León XIII enseña:

La concordia y la unión de los espíritus son el fundamento necesario de esta perfecta concordia entre los hombres, de la que resultan naturalmente la concordia de las voluntades y la semejanza de las acciones. Por eso, en su divina sabiduría, ordenó en su Iglesia la unidad de la fe, virtud que es el primero de los vínculos que unen al hombre con Dios, y de donde recibimos el nombre de fieles: «Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo» (Ef 4, 5).
Es decir, como hay un solo Señor y un solo bautismo, así también todos los cristianos, sin excepción, deben tener una sola fe. 10

Todos los católicos profesan exactamente la misma fe, sin desviarse ni en una sola proposición:

Él manda absolutamente que se dé el asentimiento de fe a su enseñanza, prometiendo recompensas eternas a quienes crean y castigo eterno a quienes no crean… Él exige el asentimiento de la mente a todas las verdades sin excepción. Por lo tanto, era el deber de todos los que oían a Jesucristo, si deseaban la salvación eterna, no sólo aceptar su doctrina en su totalidad, sino asentir con toda su mente a todos y cada uno de los puntos de ella, ya que es ilícito negar la fe a Dios incluso con respecto a un solo punto. 11

Y:

La práctica de la Iglesia ha sido siempre la misma, como lo demuestra la enseñanza unánime de los Padres, que solían considerar fuera de la comunión católica y extraño a la Iglesia a quien se apartara en lo más mínimo de cualquier punto de doctrina propuesto por su Magisterio autorizado. Epifanio, Agustín, Teodoreto, redactaron una larga lista de las herejías de su tiempo. San Agustín advierte que pueden surgir otras herejías, y que si alguno da su asentimiento a una sola de ellas, queda por el mismo hecho separado de la unidad católica. «Nadie que simplemente descree de todas (estas herejías) puede por eso considerarse católico o llamarse tal. Porque puede haber o surgir algunas otras herejías que no están expuestas en esta obra nuestra, y si alguien se adhiere a una sola de ellas, no es católico» (S. Augustinus, De Haeresibus, n. 88). 12

Todos sabemos que cuando los seres humanos se reúnen en cualquier organización, en cualquier ámbito, en cualquier familia, pronto se ponen en desacuerdo y adoptan posiciones diferentes. ¿Cómo es posible, entonces, que millones de hombres, mujeres y niños en todo el mundo profesen exactamente la misma fe, y no sólo en un momento dado, sino durante casi dos mil años?

Esta unidad milagrosa a través del tiempo y del espacio sólo es posible porque todo católico, sin excepción, se somete a una regla de fe externa. Por definición, católico es aquel que conforma su intelecto a esta regla de fe que propone el magisterio de la Iglesia, cuyo ejercicio supremo corresponde al Sucesor de San Pedro.

Es mediante la adhesión a esta suprema regla de fe, el Papa, que la Iglesia mantiene perpetuamente la unidad de la fe que le fue otorgada por Jesucristo.

Consideremos ahora nuevamente el pasaje del cardenal Billot citado arriba:

La sola adhesión de la Iglesia universal será siempre, por sí misma, un signo infalible de la legitimidad de la persona del Pontífice y, más aún, incluso de la existencia de todas las condiciones requeridas para la legitimidad misma. No es necesario buscar de lejos la prueba de esta afirmación. La razón es que se toma inmediatamente de la promesa infalible de Cristo y de la providencia.  Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, y  he aquí que yo estoy con vosotros todos los días. Sin duda, para la Iglesia adherirse a un falso pontífice sería lo mismo que adherirse a una falsa regla de fe, ya que el Papa es la regla viva que la Iglesia debe seguir en la creencia y siempre sigue en la práctica, como se verá aún más claramente en lo que se dirá más adelante.

La Iglesia no puede adherirse universal y pacíficamente a un falso pontífice, porque eso equivale a apartarse de la fe católica. Esto se desprende del hecho de que adherirse a un hombre como Papa es inseparable de adherirse a él como regla de fe. La Divina Providencia asegura que esto nunca ocurrirá.

Por lo tanto, cuando la Iglesia se somete a un hombre como “regla viviente de la fe”, ese hombre necesariamente debe ser el Papa.

Si la Iglesia Católica se adhiere universal y pacíficamente a Francisco como la “regla viviente de la fe”, entonces parecería difícil negar que él es Papa.

Pero ¿le ofrece ella tal adhesión de manera universal y pacífica?

¿Se adhiere la Iglesia Católica a Francisco como “regla viva de fe”?

La Iglesia Católica es:

La sociedad de los hombres que, por la profesión de la misma fe y por la participación de los mismos sacramentos, forman, bajo el gobierno de los pastores apostólicos y de su cabeza, el reino de Cristo en la tierra. 13

Son miembros de la Iglesia aquellos que están bautizados, profesan públicamente la fe católica, se someten a las autoridades legítimas de la Iglesia y no están bajo sentencia de excomunión perfecta.

...

Aquí vale la pena repetir la explicación del cardenal Billot de la herejía como la elección de una regla de fe distinta de la del magisterio de la Iglesia Católica:

Según el origen del término y el sentido constante de toda la tradición, se llama propiamente hereje a quien, después de haber recibido el cristianismo en el sacramento del bautismo, no acepta la regla de lo que se debe creer del magisterio de la Iglesia, sino que escoge de otro lugar una regla de creencia sobre las cuestiones de la fe y de la doctrina de Cristo: ya siga a otros doctores y maestros de la religión, ya se adhiera al principio del libre examen y profese una completa independencia de pensamiento, o finalmente descrea incluso de un solo artículo de los que la Iglesia propone como dogmas de fe. 14

El católico elige como regla de fe el magisterio de la Iglesia católica, ejercido principalmente por el Papa. El hereje elige otra cosa.

La pregunta que debemos hacernos es ésta: ¿La Iglesia católica, es decir, “la sociedad de hombres” que comparten la “profesión de la misma fe”, se somete a Francisco como su “cabeza” y, por tanto, su “regla viva de fe”?

Una de las razones por las que he llamado la atención sobre la definición de la Iglesia y los criterios de pertenencia aquí es para dejar claro que sólo nos interesa si la Iglesia Católica acepta a Francisco como su cabeza, no a aquellos que ya se han apartado de su profesión pública de fe. No esperamos que la Iglesia Ortodoxa Rusa o el Sínodo Anglicano nos digan quién es el Papa. Tampoco deberíamos esperar que aquellos que por su herejía pública se hayan separado claramente del Cuerpo Místico de Cristo.

Desde el Concilio Vaticano II existe un cisma de facto entre quienes buscan adherirse fielmente a la revelación divina confiada a la Iglesia católica y transmitida infaliblemente por el magisterio eclesiástico, y quienes, abandonando cualquier intento de fidelidad, siguen claramente una regla de fe diferente.

Para los fines de este artículo, no es necesario trazar una línea absolutamente nítida entre quién es miembro de la Iglesia Católica y quién está alineado con ese otro grupo, que podríamos llamar “la Iglesia sinodal conciliar”, si queremos estar al día con su propia autodescripción. Simplemente es necesario dejar en claro que al evaluar si la Iglesia Católica acepta a Francisco como la “regla viviente de fe”, solo nos interesan aquellos que buscan su regla de fe en el magisterio de la Iglesia Católica, no en aquellos que la buscan en otra parte.

En mi artículo anterior sobre este tema, señalé que durante el supuesto pontificado de Francisco se han observado decenas (si no cientos) de desviaciones públicas de la fe divina y católica, lo que manifiesta claramente que Francisco no toma su regla de fe de la Iglesia Católica, sino que sigue una regla propia. Llamé la atención en particular a las siete herejías que Francisco presentó a la Iglesia universal en la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, a la corrección pública que le siguió y a la negativa de Francisco a retractarse de esas herejías.

Desde la publicación de Amoris Laetitia , los obispos han estado divididos entre sí sobre la interpretación de su permiso para que los “divorciados vueltos a casar” reciban la Sagrada Comunión. Por ejemplo, los obispos polacos emitieron una declaración defendiendo la doctrina ortodoxa, mientras que los obispos argentinos emitieron una declaración adhiriéndose a la posición errónea propuesta en Amoris Laetitia. Francisco, mediante un acto oficial, establecido en Acta Apostolicae Sedis, confirmó la interpretación de los obispos argentinos como reflejo de su verdadero significado.

Aquí vemos dos puntos con gran claridad: (i) Francisco se aparta públicamente de la regla de fe propuesta por el magisterio de la Iglesia Católica y (ii) partes significativas del episcopado se niegan a seguirlo como la “regla viva de fe”.

Los ejemplos de este tipo se pueden multiplicar. Se han emitido numerosas dubia y correcciones públicas, a menudo respaldadas públicamente por cardenales y obispos, todas ellas manifestando el rechazo colectivo de los fieles católicos a adherirse a Francisco como su “regla de fe viva”.

De hecho, se puede afirmar con seguridad que cuanto más se empeña una persona en adherirse fielmente a todo lo que la Iglesia siempre ha enseñado, más desconfiada se vuelve de todo lo que le viene de Francisco. Esto es precisamente lo contrario de lo que se esperaría ver al observar la relación entre los fieles católicos y aquel a quien consideran Sucesor de San Pedro y “regla viva de la fe”.

Este estado de sospecha, de reserva de juicios, de comparación interminable entre la doctrina propuesta por Francisco y la enseñanza previa del magisterio, impregna a toda la Iglesia. Es la disposición de cardenales y obispos de todo el mundo, así como de decenas de miles –o más– de clérigos y laicos.

Será útil aquí considerar la diferencia entre la “regla de fe próxima” y la “regla de fe remota”.

La regla de fe próxima es el magisterio eclesiástico tal como existe en el presente. Es la enseñanza del Papa y de los obispos en la actualidad.

La regla remota de la fe es la Escritura y la Tradición.

El teólogo Joachim Salaverri resume:

La Escritura y la Tradición son, por tanto, la regla remota y objetiva de la fe, porque de ellas, como de fuentes, el Magisterio extrae lo que propone a los fieles para su fe.
El Magisterio, sin embargo, es la regla próxima y activa de la fe, porque inmediatamente de él están obligados los fieles a aprender lo que deben creer acerca de aquellas cosas que están contenidas en las fuentes de la revelación, y lo que deben mantener acerca de aquellas cosas que tienen una conexión necesaria con las verdades reveladas. 15

Cuando hablamos de someternos al Papa como “regla viviente de fe”, queremos decir que lo tomamos a él, y a los obispos que enseñan en unión con él, como la “regla próxima” de lo que debemos creer. Sabemos también, por nuestra fe en las promesas de Cristo, que la enseñanza de la “regla próxima” nunca se desviará de la “regla remota”.

Pero hoy los fieles católicos no se acercan a Francisco de esta manera. En cambio, continuamente comparan su doctrina con la contenida en la Escritura y la Tradición, la “regla remota de la fe”, para juzgar por sí mismos si es ortodoxa. Lo hacen porque saben que, como resultado de su alejamiento público de la fe católica, no es un maestro legítimo de la fe. Así, vemos un ejemplo de cómo la Iglesia Católica retiene su adhesión a un hereje, una vez que la herejía se hace conocida.

Si bien la herejía de Francisco hace que esta retención de adhesión sea obligatoria para los católicos, se trata de una clara inversión de la relación adecuada entre el Papa y los fieles, entre el maestro y el enseñado, y manifiesta claramente que los católicos no toman a Francisco como su regla viva de fe.

La disposición de los católicos hacia un verdadero Papa está bellamente expresada por el Papa Pío XI en su carta encíclica Casti Connubii, donde escribe: “una característica de todos los verdaderos seguidores de Cristo, letrados o iletrados, es dejarse guiar y conducir en todas las cosas que tocan la fe y la moral por la Santa Iglesia de Dios a través de su Pastor Supremo, el Romano Pontífice, quien es guiado él mismo por Jesucristo Nuestro Señor.” 16

Pero nadie que quiera conservar la fe católica se dejaría jamás “guiar y conducir en todo lo que toca a la fe o a la moral” por Jorge Mario Bergoglio.

...

Conclusiones

Si los católicos universalmente y pacíficamente trataran a Francisco como la “regla viva de la fe” e hicieran suya la profesión de la doctrina propuesta en sus documentos de enseñanza oficiales, como el Catecismo revisado de la Iglesia Católica, la Iglesia habría desertado y dejado de existir, porque habría perdido la unidad de la fe que le fue otorgada por Jesucristo.

De hecho, la Iglesia católica se ha negado a adherirse a la falsa regla de la fe, como se ve en el número de católicos de todos los niveles de la Iglesia –laicos, obispos y cardenales– que han rechazado públicamente las herejías enseñadas por Francisco, ya sea en el Catecismo enmendado, Amoris Laetitia, o en otros documentos publicados con un carácter aparentemente oficial. Varios de estos clérigos han puesto su firma en documentos que acusan públicamente a Francisco de enseñar herejías.

Al hacerlo, se han negado públicamente a adherirse a Francisco como la “regla de fe viva”, prefiriendo en cambio adherirse públicamente a la regla de fe propuesta por el magisterio de la Iglesia Católica.

Como escribe el cardenal Billot: “la adhesión de la Iglesia a un falso Pontífice sería lo mismo que su adhesión a una falsa regla de fe, siendo el Papa la regla viva de fe que la Iglesia debe seguir y que de hecho sigue siempre”.

En resumen, si la Iglesia se adhiere pacífica y universalmente a un hombre como Papa, se adhiere a él como regla viva de fe. Pero la Iglesia no se adhiere pacífica y universalmente a Francisco como regla viva de fe. Por lo tanto, la Iglesia no se adhiere universal y pacíficamente a Francisco como Papa.

Por lo tanto, el argumento de la adhesión universal y pacífica no puede utilizarse para llegar a la conclusión de que Francisco es el Papa.

De hecho, la doctrina de la adhesión universal y pacífica, que nos enseña que la Iglesia Católica nunca puede adherirse a una falsa regla de fe, sólo puede fortalecer nuestra convicción de que Jorge Mario Bergoglio no es el Papa.

NOTAS

1Cardenal Louise Billot SJ, Tractatus De Ecclesia Christi, 5ª edición, pp. 623-636 (Roma: Pontificia Universidad Gregoriana, 1927). Traducción: https://novusordowatch.org/billot-de-ecclesia-thesis29/ .

2 Billot , De Ecclésia

3 Ibídem

4 Ibídem.

5 Esquema Revisado, Cn 9 – Proyecto de Cánones del Vaticano I. Citado en Salaverri, 266.

6 Van Noort,  Teología dogmática, volumen II: La Iglesia de Cristo , pág. xxvi.

7 Rev. E. Sylvester Berry, La Iglesia de Cristo: Un tratado apologético y dogmático, (Mount St. Mary's, 1955), pág . 290 .

8 Juan de Santo Tomás, C ursus Theologicus, Tomus Séptimo en Secunda Secunda, Tratado sobre la autoridad de la Suma Pontificia, Disputa II, Artículo II, págs. 228-264 . Traducción completa del pasaje: https://www.wmreview.org/p/jst-upa-i .

9 Papa Pío IX, Singulari Quadem

10 Papa León XIII, Suficientemente conocido , núm. 6.

11 Ibídem, 8.

12 Ibídem, 9.

13 Van Noort,  Teología dogmática, volumen II: La Iglesia de Cristo , (6ª edición, 1957, trad. Castelot y Murphy), pág. xxvi.

14 Cardenal Luis Billot, De Ecclesia, Pregunta 7: Los miembros de la Iglesia, (extractos traducidos por el padre Julián Larrabee).

15 Joachim Salaverri SJ, Sacrae Theologiae Summa IB, (1956; traducido por Kenneth Baker SJ, 2015), p 296.

16 Papa Pío XI, Casti Connubii, núm. 104.